A ocultas del conocimiento generalizado del público mundano, parte de este, gustoso incluso del buen arte; cerca de los dÃas veintitantos de marzo se celebra en Morón, ciudad del Gallo, el Jazz Centro. Organizado por el quinteto La Familia; parte importante de la jazz band compuesta por 13 músicos, con un sobresaliente predominio de instrumentos de viento en las noches de concierto, tales como: la trompeta, la familia del saxofón y el trombón. La eventualidad gana espacio en el teatro Reguero, local que, en futuros años, se estima no alcance para suplir las necesidades de la audiencia.
En una provincia como Ciego de Ãvila que para nada es la más destacada en la proyección artÃstica, Morón se muestra como una alternativa cultural de excelencia, gracias al Jazz Centro. El festival surge desde el seno de la familia de músicos Oney. La necesidad de extrapolarse de los cayos turÃsticos, que, a pesar de ser una excelente oportunidad de trabajo para los artistas, es una prisión de la libertad musical y enriquecimiento del alma. Nace en el año 2015 un nuevo espacio para la música en vivo de orquesta, teniendo sus raÃces en una peña representativa del género, con sede en la Fundación Nicolás Guillén de la localidad.
La longevidad no es una caracterÃstica de dicho espectáculo, pero la calidad sufre sus más altos extremos en el seno de su celebración, justo una semana antes del Piña Colada. A pesar de su corta vida, no se ha dejado reposar la costumbre sobre el mismo, la participación de invitados como, el de su tercera edición, Alfred Hubert Thompson Grinion, director de Caribbean Emsemble; el grupo moronense Dharma, indefinible en un género en especÃfico a pesar de la lÃnea audiovisual que proyectan; Mestizaje, grupo de jazz de Matanzas con jóvenes y virtuosos representantes, y Liván Tartabull y su quinteto de saxofones, son una variable indefinible hasta su llegada cada año.
El anhelo de tener en la eventualidad sin precedentes, a músicos de la talla de Alain Pérez, es un deseo que no se le pasó por alto a Dairon Oney, gran amigo del trinitario, en el festival Piña Colada 2019 durante la clase magistral del sonero en la Asociación Hermanos SaÃz en Ciego de Ãvila. Su cuarta y próxima edición estará dedicada a un multiinstrumentalista moronero, integrante de la agrupación Bellita y Jazz Tumbatá, Miguel Antonio Miranda López, alias El pulpo; nombre ganado por su capacidad para ejercer varios instrumentos a la vez.
Miranda, es también padre del baterista integrante de Dharma, Dairon Miranda Valladares, quien es bien recordado por protagonizar una extraordinaria guerra de baterÃas en la segunda edición del evento, en 2018. MagnÃfico serÃa presenciar en una segunda parte, tal derroche de talentos, esta vez padre e hijo.
Varias locaciones han recibido al elenco en su trayectoria, adaptado a la organización de cada año, tales como la sede Nicolás Guillen, la presentación especial en el cine Higuera del municipio Bolivia (en 2019) y la habitual descarga del último dÃa en el Centro de Casas de Morón, manteniendo su sede principal en las primeras dos noches. No es secreto que, público del municipio cabecera anhela la extensión del festival hacia su territorio, lo cual serÃa magnÃfico, si descartamos el miedo a que nos sea extirpado y nunca más vuelva a ser Morón y su reguero un centro para el jazz.
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