Con objetivo, no menos, que de abrir el Trovándote 2020, «tras años de intentos fallidos», según el organizador del evento avileño Jorge Luis Neyra, llega a tierras avileñas, el nacionalmente reconocido por su éxito «Pilón», William Vivanco. Como figura clave de tal evento siempre es bien elegido quien dará el primer paso la noche inicial en el Patio de la UNEAC en Ciego de Ávila; quien pondrá cerca del cielo las expectativas de los restantes tres días. Y sí, lo hizo, William Vivanco vino para recordarnos que «el pilón es sin miseria».
Un atrevimiento sin precedentes dentro del evento en sus 15 años. Por primera vez se toma como una de sus sedes un local que difiere con el público habitual del festival, El Patio de Artex del municipio cabecera, y qué noche, la de apertura. Tocar en centros con costo de entrada superior a los 10 pesos, moneda nacional, suponía un atentado contra la asistencia común al Trovándote. Algo digno de ver la noche del miércoles 11 de marzo.
La experiencia para el invitado se resumió en: «Nunca había tocado en este lugar, en giras, aparecí en escena en el Teatro Principal. Neyra me llamó y me comentó que tocaría en un lugar de entrada paga … y por qué no, acepté.» Pero la misión de enfrentar el estar fuera de la zona de confort de organizadores y seguidores, le quedó pequeña al santiaguero. Un buen artista solo tiene como límite su talento.
No se puede decir que fue un concierto a patio lleno, tampoco se puede negar que fue un espectáculo de lujo, una entrega íntima entre el interprete y su público, pues todo quien estuvo allí, quedó claro, fue a vivir la experiencia que es escuchar a William Vivanco en vivo. Según mi experiencia, no desiste de incitar a su público a vocalizar, como si todos mostrásemos ser tan histriónicos como él, que logra estupendos agudos y grabes notas, demostrando tener un amplio registro. Es un disfrute total escucharle interpretar como un cantaor gitano o un arraigo afrocubano y hasta un cántico irlandés.
Canciones de su último álbum «Lamento Congo», como «Carabela», formaron parte del repertorio de la noche, así como las más notables y reconocidas «El Pilón», compuesta como un canto nostálgico, recordando el calor del oriente, a cientos de kilómetros de casa, a 30 grados bajo cero, en Noruega, o el son montuno «…ya estamos llegando… jugando, jugando… aquí todos somos proletarios» «Guacho a la cosecha». Una remezcla de ritmos se evidencia de principio a fin, tal es uno de sus más extremos casos, su Danzón-Chá, «Ríos que no vuelven».
Entre las nuevas pistas en su más reciente fonograma, resalta la versión de la autoría de Miguel Matamoros, «La Cocainómana», canción grabada en anterior ocasión por el también cantautor Silvio Rodríguez. Pieza a la cual se refiere Vivanco como «Un tabú que ha trascendido por los años. Al día de hoy se sigue viendo de mala manera. Tema el cual logró tratar Matamoros con una gran elegancia.»
William afirma «El concierto ha sido muy emotivo de parte del público y su respuesta. Es gratificante como en Ciego de Ávila existe un sector joven amante de la canción de autor, con mucho ímpetu y ganas de escuchar el género» –agradece el artista– «corro con la suerte de tener entre los escucha a los hijos de quienes en un principio siguieron a Vivanco, una generación se ha transmitido a la otra como una cadena».
Desde hacía un tiempo ya, mucho para él, no visitaba la provincia. Vino en la ocasión, a celebrar en conjunto, sus 15 años de vida artística y el «otra y otra» del final, fueron otras cuatro canciones para su público que terminó la noche bailando ajeno a la existencia de sus sillas.
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