Desde que conocí la obra de Yancarlos Perugorría Díaz sentí encantamiento. Palabra en desuso esa que habla de magia, de ese proceso que es emocional a la vez que intelectual, de ese proceso que visibiliza acción y reacción. El ejercicio del talento de Yancarlos es una de sus bazas de triunfo. Esta entrevista busca identificar la fórmula de su creatividad.
¿Existe una fórmula que explique el talento?
Personalmente no creo que exista fórmula alguna. Cualquier proceso de creación debe partir siempre desde la sensibilidad. Para esta última sí puede existir en parte una fórmula: un fragmento nace con el individuo y es inherente a él, y el resto consiste en la idea de que en donde pudiese existir una fórmula hay también una vinculación y una disposición del individuo por extenderla o elevarla. Estas son tareas que debe estar dispuesto a llevar a cabo durante su mortal existencia.
¿Cómo transcurre tu proceso creativo? ¿Tienes algún método específico para crear?
Me considero demasiado emocional, de ese estado parte mi proceso creativo. Utilizo el dolor, el rencor, la esperanza, la vergüenza, el amor, la ira, el enojo, el pasado, el presente, el futuro, los errores, los aciertos… Son ellos los medios que empleo para enfrentarme a la obra de un autor. Debo hacerla personal para traducirla en una especie de huellas visuales que están en función siempre de complementar al texto.
En tu labor como ilustrador has tenido la oportunidad de colaborar tanto con autores noveles como consagrados. ¿Es difícil trabajar por encargo o forma parte del oficio y la disciplina?
Pienso que las lecciones nos llegan desde cualquier dirección, solo debemos educarnos en ser receptivos, en saber que nunca tendremos un conocimiento absoluto sobre nada. Un niño me ha enseñado tanto acerca de la ilustración como los grandes maestros, un animal me ha enseñado más sobre el amor y la sensibilidad que lo que he visto en muchas personas. Es cuestión de estar dispuesto a aprender a cada segundo.
Has recibido algunos de los premios más importantes de ilustración de nuestro país. Pienso en La rosa blanca y en el Premio Anual de Diseño del Libro Raúl Martínez. Dicen algunos que los reconocimientos, cuando se reciben a edades muy tempranas, solo envanecen al artista y cortan su desarrollo, ¿qué opinas de esto?
He tenido la gran alegría de recibir importantes reconocimientos por mi trabajo, que en gran medida han posibilitado la visibilización de mi obra. Eso es algo que agradeceré siempre a cada persona que me ha apoyado, desde jurados hasta ese lector que vive en algún lugar recóndito. Sí, por supuesto que es muy fácil permanecer a la sombra de lo ya hecho y vivir relamiéndote de los logros obtenidos.
Para mí lo obtenido ya pasó, ya quedó atrás, me concentro en lo que hago en el presente que es lo que importa, igual mañana ya no me va a interesar ni recordaré lo que estaba haciendo hoy. Es fácil regodearse en el ego de los lauros obtenidos, esto conlleva a dejar de superarte y crear. Yo no trabajo para ganar premios, nunca lo hice y espero no fracasar tanto como para que en un futuro ese sea mi único objetivo. Trato de hacer lo que me gusta lo mejor que puedo, pensando siempre en regalárselo a mi pequeña hija. ¡Yo solo dibujo para ella!
En la vida creativa de todo artista, hay un momento que marca un antes y un después, ¿cuál es el tuyo?
Como ser emocional al fin, he tenido momentos que han marcado el antes y el después de muchas etapas por las que he pasado, por las que ha pasado mi trabajo, pero si tuviera que ser más preciso y nombrar uno sería sin duda el regalo que me hizo la vida de ser papá. Hay un antes y un después a partir de ese punto.
Me gustaría que me conversaras un poco sobre el valor, positivo o negativo, que le otorgas a la influencia artística. ¿Qué voces o visualidades han impactado en tu imaginario?
Sería injusto mencionar nombres de personas que han influido en mi trabajo y forma de pensar porque correría el ingrato error de no recordarlos a todos. Mejor quisiera aprovechar esta oportunidad para agradecer a todo el que se acercó a mí e influyó intelectual y visualmente en cada una de las etapas de mi vida: la lista iría desde el trabajo de un niño de unos pocos años hasta grandes obras nacionales y universales.
La influencia artística es un fenómeno común a lo largo de la historia del arte. Un valor positivo de la apropiación visual ocurre cuando el motivo es el estudio y la superación, los cuales conducen al individuo a la realización de un estilo influenciado, en cierta medida, a la hora de proponer un discurso visual pero aportándole características y elementos desde el enfoque personal. Esto puede culminar en la creación de una nueva identidad. Un valor negativo de la apropiación radica en llegar hasta un estilo visual, asimilarlo y quedarte estancado en él, es un peligro inminente. Hay que exigirse.
Soñemos: si tuvieras la oportunidad de que un autor, nacional o internacional, te pidiera le ilustraras un libro, ¿a quién elegirías?
He tenido el inmenso placer de trabajar con grandes autores nacionales y del extranjero, y aunque eso no se compara con todos los que me restan y con los que también quiero trabajar, sería injusto mencionar nombres, porque cada autor es como un universo con su obra. No prefiero nombres y, como tenemos la posibilidad de estar soñando en esta pregunta, el lugar de origen no es importante; importante para mí sería que ese autor me propusiera ilustrar un libro de esos que, al leer la primera línea, sabes es un libro mágico. Sin duda ese sería el autor que elegiría.
Uno de los saltos más deseados por los artistas jóvenes hoy día es el reconocimiento internacional, ¿crees que es sobrevalorado?
El reconocimiento siempre es positivo en cualquier ámbito. La aceptación acentúa la creación aunque no es totalmente imprescindible para la realización de la obra. En lo personal tiene tanto mérito y vitalidad el reconocimiento obtenido dentro como el que se obtiene fuera. Al final, sin importar el orden, uno siempre acaba condicionando al otro, por lo cual no se debe correr el riesgo de subestimar a ninguno.
¿Cómo promocionas tu trabajo?
Trato de promocionarlo a través de cualquier medio posible. A través de los mismos autores, mediante la creación de un perfil social específicamente de trabajo y utilizándolo en todas las redes y plataformas posibles.
Y por último, si tuvieras que definir tu estilo, ¿qué palabras escogerías?
A pesar de ser graduado en Artes Plásticas, nunca tuve ningún roce con la ilustración. Este programa fue desconocido para mí hasta que tuve la oportunidad de realizar mi primer trabajo. Por ende me siento más como autodidacta, y como tuve que iniciar mi preparación como ilustrador el mismo día de la primera prueba para un libro, me dediqué a la investigación profunda de todo lo que tuviera que ver con esta variada y difícil especialidad.
Todo lo anterior me sirvió para mantener una identidad y tratar de adaptarme visualmente a lo que necesita el libro, a ese estilo que le aportará más. No adapto el libro a mi estilo, mi habilidad la pongo en función de lo que el texto necesite. Voy desde el collage al dibujo a líneas, y luego a un estilo más gráfico, etc. Es el texto el que pondrá los límites siempre.
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Muchos somos testigos del talento de Yancarlos, la mayoría como público lector de los libros que él ha ilustrado. Yo he tenido el placer de apreciar su trabajo desde el proceso creativo. Quería dar fe de lo profesional y estudioso que es. Tiene la habilidad de entender lo que requiere el editor y el autor del libro y hacer propuestas que sobrepasan las expectativas. Es muy disciplinado y laborioso y está siempre dispuesto a ayudar. Es un excelente jugador de equipo.
Quisiera comentar también, sobre su estilo, que, si bien es cierto que uno puede identificar la mayoría de veces cuándo un trabajo lo hizo Yancarlos, porque tiene un sello personal muy marcado, también es capaz de desdoblarse y superarse a sí mismo con propuestas absolutamente fuera de sus líneas de dibujo. el año pasado le pedimos que imitara unas acuarelas japonesas para ilustrar un libro de haikus y el resultado fue inmejorable.
Cualquiera que lea estas líneas podrá pensar que somos cercanos, porque defiendo mucho su trabajo; pero ni siquiera nos conocemos en persona. Lo considero mi amigo porque en el intercambio laboral he podido apreciar sus buenos valores, su dedicación, su compromiso y su humildad; pero son imparciales y merecidas estas palabras… y me quedé corto, jaja.