“Mi estilo está en la forma de pensar”

Pocas veces encuentra un artista la estabilidad creativa en su obra, al menos no aquellos que evitan ser seducidos por la comodidad y la fácil complacencia. Pocas veces —para no ser taxativos—, porque la verdad un artista no debería nunca abandonarse al letargo de lo pusilánime, lo infértil, lo lesivo.

Queda claro que no me refiero a cuestiones formales o a la definición de líneas conceptuales. Me refiero a la sana ambición de no quedar satisfechos con lo fácil o con la efectiva tradicional táctica que, gradualmente conlleva a lo taxonómico, o peor, al hastío por la monotonía.

Ramón Quesada Mesa, es uno de esos artistas que experimenta la constante sed de creación que va más allá de límites estilísticos o tendencias de clasificación artística. No hay cabida al quietismo en su obra, le reconforta saber que la apetencia que lo llevó a concretar sus ideas al lienzo es la misma que experimenta aquel observador que devora sus obras desde su apreciación cognitiva.

Propone ahora un vuelco a sus experimentaciones, deja a un lado lo figurativo y comienza a saborear los gustosos primeros pasos en el complejo y fascinante mundo de la abstracción.

Quesada Mesa asegura que siempre he apostado por la figuración. “Esa fue mi fase inicial. Encontré la figuración como ese estudio, ese trabajo cotidiano para determinar estructuras y formas. A medida que uno va creciendo en la parte artística llega un momento en que es necesario cambiar de actividad pues cuando se cambia de actividad no se hace dejando de pintar, sino que se experimenta otro tipo de estética.

“No me considero un pintor de estilo, mi estilo está en la forma de pensar con respecto a la pintura, eso es lo que me llevó a experimentar en la abstracción, sentí una libertad inmensa a la hora de concebir las obras porque realmente ya con el color mismo y las formas con que se va trabajando te van sugiriendo hasta provocar una explosión en la tela”, apunta.

Graduado de la Academia de Artes Plásticas de Las Tunas, Quesada Mesa se ha caracterizado esencialmente por una obra figurativa, con notable influjo de Cosme Proenza. Ahora, desde las pinceladas de Rothko, el camino del arte le abre puertas a otra línea de creación.

Confiesa que el incentivo se dio a raíz del Evento Nacional de Arte Abstracto Formart, que se desarrolla anualmente en la provincia de Granma. En este sentido es meritorio y gratificante que tales proyectos despierten deseos, intenciones y propósitos, aún más cuando se trata de evitar el impasse en la obra de tantos que también se aventuran —como Quesada Mesa— en el universo abstracto.

“Me di cuenta que disfrutaba esa estética. A partir de ese momento comencé a trabajar en ello y hoy tengo incluida esta tendencia en mi quehacer como artista. Se trata de un medio más para comunicar y no necesariamente tienes que amarrar al espectador a una figura, sino que dejas abierto el discurso y te funciona. En la parte comercial, uno muchas veces piensa que lo abstracto tiene menos comercio, pero no funciona así porque lo que está bien hecho en todos los aspectos siempre va a tener un público, siempre va a tener un comprador”, argumenta el creador.

El arte no figurativo comprende cuestiones sensoriales, perceptivas, no busca una definición explícita de formas, lo que cautiva es la idea incorpórea que se materializa en un concepto diferente según el espectador. Bien sabemos que cuando se trata de esta tendencia dentro de la pintura se le suele asociar a un público elitista, por ende, reducido.

Desmitificando este precepto, Es lo que ves —la más reciente muestra expositiva de Quesada, que se exhibe en el Centro Provincial de Arte en la ciudad de Bayamo— irrumpe en el plano artístico para un público heterogéneo con una propuesta novedosa de atractivos visuales, manifiesta de un discurso sugestivo desde la introspección dialógica de la plataforma autóctona y la concepción de Patria.

En consonancia con ello explica que en el 2016 hizo una exposición que estaba entre lo abstracto y lo figurativo. “Ahora en el 2018, mi última exposición Es lo que ves incursiona solo en la abstracción. Este título no condiciona al espectador. Comencé a trabajarlo todo abstractamente. Utilicé algún tipo de alegoría como forma de identificación nuestra, y a partir de ahí trabajé planos y colores que me fueron sugiriendo lo que quería”, expresó.

Códigos visiblemente simbólicos, con una carga cromática expresiva siempre dejando margen a cavilaciones propias, a subjetividades mixtas. Quien lo vive se cuestiona, y al mismo tiempo se descubre, como mismo experimentó Ramón Quesada ese proceso creativo de incursión y reconocimiento: “Al final te sientes satisfecho de lo que quisiste y lograste representar, porque el público disfruta y esto hace que la disfrutes tú mismo”.

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