Hace dÃas se han manifestado diferentes actitudes de rechazo por actos vandálicos realizados por un grupo contrarrevolucionario llamado «Clandestino». Su forma de miopÃa polÃtica fue manchar con pintura roja algunos bustos de José MartÃ, nuestro Héroe Nacional.
Las actitudes de condenas por las redes sociales no se hicieron esperar y, de una forma que hacÃa años no veÃa, distintas personas que viven fueran y dentro del territorio con ideas polÃticas diferentes se han sumado a la condena de dichas actitudes groseras.
Hay que reconocer que disidentes u opositores al gobierno revolucionario también han tenido a José Martà como paradigma de sus actos, cuestión que se manifiesta con la organización contrarrevolucionario nombrada «La rosa blanca» y la televisión y radio MartÃ, en cuya banda sonora se puede escuchar paradójicamente la canción «Clave a Martû, una verdadera joya de patriotismo y antimperialismo cubano.
Este acto antipatriota y de profanación no creo que sea una muestra de personas que ignoran nuestra historia y tradiciones de lucha, al ver que toma como motivo de su ataque a una de las la figuras cimeras de nuestra de Patria. Este suceso, enmarcado en la clandestinidad, es una de las formas de lucha utilizadas en los años 50 del pasado siglo.
Autores de hechos vandálicos contra bustos de José Martà fueron arrestados
Creo que el hecho ocurrió por la imagen de dos personas de la pelÃcula Clandestinos del Premio Nacional de Cine Fernando Pérez, en el cual se muestra, en la parte inferior izquierda de las fotos, el ultraje a las estatuas de MartÃ. Los ejecutores creen que esta actitud es un golpe al estado cubano, cuestión errónea de estos malandros. Ese acto es una bofetada en la cara de todo cubano digno más allá de su posición polÃtica. Porque José Martà representa ese sol que dispersa las tinieblas en cualquier ámbito de la historia de Cuba.
TodavÃa está fresco en mi mente los años de los jóvenes Plaza Marina de la Sociedad Cultural «José Martû, donde Armando Hart fomentó el espÃritu y el amor por el Apóstol, desde una praxis consecuente con los momentos que vivÃamos en aquel entonces y los que vivimos en estos momentos, lo que me permite llenarme de la indignación profunda por esa actitud sapatra.
 Una nueva profanación contra una estatua de Martà es un ultraje que debe tener una respuesta más allá de las palabras y el debate de las redes sociales. Debe transformarse en un nuevo aliento renovador que nos haga celebrar cada 28 de enero con más fuerza y nuevos bustos de José MartÃ, emplazado en cada barrio y corazón de cada cubano y cubana donde quieran que estén. Además de tener presente al Apóstol, más allá delas fechas de su nacimiento y caÃda en combate.
Y aunque retrógrados se vanaglorien de tan salvaje acto, no reconocen en el mismo su suicidio polÃtico y social, porque nadie que haga este tipo de acción, por más digna que pueda creer su causa, tendrá una posición legÃtima en el pueblo cubano. Porque este es un pueblo de patriotas, digno seguidor de los ideales de nuestro Héroe Nacional. Aunque muchos no lo entiendan su pensamiento, lo que sà todos comprenden es que del ideal martiano sólo brotan plantas que convertidas en árboles frondosos, colman con sus frutos y sombras cada paso de las generaciones presentes y las que están por nacer.
En vida, muchos quisieron acabar con los ideales y la actitud de MartÃ, y siempre encontraron en él la enérgica respuesta de nunca dejar y continuar en el empeño hasta el final de las consecuencias. Después de su muerte otros intentaron suplantar su figura y hundirla en el lodo, lo que provocó que muchos intelectuales y jóvenes de aquella época alzaran sus manos para poner sobre la cima del Turquino su imagen, sÃmbolo de la grandeza de su pensamiento que ilumina a nuestra Patria y a cualquier lugar del mundo que necesite su profética figura, como dirÃa Frei Beto. Por eso, a MartÃ, nada, ni nadie lo mancha.
Él habita en cada hombre y mujer digno de está tierra que cree firmemente en el culto a la dignidad plena de hombre.
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