Hace 10 años ni el propio Yoelkis Torres Tápanes hubiera podido asegurar el alcance de una idea surgida entre amigos y por la que trabajó ocho duros años sin recibir salario alguno. AfroAtenAs, iniciativa que promueve el desarrollo social y comunitario, se ha convertido en su devenir en un referente que ya se extiende en toda Cuba y un poco más allá. Sin embargo, aunque el trabajo en equipo ha sido decisivo, es él ese motor que impulsa todo lo maravilloso que se gesta dentro de “la gran tela de araña”, como prefiere llamar a su proyecto.
Los que lo conocen saben bien de su carácter sanguíneo, y esa prisa con que piensa, camina, habla y muchas veces actúa. Aprovechar cada segundo de la jornada resulta vital para lograr sostener a la par tantas responsabilidades en una persona. Por eso asegura que desde bien temprano inicia su día sin la certeza de una hora de descanso.
Así lo vemos haciendo llamadas, impartiendo talleres, ordenando documentos, controlando cada detalle logístico, o gestionando proyectos. Sin mencionar las responsabilidades que fuera de AfroAtenAs le ocupan, como coordinador de la Red Humanidad por la Diversidad, activista del Centro Nacional de Educación Sexual, profesor universitario, miembro de la Asociación Hermanos Saíz y tío de unos sobrinos preciosos.
Pero, como él mismo asegura, todo es parte de un sueño que desde hace años deja muchas alegrías en su vida y en la de muchos otros a los que ha logrado llegar con su actuar.
“Yo soy activista desde los 15 años, cuando me inicié como promotor de salud en el antiguo sanatorio de Matanzas. A partir de entonces me fui volviendo más comprometido con las acciones hacia las personas necesitadas y eso me llevó a interesarme por el barrio, ahí es donde empezó todo”, comenta Yoelkis mientras recuerda aquel año 2009, cuando en la circunscripción 34 de la barriada de Pueblo Nuevo, la basura llegó a ocupar cerca de siete cuadras.
“Nos reunimos así un grupo de amigos de la comunidad LBTIQ que nos sentíamos discriminados y la motivación fue demostrar nuestro valor con acciones de transformación, algo que siempre formó parte de nuestras inquietudes.
“Decidimos llamar al proyecto AfroAtenAs en primer lugar, porque quienes lo iniciamos teníamos firmes creencias religiosas e intentamos mirarnos desde esa perspectiva. Después fuimos despertando otras inquietudes y cambiamos nuestro enfoque hacia lo cultural, una visión mucho más inclusiva y que junto a la labor comunitaria ha guiado nuestro trabajo diario.
“AfroAtenAs llegó para transformar la vida de la gente que nos rodea e irradiar en la ciudad y en el país. Ha sido difícil pero ya lo estamos logrando. Nuestro objetivo es propiciar el desarrollo dentro de la comunidad a partir de la cultura como un eje de mejoría social. Utilizamos métodos dirigidos al medio ambiente, al tema del patrimonio, el rescate de las tradiciones y recientemente incorporamos, además, el enfoque hacia temas de discapacidad, por la no violencia hacia las mujeres y las niñas, así como la no discriminación y no estigmatización por cuestiones de identidad de género u orientación sexual”.
Cuando habla del proyecto que coordina, se emociona por los resultados, se siente orgulloso de las articulaciones que han logrado generar, las alianzas dentro y fuera de Cuba y los retos que inevitablemente continúan como derroteros para seguir creciendo.
“En este tiempo hemos visto con mucho placer la evolución de algo que inició de manera espontánea y eso nos complace muchísimo. Desde el 2013 surge el Callejón de la Tradiciones, que es el espacio más reconocido dentro de la barriada, y el primer producto turístico comunitario de la Ciudad de Matanzas, declarado así en la Feria Internacional de Turismo de 2013.
“AfrotAenAs no está solo en Matanzas, sino que atendemos 22 proyectos en las provincias de Pinar del Río, La Habana, Cienfuegos, Santa Clara y Santi Spíritus, gracias a nuestra condición como referencia nacional otorgada por el Centro de Intercambio y Referencia sobre Iniciativas Comunitarias, específicamente por nuestro modelo de acción y resultados. También nos satisfacen las redes que hemos ido tejiendo de forma paulatina con otras instituciones como las universidades de La Habana y Matanzas, la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales, entre otras”.
Para el también Máster en Estudios Asistenciales y Antropológicos, la constancia es la clave tanto para su vida como para el éxito de cualquier proyecto. De no ser por ese carácter enérgico, que condena el burocratismo o la indolencia y por su modo de nombrar las cosas de frente y sin medias tintas, quizás la historia que acompaña a AfroAtenAs fuese otra.
“Uno de nuestros grandes anhelos surgió en 2014 cuando presentamos la propuesta de iniciativa para el desarrollo local del Ateneo de la Rumba, pendiente a su construcción en el antiguo cabaré El Pescadito. Esa fue la base de la declaración de ese ritmo como Patrimonio Cultural de la Nación y como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad. Sucede que desde AfroAtenAs se gestionaba y producía el Festival Internacional Timbalaye y de conjunto con esa agrupación participamos por todo el país en la recogida de firmas para estas dos declaraciones y la conformación de ambos expedientes”.
Por desdicha la iniciativa se encuentra detenida por la dirección territorial de cultura, que no lo colocó dentro de los presupuestos de continuidad y hoy estamos a la espera de que el gobierno estime los recursos necesarios para la continuidad de la obra, que evidentemente no ha sido una prioridad a pesar de lo que constituye.
“Pero no nos detenemos, creemos de manera firme en la labor de trasformación que nos acompaña, en los más de 400 jóvenes formados aquí, hoy emprendedores de toda la provincia, o aquellos especializados en el trabajo comunitario, el liderazgo y en diferentes temáticas que contribuyen al empoderamiento en todas su dimensiones.
“No necesitamos reconocimiento, seguimos siendo en alguna medida los mismos locos que los segundos sábados del mes trabajábamos por cambiar las cosas y que a fuerza de trabajo duro y de no cansarse llegaron a cumplir sus sueños y lograron transformar los espacios, no hay mayor reconocimiento que ese”.
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