En la Casa del Joven Creador holguinera se dieron cita tatuadores de todas las regiones del país, para confirmar que es un evento que se consolida y crece.
Tatuarte ubica en su epicentro a este tipo de arte corporal, pero en torno a él convergen las diferentes manifestaciones artísticas. Esta edición, junto a las sesiones de tatuaje, contó con una exposición colectiva de artes plásticas, conciertos de trova y rock, conversatorios y como novedad incluyó la literatura. Acciones que requirieron de un amplio ejercicio por parte de sus organizadores.
Para indagar en las características de este peculiar evento dentro de las artes, y acerca de esta edición, sostuve una breve conversación con el artista Yiki González, fundador de Tatuarte. Yiki ha organizado el evento en sus tres ediciones aunque es un proyecto que cuenta con varios años asociados a Metal HG y las Romerías.
Se ha sumado la literatura a Tatuarte, ya no es solamente música, arte corporal, exposiciones; ya está presente también la literatura. Tuvimos la lectura de obras por poetas y escritores. También hemos tenido conversatorios donde se intercambian experiencias. El evento ha crecido mucho más de como lo pensamos al comienzo.
Haciendo un breve repaso por las anteriores ediciones es de destacar que no solo creció en variedad de propuestas culturales, sino que la participación de tatuadores esta vez fue muy superior a jornadas anteriores.
Las provincias que participaron fueron Las Tunas, Matanzas, La Habana, Camagüey y Pinar de Río. Hay personas que han venido otras veces como es el caso de La Marca, Estudio, la gente de Cenit…Por la parte de los participantes ha aumentado el doble el número en esta edición. Tuvimos 25 tatuadores de las diferentes provincias y 10 de aquí. Contamos con una participación internacional, con una tatuadora que llegó desde Argentina y estuvo tatuando con nosotros. Fue la primera participante internacional en el evento.
Tatuarte tiene entre sus objetivos contribuir, desde el propio proceso de la creación, a eliminar viejas creencias que en torno al tatuaje se han extendido por décadas. Sobre este tema se detuvo porque le presta gran interés.
Hay una gran preocupación en el público que viene debido a que las personas piensan que este es un evento que está hecho para tatuarse. Este no es un evento para tatuarse. Este es un evento para que las personas conozcan lo que es la cultura del tatuaje. Para que conozcan todo el proceso que se lleva desde la hora en que se arma la máquina, a la hora de sacar un diseño…
Y para esas nuevas generaciones que quieran dedicarse al tatuaje, al body art, para que conozcan sobre esto. No están solamente las sesiones de tatuaje, hay una exposición colectiva montada. El propio instrumental de los tatuadores desplegado sobre la mesa, cada uno de nosotros tatuando funciona como una exposición y el público se detiene aquí.
Yiki González, en tanto artista de la plástica, participa con obras artísticas y con sesiones de tatuaje. Sobre este último él defiende una propuesta tradicional.
Mi propuesta se basa en un contexto ritual. Toda la transculturación que tiene el cubano, toda la historia que nos llega de las culturas africanas, del budismo, hinduismo… Son dos piezas que se basan en el legado de todas esas religiones a través de firmas, símbolos, íconos… trato de defender esa propuesta con un tatuaje. Un tatuaje a muleta que es como normalmente yo trabajo, descalzo, en el piso, donde me resguardan estos elementos, como especie de un chaman. Porque así es como se llama la exposición: “Resguardo de muy buena tinta”. Y esa persona que viene hacia mí a tatuarse lo hace buscando algún tipo de cambio, una marca permanente, es una persona que entra y sale diferente. Y esa misma pieza está circulando luego por la calle.
Tatuarte recién concluyó, pero da muestras que es un evento que sigue creciendo. Para ello cuenta con un soporte importante, el apoyo del público joven.
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