Las Líneas de tiempo en Elizabeth Reinosa

Hace diez años, Elizabeth Reinosa Aliaga es miembro de la Asociación Hermanos Saíz (AHS), una organización que le perfiló el camino a las letras. Con un cuaderno de poesía, esta ingeniera informática se insertó en una nueva formación profesional pese a distar tanto con la suya en el imaginario popular.

Cuenta que desde mucho antes de entrar a la universidad ya le atraía la escritura y para cultivar este arte tomó clases en un taller municipal de Holguín donde impartían algunas técnicas. Más tarde, cuando escribir no era solo un pasatiempo cursó el taller Onelio Jorge Cardoso como un estudio literario propiamente dicho. Aunque en la Universidad de las Ciencias Informáticas (UCI) publicaba algunas cosas sobre todo en el ámbito de la poesía.

Para Elizabeth no existen los encasillamientos o por lo menos no se deja enmarcar en un estilo u otro; pues cree que un escritor puede ser narrador o poeta siempre que mantenga la dicha de explorar y encontrar satisfacción en cada uno de los géneros que realiza.

Tal vez, por eso no sorprende que sea una de las ganadoras del Premio Calendario en la categoría de Narrativa aun cuando se aventuró a escribir para adultos en este formato.

Líneas de tiempo, como se denomina la historia laureada, no es su primer intento en la narrativa pues Reinosa había publicado antes una novela para niños en el año 2017 con la editorial Sed de Belleza de Villa Clara.

Sin embargo, este texto le permitió alcanzar uno de los galardones más cotizados dentro de la AHS y esencial dentro de la literatura por la perspectiva de la obra en sí y la impresión del jurado quienes son lectores potenciales y a la vez muchos ya han transitado por este camino.

Al decir de su autora, este libro matizado por la poesía es la historia de un hombre contada desde su infancia, juventud, adultez y vejez, quien como única identificación tiene su nombre, Víctor.

Está ambientada desde 1939 hasta 2016, año en que muere el protagonista, e interrelaciona el tema del ferrocarril como primordial dentro de la novela ,pues el personaje tendrá el anhelo de viajar en tren y trabajar también en este medio de transporte.

Además, la relación tormentosa con la madre y los momentos de remembranzas que se entrecruzan durante el texto marcarán las pautas para otra historia que subyace en la obra como es el abandono de la figura materna y la crianza del padre.

La excusa del suicidio como refugio del abandono y la desesperación complementan esta pieza que transita también por la locura del personaje y su ingreso en un hospital psiquiátrico.

Líneas de tiempo es un pretexto para desentrañar también el concepto matemático de time line y las fechas históricas que uno va marcando y asociando a lo largo de la vida. Es un juego de doble sentido con las líneas del ferrocarril.

Aunque Elizabeth no ubica la narración en Cuba, el lector de la Isla la podrá asumir como una parte de su realidad por las cosas que ocurren y los hechos históricos citados para matizar el contexto.

Si bien, la pieza no es descriptiva presenta los periplos familiares y personales de la autora; así como historias ajenas y cercanas que permitieron unir un poco los hilos.

La escritora desea como muchos que su obra haga reflexionar y con ella el lector manifieste las sensaciones de manera más directa lo cual considera que  logra, a través de las líneas poéticas.

Sin embargo, tal vez lo más importante es que esta pieza merecedora del Premio Calendario en Narrativa es el punto de partida para lo que vendrá después.

Manifiesta entusiasmada que trabaja ya en tres historias las cuales no están interconectadas, pero si relacionadas por la forma; así como en la segunda parte de la novela para niños antes mencionada.

Este reconocimiento como siempre bienvenido le hace pensar en un futuro más dedicado a la narrativa, pero siempre manteniendo como premisa las ganas de escribir y experimentar con cada género una aventura nueva.