*Publicado originalmente en la Agencia Cubana de Noticias
Es inevitable escribir sobre la edición más reciente del Almacén de la imagen, realizada del 23 al 27 de octubre en Camagüey, ciudad que a más de 500 kilómetros de La Habana respira cine y amor hacia la creación.
Las sensaciones en nuestro interior son demasiado inquietas, por eso no importa el cansancio ni la hora de la noche, para teclear sobre un evento que ya tiene 29 años de vida.
Nacido en el Período Especial por el impulso de la Asociación Hermanos Saíz, el certamen se reafirma como una plataforma importante para el debate, la reflexión y los sueños de los jóvenes realizadores cubanos.
Es una especie de ser vivo, capaz de enamorar, sugerir y demostrar que en el país existe una generación de creadores audiovisuales con talento, espíritu crítico y mucha voluntad para seguir dando pasos en ese camino de cámaras, ediciones y anhelos de pantalla grande.
La diversidad de temas tratados y el reflejo de problemáticas de la sociedad en las más de 90 obras en concurso, ratifican que la nuestra es también una generación comprometida con su tiempo.
Durante los días de talleres y análisis, estimulaba percibir que el Almacén es de todos, sin importar edades, porque lo fundamental es la juventud en el pensamiento y la voluntad para seguir innovando, por eso alegraba tanto ver entre los participantes a creadores con mucha experiencia, como Fernando Pérez, Gloria Rolando y Aramís Acosta, especies de hermanos grandes, para quienes comienzan.
Ellos hablaban siempre desde la humildad y el deseo de ayudar, desde el amor a la creación y a un evento que consideran imprescindible para el desarrollo audiovisual en este archipiélago caribeño, que enfrenta retos adicionales también en la cultura.
El Almacén tiene a su favor la solidez de un equipo organizador de más de 20 años al tanto de cada detalle, la fuerza de la AHS a nivel nacional y la tradición de buen funcionamiento de su filial en Camagüey, a lo cual se suma el apoyo de diferentes instituciones, incluido el Instituto Cubano del Arte e Industria Cinematográficos (Icaic).
Otros aspectos favorables son el prestigio construido a lo largo del tiempo y el cariño que ya sienten grandes del cine hacia el evento, como el propio Fernando Pérez, quien desea estrenar su próxima película allá, en la tierra del Mayor Ignacio Agramonte, en octubre del 2020.
Los diferentes jurados entregan más de una decena de reconocimientos, en especialidades como Guión, Edición, Dirección; en Documental, Ficción, Mini-corto, Video clip y Animación…, y el Gran Premio Luces de la Ciudad, pero tan importantes como esos galardones es ganar los pitching de ficción y animación, pues hacerlo garantiza también el presupuesto, para filmar las obras propuestas y estrenarlas el próximo año.
Es posible lograr que el Almacén involucre mucho más al pueblo, sus obras se sigan proyectando en cines y también en comunidades, centros escolares y de trabajo. Se deben fortalecer las alianzas con otros eventos y proyectos, como la Muestra Joven, del ICAIC.
Sería útil aspirar a que algunos de sus audiovisuales se incluyan en el circuito nacional y las clausuras sean un espectáculo popular, otro estímulo para todos los asistentes, aspectos en los cuales ya se trabaja.
En la edición más reciente entusiasmó, además, la profundidad de los intercambios sobre temas como el quehacer de las mujeres realizadoras y la legalidad en la creación audiovisual.
La versión del 2020 tendrá el incentivo de ser también una especie de festejo por el cumpleaños 30 de un certamen que nunca deberá envejecer. El Almacén, los jóvenes realizadores, el poder de sus imágenes y Camagüey merecen el esfuerzo permanente.
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