“Quien no vive para servir, no sirve para vivir”
Papa Francisco
Como cada mes, intelectuales, artistas y estudiantes, entre otros, volvieron a encontrarse en el espacio Dialogar dialogar, que auspicia la Asociación Hermanos Saíz (AHS), con el objetivo de promover la reflexión responsable entre los cubanos. En esta ocasión el debate tuvo como centro la labor de los dirigentes como servidores públicos, entre el deber y el deber ser.
José Ernesto Nováez, joven investigador asociado a la AHS y profesor de la Universidad Central Marta Abreu, de Villa Clara, reflexionó sobre el rol de los dirigentes en el socialismo, partiendo de la concepción marxista, en la que se establece que para construir un estado de nuevo tipo hay que tener una masa calificada que pueda llevar adelante el proceso, como quedó demostrado en la experiencia rusa.
“El estado es un medio de dominio de una clase sobre otra, según la visión leninista, y debe tener como principios el control popular sobre los administrativos, que reciban un salario igual al de cualquier obrero, y que antes de ocupar altos puestos todos hayan pasado por cargos administrativos”.
Nováez destacó además entre las características necesarias de los dirigentes, el nivel cultural y la importancia de un pensamiento creativo, tal y como lo tuvieron los líderes históricos de la Revolución cubana.
“No se puede ser dirigente sin partir de las enseñanzas del marxismo, pero sobretodo de la ética martiana”, señaló la panelista Norma Rodríguez, presidenta del Consejo Nacional de las Artes Plásticas; quien rememoró la cercanía del Comandante en Jefe Fidel Castro con el pueblo, como ejemplo de líder capaz de escuchar las necesidades de la población a todos los niveles y de fomentar la retroalimentación constante, “razón fundamental para después de seis décadas la Revolución permanezca con tanta aceptación popular”.
“El dirigente debe ser consciente de que forma parte de un equipo, ese es el punto de partida para aportar al país”, acotó.
Ricardo Ronquillo Bello, presidente de la Unión de Periodistas de Cuba, expresó la necesidad que tiene el país de instituciones y funcionarios sensibles, propios del sistema socialista, porque “tenemos una gran masa burocrática y bastante insensible, evidente cuando la población recurre a las columnas publicadas en los medios de prensa, como la sección Acuse de recibo, del periódico Granma.”
Enfatizó en los valores éticos sobre los cuales se germinó en Cuba la gestión política, estatal y de gobierno, totalmente diferente al funcionario público que surgió después de la revolución industrial, concebido para servir al jefe.
“La herencia de nuestra Cuba socialista la conforman el desprendimiento de próceres como Francisco Vicente Aguilera, uno de los hombres más ricos del país en esa época, quien aseguró que nada tenía mientras no tuviera patria”.
“Somos un estado socialista de derecho, que quiere decir que todos nos debemos en primer lugar a la Constitución, y en segundo lugar a nuestro soberano, que es únicamente el pueblo”.
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