La naturaleza es la mayor obra de arte.

Para Dania Gónzalez Sanabria, la Beca de Investigación sobre Artes Visuales Juan Francisco Elso de la AHS, es una buena oportunidad para que los jóvenes puedan seguir su carrera.

Dania González Sanabria (Jagüey Grande, Matanzas, 1990) está marcada por la cultura ambientalista. Defensora a ultranza del papel del artista como ente transformador de la sociedad. Y es que cuando analizamos su más reciente dossier no nos sorprende que una frase pronunciada por nuestro Héroe Nacional, José Martí, sea el pórtico que nos conduzca hacia la espiritualidad de esta joven amante de los animales y las plantas.

“Ya se sabe que están hechos de una misma masa el polvo de la tierra, los huesos de los hombres y la luz de los astros�, dijo el Apóstol y Dania hace suya esta máxima para conceptualizar cada una de sus obras que se mueven, fundamentalmente, en la línea del performance.

Acerca de ese y otros temas converso, en su hogar, con Dania, quien obtuvo la Beca de Investigación sobre Artes Visuales Juan Francisco Elso de la Asociación Hermanos Saíz (AHS).

Asegura la crítica especializada que has buscado un camino propio dentro del panorama de las artes visuales. ¿Cuánto hay de cierto en esa afirmación?

–Me acerco a la creación como una manera de expresión personal. Siempre he tratado de hacer de la obra ese reflejo de lo que puede ser una reflexión propia y, al mismo tiempo, relacionada con un contexto y una circunstancia específica.

“Me siento influenciada por el contexto de lo social y de lo universal. Por eso utilizo como medio de expresión elementos naturales, imágenes o materiales de la naturaleza porque, simbólicamente, puedo aludir a este tipo de estado.

“Mi obra está basada en la sensibilidad, en el mejoramiento humano, pero siempre con las consesiones del yo en el todo, del todo en uno. Es importante mantenerlos en el siglo XXI porque a veces se nos olvida toda esa organicidad y el papel del individuo en el actuar dentro del conjunto tanto social como natural�.

¿Quiénes han sido tus referentes para esta suerte de arte matérico que haces?

–En el arte cubano encontré varios referentes entre los artistas de los 80 como Juan Francisco Elso Padilla y José Bedia. Claro que en mi se manifiesta de una manera diferente. Ellos tenían unos estudios más específicos en cuanto a lo antropológico.

“También es un referente muy fuerte José Manuel Fors con quien tengo la suerte de trabajar ahora, en el mismo espacio. Está Ana Mendieta, sobre todo por su manera de asumir el arte como canalización y expresión personal y, a la vez, reflejarlo en la naturaleza. Heredé un espíruto muy similar al de ella.

“De la literatura me inspiran el haiku (poesía japonesa);  los simbolistas del siglo XIX, José Martí, Walt Whitman y Ralph Waldo Emerson�.

¿De dónde nace ese gran amor que sientes por la naturaleza?

–Pienso que viene de mis orígenes, de mi familia y de la observación. Nací en un pueblo muy pequeñito. Mis abuelos son campesinos, mis abuelas eran maestras. Entonces es como el resultado de esa didáctica. Mi papá estudió Física y Astronomía, siempre me estaba enseñando las constelaciones o explicando un documental. Eso fue potenciando mi relación con lo natural.

Se dice que te gusta romper con la tradición galerística. Sin embargo has inaugurdo muchas exposiciones en galería ¿pudiera verse esto como una contradicción?

–Casi siempre es algo cincunstancial. Trabajo en función del proyecto, de la idea que tenga. Aquí en La Habana empecé a realizar intervenciones en espacios. De hí nació la pieza Refugio (Intervención en refugio para guerras, 2008). Cuando estudiaba en la Academia Benny Moré, de Cienfuegos, existían determinados elementos a considerar para hacer una obra de arte y el espacio era uno de ellos.

“Al principio de llegar aquí –entre 2010 y 2013– tuve una experiencia con el colectivo artístico Cuarta Pragmática, que lideraba René Francisco Rodríguez. Nos enfocamos mucho en escoger los espacios y sacar de ellos la carga que tenía el lugar para hacer algo con su historia y su energía�.

“El hecho de viajar a otras latitudes me hizo seguir potenciando esa intención. Cuando sales del cubo blanco de la galería, al espacio de la calle, te encuentras la diferencia entre un lugar y otro, en contextos diferentes como Alemania del Este, Austria o los Estados Unidos. Tanto en sus espacios de intervención urbana como en los espacios rurales, la obra cambia�.

Hablando de Alemania, ¿qué le aportaron a tu universo creativo los talleres de Alanus Hochschule, Bonn y Entwurfs workshop. IBA House, SEE project. Lausitz luego de egresar, en 2015 de la Universidad de las Artes (ISA)?

–Para mi resultó muy interesante visitar Alemania, sobre todo porque fuimos a muchos museos y observamos piezas que solo habíamos visto en fotografías. Eso es importante porque te cambia la perspectiva y la noción de las cosas, incluso desde el punto de vista sensorial.

“La segunda experiencia también fue novedosa por los talleres enfocados en la memoria, la expresión propia. Allá recibí un taller sobre embriología donde el profesor hablaba del surgimiento del feto pero de una manera muy simbólica, para referirse a lo que pasa en el universo. Fue una clase llena de poesía.

“Descubrir que en Alemania podía encontrarme con contextos más orgánicos y más sobrios me cambió completamente la visión. En la antigua Alemania del Este hay proyectos de intervención para repoblar áreas abandonadas por la industria y la minería. Son proyectos de turismo ecológico que contemplan la reformación social y natural de esas regiones para hacer eco comunidades. Para mí esa es la mayor obra de arte que se puede hacer�.

¿Cómo has percibido en Cuba el apoyo de las instituciones culturales a los artistas emergentes?

–Todavía se puede hacer mucho más, sobre todo, desde la disposición de la gente. Es necesario apoyar a las nuevas generaciones, la creación y la libertad artística. Uno tiene que tratar de materializar sus proyectos porque si no se frustra y los vas olvidando.

“Desde mi experiencia me han apoyado instituciones como el Centro Wifredo Lam y la Fundación Lugwig de Cuba. No puedo dejar de mencionar la Beca Estudio 21 que otorga el Centro de Desarrollo de las Artes Visuales.

“La Beca de Investigación sobre Artes Visuales Juan Francisco Elso, de la AHS, es una buena oportunidad para que los jóvenes puedan seguir su carrera. Yo estoy muy agradecida por esta oportunidad y por la labor que realiza la Asociación�.

Cuéntame acerca del trabajo investigativo con el que obtuviste la Beca Juan Francisco Elso.

–Es un proyecto que venía pensándolo desde que estaba en los primeros años del ISA. Lo imaginé como una serie de esculturas. Por cuestiones prácticas y de producción lo fui engavetando hasta que apareció la posibilidad de aplicar a la Beca.

“El resultado es una pieza única, un enviroment, que será expuesta durante la Bienal de La Habana. Estamos trabajando muchísimo en función de eso. Se inagura el 11 de abril en la segunda mitad del Túnel del Pabellón Cuba. La pieza tiene que ver con la unicidad y con el concepto de que todos somos parte de un sistema.

“Se llama La cueva. Es una pieza por donde se puede transitar e ir encontrando determinados elementos que pueden ser formas humanas, animales, vegetales o residuos orgánicos. En ella están presentes el algodón crudo (en forma de guata), metales, piedras y cristales. Todos esos materiales cobran una connotación simbólica y sensorial�.

Estarás trabajando en Colombia antes de la Bienal de La Habana. Coméntame sobre el proyecto…

–El proyecto consiste en ir a los lugares y, en función de lo que te inspiren, trabajar con la gente, documentar lo que haces, dar una charla, recoger el testimonio de las personas. Está muy enfocado en los procesos de vida cotidiana de las personas y en la relación arte-naturaleza pero también en la experimentación con el cuerpo, a lo mejor puedo potenciar el performance.