El Conservatorio Esteban Salas celebra con creces una amplia jornada por sus 60 años de existencia. Dicho así parece el encabezado de un hecho noticioso más, de esos que pasan a la vuelta de otro titular cualquiera. Pero no, considero lo que voy a referir en los próximos teclasos como un eslabón de hechos socio-musicales de raíz histórico cultural.
Hace apenas pocos meses comenté en otra de mis colaboraciones la conquista del jazz en el universo estudiantil musical en santiagueras tierras. Ciertamente el nivel medio de música en la oriental urbe–acorde a situaciones contextuales entonces enunciadas– atestigua una especie de “jazzmanía” o “jazzplaga” que fructifica en el interés de las sucesivas promociones de estudiantes y en su inserción en el circuito de promoción y eventos del género en la ciudad y el país. De varias de estas participaciones aflora un importante resultado de galardones que si bien no es el único certificado que avala la calidad de la creación artística, sí constituye incentivo para el creador y una plataforma de visualización.
Digo todo esto porque la más reciente edición del Jojazz una vez más entregó lauros al talento de jóvenes jazzistas en formación, estudiantes de la referida institución de la enseñanza musical cubana. Lo cual se suma a los motivos de celebración que durante todo el año festeja el claustro de profesores, trabajadores y estudiantes del plantel. Y que de forma ineludible brinda continuidad a la saga del “Esteban Salas” en dicho certamen. David Virelles abrió los caminos que tiempo después seguirían Influencia, Okán Jazz y recién, la actual promoción.
En el caso del Cuarteto de Saxofones, con el liderazgo de Alejandro Cera Pérez, en la modalidad de pequeño formato obtuvo el Primer Premio y el galardón colateral que otorga la AHS. A propósito de un encuentro con la prensa el joven manifestó que “para la selección de nuestro repertorio pensamos en arreglos de compositores cubanos como Orlando Cuba Jazz, un arreglista muy conocido en el país, el santiaguero Ernesto Burgos y el saxofonista Paquito de Rivera. Todas las piezas tienen como denominador común la raíz cubana, la apelación a elementos de la rumba y otros componentes de nuestra música”.
La formación ya se había insertado en el evento en la pasada celebración, oportunidad en la que resulta reconocida con una mención en la categoría de interpretación. Al decir de sus integrantes este logro lo vieron como el peldaño a mayores propósitos.
Entre sus principales referentes toman el trabajo de la agrupación profesional Magic Sax Quartet, en la que algunos de sus miembros comparten la dualidad como profesores de la enseñanza artística.
Ahora los jóvenes se proponen continuar el trabajo musical y les resultan atractivas las oportunidades que brindan los premios y becas por la AHS. En este particular ya tienen la posibilidad de una realización audiovisual la cual aspiran a presentar al Cubadisco del venidero año. Además, Alejandro se propone presentarse a próximas ediciones del Jojazz por composición.
Por su parte, José Marcos Antonio Prades, también alumno de tercer año de saxo y además pianista acompañante, le regaló al Conservatorio la satisfacción de crear por vez primera la Jazz Band del centro. Dicho formato resultó galardonado con una mención en interpretación. Este lauro es notorio para quienes en su mayoría cursan el primer y segundo año de alguna de las especialidades en música.
A propósito Marcos Antonio dialogó:
“Nos inspiramos en el trabajo de reconocidas jazz band como la de Joaquín Betancourt y quisimos hacer algo así en el Conservatorio. Desde que estudié en la Vocacional de Arte sentí atracción por lo jazzístico pues soy estudiante de saxo, pero la verdadera pasión llegó cursando el nivel medio, pues ya se tiene mayor nivel de información y conocimiento para la recepción de algo como el jazz. En lo adelante nos proponemos enriquecer el repertorio y esperamos colaborar y recibir el apoyo de la AHS y la UNEAC en nuestro crecimiento artístico”.
También de manera inicial la provincia tuvo representación en el evento en el apartado de composición. Enmanuel Zamora Despaigne, alumno de tercer curso de piano básico protagonizó la página. Entre 14 composiciones de alta calidad tuvo el reconocimiento del comité organizador a las dos obras en competencia, En las nubes y Con los pies en la tierra, las que a su decir elaboró como un collage de cubanía.
Los integrantes de los formatos que participaron en esta edición se sienten motivados e influidos por la más reciente historia de otras formaciones e intérpretes que le han antecedido en el plantel musical, meritorios también de lauros. Reconocen que el cultivo del jazz sienta ya una tradición dentro de las más recientes promociones de jóvenes en la academia musical santiaguera. Esperan insertar su música en el circuito para la promoción del jazz en Santiago de Cuba en espacios como La jutía conga en la UNEAC, el Iris Jazz Club, así como en la red de eventos asociados en el territorio y más allá de sus demarcaciones.
Las noticias se suceden unas a las otras, la historia se compone de hechos que trascienden. Los jóvenes casi siempre tienen el don de protagonizarla.
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