Por estos días la galería Oscar Fernández Morera de la provincia de Sancti Spíritus exhibe una exposición atrevida, Todos los caminos conducen a Eros, la cual forma parte de un proyecto curatorial de los jóvenes creadores Raúl Valle Catalá y Aliosha Díaz Jiménez, en colaboración con seis artistas invitados y especialistas del Consejo Provincial de las Artes Plásticas.
Una veintena de obras pictóricas, fotografías, audiovisuales y esculturas han sido agrupadas bajo el nombre del dios griego del amor y la atracción sexual, con el propósito de explorar las intimidades del ser humano, y, una vez más, se retoma la silueta femenina como paradigma del deseo y el placer.
Las fantasías sexuales predominan en esta muestra que, a decir de sus organizadores, busca crear en el espectador la avidez hacia el coito en su forma más artística.
Así lo confirma “Sugerencia 7” y “Sugerencia 9”, dos instantáneas del joven creador mexicano José Javier Morales que focalizan la atención del público en áreas corporales.
La sonrisa maliciosa de quienes evocan lo anecdótico sale a relucir en el salón, puesto que al apreciar —en las obras del artista— un ombligo seguido de un par de labios entreabiertos, esos que seducen y atraen a dos cuerpos hacia un baile primitivo, los visitantes no pueden contenerse y echan a volar la imaginación.
Mientras, otros nobeles artistas como Darel Martínez y Vladimir Osés recrean en “Versus” y “El beso”, en ese orden, uno de los motivos amorosos más explotados por el arte occidental. El primero, mediante la descomposición en píxeles de una imagen que luego lleva al acrílico sobre lienzo. El segundo, como bien afirma el crítico de arte espirituano Maikel Rodríguez, disuelve los «rostros de los amantes en un sinnúmero de burbujas de aire o gotas de saliva, sustancias protagónicas del intercambio de soplos y fluidos que acompañan a un beso, en una estética muy similar a la construcción puntillista de imágenes mediante pequeñas superficies de color dispuestas una junto a la otra».
Quizás, Todos los caminos… sea una presentación que, por una parte, estigmatice la temática, y, por la otra, la adolezca, ya que refleja solo un universo reducido de lo erótico en el ser humano y defiende una heterosexualidad normativa, siempre localizada en lo femenino, aunque también aborde el amor y la atracción lésbica.
Sin embargo, lo cierto es que es una muestra sorprendente, que logra persuadir a aquellos que nunca habían entrado en una galería de arte.
Acaparan la atención dos de los materiales audiovisuales incluidos en la muestra (“Después del azul”, de Larissa Morell, y “Antropometrías”, de Alián Martínez), los cuales rinden homenaje al francés Yves Klein, interesado en explorar las posibilidades del cuerpo femenino como instrumento pictórico. Ambos trabajos ilustran el impacto del imaginario kleiniano en los referentes plásticos y estéticos contemporáneos.
También la muestra incluye otras piezas que reflejan lo sensual y, también, lo manido. No obstante, difícil es alcanzar la complacencia de todos los públicos y por tanto, la propuesta estética es tan válida como cualquier otra. Solo se espera que en otras ediciones estos jóvenes incorporen matices de las más variadas sexualidades.
Usted tiene en esta ocasión la oportunidad de deleitarse, comentar, criticar y hasta de sonrojarse, si es así el caso…La imaginación correrá por su cuenta.
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