Un timbre escolar anuncia la formación de una escuela primaria, para asà dar paso al ya acostumbrado Himno Nacional que en esta ocasión nos sorprende desde teléfonos móviles como especie de presagio futurista para las venideras generaciones, de que ya no necesitaremos ni nuestra propia voz. Â
Este es el centro de la escena que nos brinda Teatro Sobre el Camino para dar paso a su espectáculo Paradigma o ¡Ay, Shakira! Tres actores se aventuran a desentramar y asà desarticular una pieza de Rafael MartÃnez RodrÃguez, que tiene como eje fundamental el tan habitual acoso escolar, del cual gravitan otras temáticas como la diferencia de clases sociales, la marginalidad, el consumismo, la no aceptación de uno mismo, la familia, la educación. Problemáticas estas que se presentan en un plano sensible de nuestra sociedad: los niños. Siendo estos replicas de lo que seamos capaces de hacer e inculcarles en su vida, dando paso a interrogantes entorno al destino de la sociedad cubana actual.
Amanda, interpretada por Elizabeth Anguilera Fariñas, es una niña que como la mayorÃa sueña con un ideal, que en esta ocasión, como ocurre casi siempre, no tiene conexión alguna con miembros de la familia u otro referente que no están dentro de la popularidad inmediata que atrae hoy en dÃa a niños, jóvenes y adultos, sino la famosa cantante Shakira.
Esta pequeña se ve envuelta dentro de los cánones y prejuicios que establece la sociedad, medios de comunicación y tabúes que se van reasignando dentro del seno familiar.
Contraponiéndose a esta, otra niña, Cecilia, interpretada por Ysiel Faba GarcÃa, que arremete verbal y fÃsicamente contra la pequeña Amanda, por el hecho de que Cecilia posee mejor estatus económico y un pensar no tan desigual pero si más impositivo que lleva a la práctica del bullying.
En la trama intervienen otros personajes que son encarnados igualmente por Elizabeth Aguilera Fariñas: Alma de Amanda y Madre de Amanda; Padre de Amanda, Cuerpo de Amanda y Cirujano 2, por el propio Yasiel Faba GarcÃa; Profe y Cirujano, por Abel Acosta Aguilar, y voz en off de Cristian Lázaro Hernández Faba; formando estos parte fundamental del detonante en el espectador, para poner en juicio la veracidad de una acertada educación y orientación hacia esta pequeña Amanda con conflictos propios de su temprana edad.
La utilización de muñecos planos, la apropiación de acertados y funcionales elementos, los juegos que proponen durante toda la acción, la selección de banda sonora como la iluminación; hacen de esta puesta un discurso que evoca, enuncia y plantea problemáticas vigentes en el dÃa a dÃa de nuestras carencias, para asà pensar y analizar por qué camino andamos.
No se puede dejar de mencionar dentro de la trama alguna zonas oscuras que no se exponen, ni cierran con una absoluta claridad el mensaje que se quiere transmitir de forma inmediata: trabajos actorales que no llegan a una total unidad que fluya para poder palpar la verdad del actor y el tÃtere que da paso asà al hecho artÃstico, pero estos son pequeños lunares que no lastran la puesta de Rafael MartÃnez RodrÃguez ni el trabajo por parte del equipo de Sobre el Camino durante ya casi diez años en su búsqueda y experimentación con el tÃteres para adultos, sabiendo de antemano que no hay obra humana perfecta y haciendo honor asà a los versos del poeta español Antonio Machado: “Caminante no hay camino, se hace camino al andarâ€.
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