¿Es Santiago de Cuba una ciudad para el jazz?
La respuesta es concreta: SÍ.
Santiago es una ciudad multicultural donde la buena música y el buen arte es percibido y recibido de formas muy sui géneris. En estos días en que está de moda el término de Ciudad Creativa, y donde los santiagueros nos hemos propuestos ver a la ciudad bajo los resortes de este concepto, distinguir a nuestra urbe como una ciudad musical es una mirada válida y consecuente con las acciones diarias que se acometen para promover, divulgar y crear desde la perspectiva de la música, que provoca la expresión genuina/corporal del santiaguero.
Más de una decena de festivales y eventos adornan la sonoridad de la cartelera cultural de la provincia; entre ellos destacan algunos del sistema institucional de la cultura como el Matamoros Son, los festivales de la Trova Pepe Sánchez y el Internacional de Coros Electo Silva In Memoriam, además del Jazz Plaza; este último genera una conexión entre las dos ciudades más importantes del país, donde la música se muestra como un elemento unificador desde lo cultural aunque se revierte en intercambio y simbiosis de los valores más característicos de la nación. La UNEAC provincial también sostiene jornadas legítimas de señalar: El Festival de Boleros y El Amigos del Jazz, ambas jornadas con un marcado arraigo por parte de los ciudadanos. A todo esto, hay que sumarle la evidente y auténtica perspicacia de la Asociación Hermanos Saíz como parte de ese sistema y su labor en pos del desarrollo de los jóvenes baluartes de la creación artística.
La AHS responde a una diversidad que hoy, en Santiago de Cuba, solo puede encontrarse en sus filas y en los proyectos que se generan desde allí. Los festivales y eventos responden a una estrategia para visibilizar aquellos nichos de la creación donde sus exponentes tengan mayores resultados con su obra. Ese arcoíris se matiza con los festivales: Rockevolution, Festival de Música Electrónica Playarte, Festival de Hip Hop Palabras y el Encuentro de Jóvenes Intérpretes del Jazz JazzNamá. Espacios que son necesarios en materia de política cultural, aportándole calidad y diversidad a la programación cultural de la provincia, la cual se resume en una cartelera enorme que necesita de elementos como los aportados por la asociación para dinamitar sus espacios y revolucionarlos.
En una ciudad donde todas las semanas hay un evento importante, que genera plazas múltiples para el diálogo y la superación, la AHS emerge como un punto de resistencia cultural, no solo a la chatarra que algunos pretenden nombrar como arte y que cada vez gana más sitio en los círculos sociales más vulnerables, sino también a esa propia programación cultural a la que responde y con la que entra en constante incompatibilidad.
Lo antes dicho parece una contradicción, y en esencia admito que lo es, pero nuestras instituciones aun no actúan con toda la coherencia política, cívica y estética necesaria. Llevan años inmovilizadas desde su quehacer y son (hoy) víctimas de sus propias incapacidades. Las grandes citas que emanan de su funcionamiento son sostenidas por un impulso otro, que responde a una integración momentánea (efectista e inorgánica) y que no desprende saberes visibles a ese funcionamiento.
Se hacen visibles notables incongruencias: una planificación que no organiza el proceso, la no jerarquización, la programación de artistas que contradicen el objeto social de quien lo programa, así como divulgación de acciones culturales sin una proyección desde la comunicación especializadas, entre otras que harían extensa esta lista. En medio de todas estas contradicciones, la AHS entra, participa, se compromete, pelea y se responsabiliza con ideas y acciones concretas. Un ejemplo auténtico es el ya mencionado Encuentro de Jóvenes Intérpretes del Jazz: JazzNamá.
Esta cita entre artistas del género se piensa como plataforma para la superación, viéndola como creación pura por parte de los noveles cultores del género, así como plataforma para el diálogo generacional. El encuentro que siempre es en febrero, en esta ocasión se celebra entre los días 21 y 25, busca el reconocimiento a aquellas entidades y personalidades que permiten un desarrollo teórico-práctico del género.
En esta edición se reconocerán al Conservatorio Esteban Salas, escuela que ha formado durante 60 años un sinfín de generaciones y con la cual la AHS en la provincia sostiene acciones sistemáticas conjuntas en pos del desarrollo de los jóvenes músicos en formación; y también la dedicatoria llega al cuarteto de saxofones Magic Sax Quartert, agrupación santiaguera de referencia ineludible para nuestros jóvenes músicos y que han contribuido a la formación de muchas generaciones, algunos de ellos hoy participantes del evento.
Para esta ocasión se escucharán sonoridades provenientes de varios proyectos creados dentro de la propia enseñanza, los cuales intercambiarán con distintas agrupaciones del país. Destacan el cuarteto de viento Confluencias, galardonado en la más reciente edición del JoJazz. Asimismo se prevé que el encuentro se extienda por varios centros culturales del territorio, dígase el Iris Jazz Club, la sala de conciertos Dolores, el Museo de la Música, el patio de la Casa del Joven Creador y el Conservatorio Esteban Salas.
JazzNamá 2020, contará con un apartado dedicado a la teorización entorno al género nacido en New Orleans y llegado a Cuba a inicios del siglo pasado. De esta forma, el evento prevé la presentación de libros, ponencias, conversatorios con protagonistas, entre ellos se destaca la del musicólogo y periodista Joaquín Borges Triana. Contará también con un panel dedicado a la promoción y producción musical del género y las posibilidades que ofrece la AHS como un camino útil para transitar.
Cuando aun se escuchan los ecos de la pasada edición del Jazz Plaza, Santiago de Cuba abrirá sus puertas a un festival que está llamado a fomentar el gusto musical, además de servir de laboratorio para la experimentación en un género caracterizado por la improvisación del ritmo y la libertad creativa de sus exponentes.
Con estas premisas pudiéramos volver a la esencia de la pregunta inicial.
¿Por qué la cuna del son es un espacio real para el jazz?
¿Cómo entroniza un género foráneo en una ciudad tan tradicional?
¿Por qué tantos jóvenes en formación apuestan por este género?
Hay que entender a Santiago de Cuba como una ciudad que está experimentando cambios gigantescos en toda índole. Una ciudad que se desmarca y dentro de la propia inmovilidad que en algunos sectores se aferran para sostenerla, la ciudad fluye y se busca así misma. Es Santiago un espacio para la trova, el rock, el hip hop y el jazz. Es Santiago un espacio para hacer converger lo tradicional y la vanguardia, en esa búsqueda encontrar los modos institucionales es de una importancia capital incluso para esa tradicionalidad que nos identifica en cada sector.
Debemos estar prestos para dialogar con todo lo que culturalmente nos permita crecer. La apuesta de los más jóvenes por este género forma parte de esa resistencia cultural de las nuevas generaciones a códigos gastados, y al mismo tiempo la participación junto a los referentes directos del jazz en la isla, en la programación ya referida.
¿Qué pasaría si esta programación fuera totalmente eficiente?
Esta pregunta es solo para generar un punto de análisis en otro comentario. El potencial institucional y humano (a pesar del éxodo) es suficiente para convertir a Santiago en una Ciudad Creativa, como urbe cuyo patrimonio musical es incomparable. Ajustar esos recursos a través de un diseño afín con el contexto permitiría visualizarla, compartirla y renovarla desde una impronta universal, necesaria como ciudad de futuro y presente.
Descargue el Programa del Encuentro de Jóvenes Intérpretes del Jazz JazzNamá
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