Ay, en la Habana y cualquier lugar/
Quien se lleva por las aparencias/
Quien esconde toda la inocencia/
Quien no aprende a respetar.
“Ciudad Hembra”
Trébol Teatro se ha ganado un espacio por derecho propio en el Festival Internacional de Cine de Gibara (FICG). Con la presentación de su éxito “Jacuzzi” (2017) y “Humo” (2018) en colaboración con Teatro Del Sol. Con el lema “Un mar de Artes” y en palabras de Jorge Perugorría, presidente del FICG, la intención del evento es que confluyan todas las artes, en especial al arte joven del Oriente Cubano.
Este año se incluyeron los temas de géneros desde varias manifestaciones artísticas entre las temáticas del Festival, lo que brindaba la doble posibilidad al grupo de teatro holguinero de reincidir nuevamente en esta ocasión con una presentación de estreno: “Hembras”.
Bajo la dirección de Yunior García, esta es la primera obra del grupo donde la temática femenina es la principal trama. Aclaro para nuestros lectores rigurosos que tendré que prescindir de los elementos de la puesta en escena. La ausencia de un teatro en la ciudad (el cual sufre de una reparación capital hace varios años) ha sido un reclamo del Comité Organizador. Es que la presentación fue efectuada en la Casa de la Cultura de Gibara, espacio no tradicional para las artes escénicas, e imposibilitado de varias condiciones técnicas para una función como la iluminación y la escenografía.
Sin embargo el grupo se adaptó a las condiciones semi hostiles para brindar una función a público lleno, con actores de renombres entre sus sillas y varias docenas de jóvenes.
Otra vez un fenómeno meteorológico en la sempiterna y enigmática Habana es el pretexto para un guión, aunque la situación no es novedosa y ha sido reiterada veces en diferentes obras de distintas artes.
Penetrada por el mar en el medio de la depresión (tropical), una casita de alquiler alberga a dos jóvenes Ana y Eva. El uso correcto de la metáfora país-cuerpo-circunstancias brinda la posibilidad de discursar sobre el país en crisis y acosado por el fenómeno meteorológico. Las dudas, miedos, prejuicios e ilusiones en contrapunteo de las dos jóvenes muestran tópicos trabajado por la compañía: el desarraigo, la diáspora, las utopías destrozadas, las realidades marchitas y los avatares de una ciudadanía rodeada por agua.
Resulta acertado el uso preciso de lo tragicómico, la intertextualidad con una realidad vertiginosa y la crítica al uso y abuso de las imperante y tiránicas tecnologías.
La irrupción de Lillith (portadora de un nombre bíblico maldecido y censurado) reclama su espacio como propietaria del alquiler y víctima de una típica agresión masculina, aporta a la trama nuevos discursos sobre los prejuicios y acosos que sufren las mujeres. En este caso Lilith es la muestra obvia de una mujer rehén de la sociedad y sus funcionales prejuicios y opresiones. Las tres mujeres intentan escindir los mitos y desasosiegos que las persiguen, gravitando la ilusión de crear alianzas.
Desde su nombre, Hembra, es la alusión a esa condición de la mujer y la reinterpretación de su lado más animal y biológico aunque no evade los discursos antropológicos. El erotismo con cierta dosis de sicalipsis no falta, aunque no es lo esencial de la obra.
Sin embargo los discursos no son exclusivos y a veces rozan con estereotipos sociales, ni reinventan una compleja realidad de la que es víctima la mujer. La inserción en la banda sonora de la recién estrenada canción “Ciudad Hembra”, de Alex Cuba y Kelvis Ochoa por el aniversario quinientos de la ciudad de la Habana, le da un tono sensual y actualizado. También el diseño alegórico y creativo del cartel de la obra es un algo bien favorable.
En el caso del elenco es una gran fortaleza de la obra. Fue un gran atrevimiento darles protagonismo a dos estudiantes Jennifer Soriano Candedo (Ana) y Aimeé Mojena Aguilar (Eva) recién egresadas en actuación de la Escuela de Arte con sede en Bayamo. La obra prima que sirvió de examen final en una presentación especial de working in pogress en la ciudad de Holguín a finales de mayo demostró la importancia y confianza de Yunior García en los jóvenes talentos.
En el caso de Jennifer Soriano demostró excelente dominio del guión y de los recursos dramáticos mostrando gran profesionalismo. En la actuación de Aimeé Mojena le resulto más difícil acoplarse. Es meritoria la actuación de Heidy Beatriz Torres uno de los principales pétalos de Trébol Teatro que muestra su progresiva madurez escénica y facilidad de desdoblarse.
No creo que Hembra sea una obra feminista netamente. La obra muestra relatos universales sobre la endeble frontera del dolor que diario cruzan las mujeres. Pero su principal logro es la subversión de las lógicas machistas y el rol de la mujer en la sociedad cubana. Por eso su apotegma no puede ser otro que aquel dicho nuevo que reza: “Las mujeres no lloran”.
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