Como espectador valoro y creo fervientemente en el teatro nacido de la investigaci贸n social. Quiz谩s por eso agradezca tanto que en esta semana haya transitado por la escena del Teatro Milan茅s de Pinar del R铆o, 8 grados al noreste, a cargo de Charles Wrapner y su grupo La Quinta Rueda.
Ganadora de la Beca de Creaci贸n Milan茅s (2017), que otorga la Asociaci贸n Hermanos Sa铆z y estrenada en febrero de este a帽o en la sala-museo 鈥淓l Arca鈥; 8 grados al noreste[1], como texto y espect谩culo surgi贸, seg煤n afirma su autor y director, de dos a帽os de investigaci贸n que le facilitaron detalles, cartas[2] de aquellos que se arrojaron en el centro del pa铆s, Villa Clara, al 茅xodo mar铆timo que sacudi贸 a Cuba en 1994.
Mas, en la puesta en escena que dirige Wrapner pesa la voluntad de presentar, exponer, m谩s que de juzgar. Por eso notamos que no se privilegia, sino se confronta los discursos que encierran las cartas que exponen los puntos de vistas, los afectos sociales, pol铆ticos y filiares de quienes abandonaron el pa铆s v铆a mar铆tima en los 90 y los que permanecieron en territorio nacional.
No obstante, en los relatos que integran la puesta en escena y que parecen s贸lo estar vinculados por un tema, la migraci贸n, quedan zonas indeterminadas para que el espectador las llene con sus propias fabulaciones.
La puesta en escena no ofrece criterios concluyentes, de manera que el p煤blico puede acceder y razonar lo que ocurre seg煤n sus propias motivaciones, formas de sentir y entender la realidad. Esa es la gran virtud de la propuesta teatral que presenta La Quinta Rueda.
En 8 grados鈥 se delinea, como tambi茅n se revela en la obra de muchos j贸venes creadores cubanos, que se ha asumido un producente influjo de lo posmoderno y de lo posdram谩tico (inclinaci贸n a la presentaci贸n del referente real, pues todo el tiempo sabemos que la escena es un espacio de comentario y no un lugar donde sucede la vida); del ritual en escena[3] (herencia del Odin Teatret, Grotowski); la hibridaci贸n de lenguajes art铆sticos (m煤sica, teatro, danza,), el establecimiento de relaciones de cercan铆a f铆sica entre la acci贸n esc茅nica y el espectador (el p煤blico se coloca a ambos lados del espacio esc茅nico).
8 grados al noreste es un resultado activamente performativo. La acci贸n no se limita a lo que se ve, a lo que acontece o hacen las actrices en escena (no estando estas, hay acci贸n esc茅nica), sino se gesta y robustece en lo que no observamos, pero que sensorial y activamente golpea nuestros sentidos, la raz贸n.
Un apag贸n 鈥搎ue de por s铆 ya encierra sus significaciones y cercan铆as de todo tipo鈥, el sonido del serrucho que corta desesperadamente la madera, el ruido del martillito que tal vez clava unas 煤ltimas tablas, el agua que se estrella contra la orilla, ser谩n los resortes de una dramaturgia sonora y musical coherentemente seleccionada que estimula la lectura, dibuja mapas y refuerza lo que a nivel de f谩bula esc茅nica acontece en la obra.
No obstante, los engranajes, la habilidad de la direcci贸n para decir mucho con poca materialidad y sintetizar, en apenas una hora, los dolores y hechos que han extendido sus efectos por m谩s de 30 a帽os, resulta un trabajo actoral digno por parte de Lissette de Le贸n y Mait茅 Zamora. Estas j贸venes que integran el elenco de 8 grados鈥, con organicidad, con la pasi贸n y la contenci贸n que reh煤ye al melodrama barato, con un dinamismo absoluto, una capacidad de transitar limpia y r谩pidamente de un estado a otro: del juego al drama, de la narraci贸n o lectura a la acci贸n esc茅nica; dibujan un universo, nos enciman realidades ignoradas, dan vida a cada letra que compone las cartas de los posibles testimoniantes involucrados en la traves铆a mar铆tima de los ’90.
M谩s all谩 de los reclamos que podamos hacer en cuanto a desbalances en el ritmo y de algunas zonas l煤dicas que quiz谩s no se ajustan al tono del espect谩culo, a la necesaria s铆ntesis de temas musicales; nos parece que 8 grados al noreste es una puesta en escena esencial ahora mismo, porque es sincera y abierta al debate que, desde la meridianidad de sus estructuras teatrales que exploran nuevas resonancias, busca articular relaciones y di谩logos con estos tiempos, tocar sensibilidades, necesidades, marcas que han permanecido en la piel del cubano.
Por ello, es que agradecemos la presentaci贸n de una puesta que desde su propio t铆tulo incita a repensar la Cuba de ayer, y por qu茅 no, tambi茅n la de hoy.
[1] 8 grados鈥, debe su nombre a un fen贸meno particular: seg煤n aseguran algunos pescadores villare帽os[1], al entrar en las aguas profundas del mar y tomar 8 grados al noreste, las corrientes marinas conducen las embarcaciones de manera directa y segura a las costas de EE.UU.
[2] Los familiares facilitaron las cartas para que el entonces estudiante armara lo que en 2018 ser铆a su ejercicio de graduaci贸n de la especialidad de Dramaturgia de la Universidad de las Artes.
[3] Se agradece un rasgo particular que contin煤a la herencia del teatro cubano y es que, en 8 grados鈥, se denota el influjo de lo ritual, la b煤squeda de lo antropol贸gico desde el teatro que heredera Charles, de Roxana Pineda, quien fuera su maestra de actuaci贸n y lo iniciara en el teatro, y que a su vez est谩 muy influenciada por el teatro barbiano.
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