Una joven aldeana de la Renania medieval inspira el amor de Loys, bajo cuyos andrajos de pueblerino se encuentra el duque Albrecht. Hilarion, cazador, tiembla de celos. En dos actos de un ballet con música de Adolphe Adam suele contarse la historia de Giselle. Pero la Directora ArtÃstica Idania GarcÃa Castañeira prefirió decirlo de otra manera.
Para contarnos su Yisel, bebió de la pieza romántica y dispersó su propia versión sobre las tablas. Una que recurre al humor en registro coloquial, para presentarnos personajes con identidad y carisma. Cuyo referente inspira a lo sublime, pero que a la velocidad de la luz nos aterriza en la circunstancia bucólica de Gisselle.
Y por si pareciera poco atrevida la parodia, tres tÃteres interpretan a los personajes principales y nos conducen por una suerte de secuela jocosa de la obra original. Estos son presentados mediante la recurrencia a algunos actos y la música incidental o en primer plano, en muchas ocasiones, del clásico; trascendencia textual que agradece el público, pero que responde también a cierto objetivo pedagógico detrás de esta entrega.
“Tanto los niños como los adultos que no conocen la obra original pueden acercarse a la trama, porque es narrada con naturalidad y desenfadoâ€, explica al Portal del Arte Joven Cubano Idania GarcÃa, quien además de actuar y dirigir, concibió este original y todo el diseño escenográfico y sonoro.
Comenta también que el trabajo con tÃteres fue un elemento de singular importancia en esa intención subyacente. Debido entre otros aspectos, a que “resultan muy atractivos se logra sensibilizar al público con la representación de valor universal.â€
De este modo, la reconocida actriz de la CompañÃa Teatral Mejunje se desdobla en escena a través de tres personajes, dos de ellos masculinos; tÃteres que manipula con maestrÃa y a los cuales imprime con su voz matices especÃficos.Â
En escena, Yisel, es maniobrada por Denet Garcés Ãguila GarcÃa, quien cuenta con cinco años de estudio del ballet, pero asume por primera vez la actuación y también se inicia como titiritera. “Intercambiamos experienciasâ€; afirma acerca de lo que significó colaborar con la directora en el montaje de pasos y figuras propias del ballet.
Pero aun cuando esta retroalimentación pudiera mantener una intensidad dramática, puesto que se nutre de recursos bastante atractivos, pasado el primer acto comienza a resentirse el ritmo de la obra teatral. Puesto que los diálogos se tornan algo vacÃos. El romance se convierte en melodrama. Se entiende, está claro, la intencionalidad, la ironÃa hacia el edulcoramiento del romance. Pero redunda en un estancamiento momentáneo del ritmo narrativo que nos deja también un sabor superfluo del tema.
Aun asÃ, captan la atención la recurrencia a localismos jocosos, destellos de improvisación y la gran originalidad de la puesta en sÃ. Se superpone a todo esto el magistral manejo de los tÃteres.
Madre e hija soñaron esta singular puesta que tuvo su debut en marzo del año pasado con motivo del ejercicio de graduación de Denet Ãguila. Una vez egresada de la Escuela Provincial de las Artes de Villa Clara seguirá convidando a su disfrute en la sede del Proyecto Mejunje y en otros escenarios del paÃs.
La invitación se agradece, si se tiene en cuenta que esta “Giselleâ€, convida a las propias lecturas paralelas de la leyenda una vez que nos atrevemos a despojarla del preciosismo del ballet para encontrarla en otras poéticas. Y es que mientras Yisel ––la puesta–– nos hace reÃr, podrÃamos preguntarnos nosotros también: ¿Cómo pudo haber sucedido realmente?
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