Céspedes en el centro de la Cultura

La actualidad digital y convulsa nos indica por suerte o desgracia, que las redes sociales son uno de los mejores termómetros de pensamiento para escudriñar lo cotidiano. Su carácter polémico y desconfiado para muchos, no lastra que allí se pueda observar las catarsis en su estado puro.

Y es que gracias a Facebook, el que todo lo puede, descubro recientemente el nuevo cartel, que para bien promociona la jornada de la cultura cubana del 10 al 20 de octubre. El cartel que, enfáticamente, toma a Carlos Manuel de Céspedes como centro del mensaje pragmático no deja de pasar inadvertido por algunos paisanos que replicaban: ¿Porque Carlos Manuel de Céspedes? Incluso se cuestionaban: ¿Qué se estaban perdiendo de la cultura cubana? ¿Porque Céspedes y no otro?

No voy a ser leña del árbol caído. Pero me veo necesitado en explicar un argumento y una pregunta. Sin conocer al diseñador y sus motivos. Resalta sus elementos épicos alegóricos al crisol que vivió el parto de la cultura. Aunque el criterio esencial es el bicentario del natalicio del augusto Padre de la Patria.

Céspedes es un hombre de luz y de sombras. Su estirpe está fundada en la cultura cubana. Mucho y a la vez poco dominamos sobre su pasión por las artes. Uno de los pilares de su pensamiento es precisamente su sólida base cultural, nutrida de lo mejor de su época y el dominio de una vasta cultura.

Unos de los elementos más importantes en el estallido de la Revolución del 68 fue el desarrollo cultural logrado en la ciudad de Bayamo. La forja de una cultura auténtica y criolla va influir en el protagonismo de los héroes de la Independencia. El contacto directo con grandes sistemas de pensamientos a través de los patricios regresados del extranjero, rápidamente se convertían en portadores en su ciudad de lo mejor del pensamiento filosófico, artístico y científico descubierto en América y Europa.

Los hombres del 68 fundaron su libertad primeramente desde el pensamiento. El papel de la literatura y la educación es más que encomiable en el camino libertario. El dominio absoluto de los mejores autores desde los clásicos de la tradición greco-latina y su mixtura con los ideales del Renacimiento, la Ilustración y el Romanticismo van formando un pensamiento independentista adosados de idealismo y romanticismo, pero acompañado del sublime amor por la libertad patria.

Por esto Céspedes es un hombre de gran apetito literario y con una de las mejores bibliotecas de su época. Compone en coautoría de José Fornaris la letra de La Bayamesa, que se registra como la primera canción romántica de Cuba. Escribes varios poemas de amor y elegías a la patria, es traductor de obras de teatro, poesía y hasta de ajedrez. Escribe para los periódicos de la época. Participa como actor y director de teatro en puesta de escena en Bayamo y Manzanillo. Es amante a la música y Chopin es de sus preferidos. Funge entre los mecenas de la cultura local de su mítico Bayamo.

Mucho se elogia y se detalla el dominio de la alta cultura que tenían estos héroes. Hombres vestidos de seda fina y con prendas de oro brillante, sin nada que envidiar a la gran alcurnia de la Habana o de la fastua Europa. Varios recorrieron los elegantes salones de París, recitaban en latín o francés y vibraban al ritmo de Mozart.

Sin embargo poco se resalta el gran apego que existió a las tradiciones, costumbres y manifestaciones que derivaron a conformar la cultura popular y tradicional que germinaba en Cuba.

Es precisamente estos elementos lo que distinguen la cultura del criollo con el ibérico. Los próceres cultos y refinados, los que tenían un conocimiento enciclopédico y universal también veneraban sus expresiones auténticas y nativas. No solo amaban la música culta sino que también se regocijaban de la contradanza de Saumell. Escribieron décimas y estaban fascinados por los elementos de cubanidad en la poesía de José María Heredia, Plácido o el Cucalambé. Tributaban a las lidias de gallos y carreras de caballo. Cazaban animales jibaros, como Céspedes. Se bañaban en ríos y todos vivían o visitaban con frecuencia y entusiasmo sus fincas apartadas de la ciudad. Sentían orgullo de su estirpe aborigen. Observaban y hasta participaban en los cultos y bailes africanos.

Es precisamente esta condición de terratenientes la que le permite conocer internamente las maravillas de la cultura rural y sus miserias. Al revisar sus versos, sus diarios y testimonios esencialmente cuando están distantes de la ciudad comprobamos la viveza de esta cubanidad fundadora.

Los poetas y novelistas han advertido con espejuelos diferentes a la sociedad, la naturaleza cultural del Padre del Patria. Le coronan su mérito de fundador de la cultura independentista.

Al respecto Lezama Lima comenta: (…) comprende con rapidez nuestra que está en obligación de inaugurar una nueva tradición, donde todo es como una fiesta, un lujo, una amistad, una frase imprevisible 1 …

Nuestra Fina, también lo consagra en su linaje: Céspedes es el fundador de un linaje en
el espíritu, de unas familias más misteriosas y definitivas que la de la sangre 2 .

Tal vez estos argumentos no complazcan del todo. Pero nos ilustran, porque Céspedes se encuentra en el centro de la cultura. El Iniciador no solo se levanto con su espada en la Demajagua, sino que su adarga era la cultura que lo obligó a sacrificar su cómoda vida por dos razones: Independencia y Libertad.

Conlleva entonces a una dolorosa pregunta, qué hemos hecho mal para que algunos cubanos discriminen la vinculación de lo patrio con lo cultural. La respuesta es complicada y se confunde en la urdimbre de cataclismo que ha sacudido nuestra cultura. Como el riesgo de la espada de Damocles que se ciñe sobre nosotros. Las respuestas o al menos mis criterios quedan suspendido para otras líneas. 

Recordemos que el 10 de octubre es nuestra fecha de nacimiento y hace síntesis en su colofón con el 20 de octubre cuando al cantar el himno de manera pública para festejar la toma de la primera ciudad de la Cuba Libre. El 20 de octubre no se cantaba solamente un marcha de guerra, brotaba de las gargantas de los bayameses lo cubano como expresión redentora.

La jornada de la cultura cubana no está exenta de retos y hasta son visibles algunos fracasos en conectar lo cubano con zonas que ya son infectadas por la cultura de la banalidad. A pesar de las dificultades económicas que sacuden telúricamente el país, no debemos despreciar estos diez días del mes de octubre, para luchar y festejar con calidad y esmero por nuestra cultura. Conocerla de manera profunda tal vez sea su mayor homenaje.

1 José Lezama Lima: Céspedes, el señorío fundador. Imagen y posibilidad, La Habana, 1981.
2 Fina García Marruz: La poesía es un caracol nocturno. Coloquio Internacional sobre la obra de Lezama Lima. Poesía , Editorial Fundamentos, Madrid, 1984

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