Tiempo de hacer y pensar-se

Bulle por estos días en la Asociación Hermanos Saíz (AHS) nuevos aires cargados de entusiasmo y voluntad de hacer con motivo de la celebración del 3er. Congreso de la organización. Talento joven convocado para pensar y hacer crecer atractivas propuestas nacidas del apego a un compromiso con las más sólidas esencias culturales nacionales, que marcan el sello de lo auténticamente cubano. Con tal motivo en distintas locaciones culturales de la capital sesionan comisiones de trabajo que diseccionan los caminos por recorrer de la vanguardia artística agrupada en la Asociación.

El trabajo en la Comisión Funcionamiento de la Casa del Joven Creador (CJC) —reunida en el Salón de Mayo del Pabellón Cuba—, ofreció la oportunidad de contrastar experiencias y asimilar prácticas exitosas en los diferentes territorios del país. Y si bien no es posible extrapolar las singularidades que caracterizan a cada provincia, y así mismo a sus respectivas CJC, compartir formas de hacer, soluciones, y aproximaciones varias a la vida interna de la organización, aporta relevantes referentes que guiarán los derroteros en el trabajo de la AHS en lo adelante.

La presencia de María Elena Sargado, viceministra de Cultura, así como de una nutrida representación de los directores provinciales de este sector, constata el marcado interés por estrechar las relaciones entre ambas instituciones, ligadas de manera indisoluble al diseño y aplicación de la política cultural cubana.

Son visibles los pasos agigantados con que avanzan las relaciones interinstitucionales con respecto a balances previos de la organización, lo que demuestra el papel protagónico que se ha ganado la Asociación con el trabajo cultural desarrollado.

El periplo por experiencias de trabajo de distintas CJC del país, señaló urgencias a atender, como la situación de Cienfuegos y Artemisa que aún no cuentan con espacios propios, o la crítica situación constructiva y material de la filial de la Isla de la Juventud. Asimismo, se notificó los problemas que presentan los inmuebles que ocupa la AHS en otros territorios, cuya solución transita por la planificación de inversiones y su inclusión en las plataformas de trabajo conjuntas entre la CJC y las Direcciones provinciales de Cultura.

Mención especial ameritan los retos y oportunidades que ofrecerá la nueva estructura de la CJC si de funcionamiento interno se trata. La misma apunta a la autonomía en el control del presupuesto y al ajuste de las plantillas de trabajadores a las particularidades de cada filial, sobre la base de las ya existentes. 

Otro asunto que guío los acentos colocados en este debate fue la necesidad de implementar una infraestructura tecnológica como mecanismo de promoción y creación cultural, en correspondencia con las exigencias de los tiempos presentes, donde cada vez adquieren mayor protagonismo las redes sociales.

En este sentido son visibles notables desniveles en los medios y condiciones con que cuentan los territorios entre sí, salvables solo si se estrechan los vínculos con las instituciones locales, no solo culturales sino además con los Gobiernos, las organizaciones políticas, Etecsa y los Joven Club de Computación y Electrónica. 

Al respecto, quedó patente la voluntad del Ministerio de Cultura de colaborar al crecimiento cualitativo y material de las filiales de la Asociación, a través del establecimiento y sistematicidad de las Normas de relación con las Direcciones provinciales de Cultura. Se dijo que ese proceso demanda de creatividad en su implementación para rehuirle al burocratismo que con frecuencia lacera la creación cultural.

La conciliación efectiva de intereses comunes encaminados a promover el arte joven y construir públicos para el mismo, depende en gran medida de garantizar la estabilidad y sistematicidad en los vínculos de trabajo con las instancias locales de Cultura, sobre todo en un contexto nacional que se inclina por la autonomía de los gobiernos locales, por lo que cada vez se hace más necesario integrar fuerzas.