Cuando recientemente concluyó en Guantánamo la 40 Jornada de Literatura y Artes Plásticas Regino Eladio Boti, que honró los 140 años del natalicio de ese poeta e intelectual, y que demostró la calidad de los ganadores, pensaba como el certamen se ha posicionado entre las más importantes citas de su tipo en el país y entre la mayoría de los miembros de la Asociación Hermanos Saíz (AHS).
Sin embargo pese a la difusión de la convocatoria, los esfuerzos del Comité Organizador y el pago en metálico de los premios, los niveles de asistencia y representatividad nacional en el longevo evento aún son escasos, aseguraron sus organizadores. Aunque este es un mal que asola a la mayoría de los salones de su tipo —minados por el estancamiento y dificultades curatoriales—, el Boti demostró que el peso del Salón —expuesto en el Centro de Arte Palacio Salcines—, continúa recayendo en los creadores de la provincia, aunque participaron artistas de Ciego de Ávila, Holguín y Santiago de Cuba.
La prensa guantanamera destacó que aunque “vale resaltar que los artistas con más experiencia del patio, esta vez no desempeñan un papel protagónico en las muestras inauguradas, llama la atención que son los noveles abanderados de las artes plásticas guantanameras quienes tienen presencia notable en el certamen, para competir y exhibir creaciones”.
Entre ellas destacamos la muestra Estampas de la memoria, de Anelí Pupo, expuesta en el Centro de Arte y Literatura Regino E. Boti, uno de los principales espacios galerísticos y, a la vez, lugar de las presentaciones literarias y los conversatorios. Alejada de la estética y el discurso visual de sus dos anteriores exposiciones personales, esta vez Anelí se aventura en la fotografía documental para revelarnos a un Boti menos conocido, mediante el retrato y la recodificación de algunos objetos personales del poeta.
Por su parte, el Estudio–Taller Todo por el arte fue escenario de la exposición Cuando los símbolos se imponen, primera muestra del joven de 23 años Adrián García Falcón después de graduarse de la Academia de Artes Plásticas de la tierra del Guaso. El novel artista retrata con la técnica de dibujo sobre cartulina a grandes maestros de las artes visuales del territorio. Al decir de García Falcón, en esos cuadros convergen como una gran familia el acuarelismo de Boti, el espiralismo de Laborde, el arte naif de Oscar Nelson, el paisajismo de Rogelio Martínez y las instalaciones de Ramón Moya, entre otros.
“Esos hombres constituyeron la vanguardia de su tiempo, y muchos formaron a la mayoría de los artistas actuales en la desaparecida academia. Incluso yo recibí clases de algunos como Rogelio, cuando era pequeño. Cada dibujo mide 70 por 84 mm en cartulina. En ellos la figura va acompañada, en segundo plano, de alguna de las obras peculiares que realizaron y los distinguieron. Trabajé el bodegón holandés barroco del siglo XVII a detalle, eran casi idénticos a los cuadros originales modernos, y le incluí objetos contemporáneos como botellas de refrescos, potes de mayonesa. Siempre traté que la textura transmitiese la sensación de satisfacción y gusto del paladar humano”, comenta el joven, autor de las obras de Cuando los símbolos se imponen.
“Aunque llevo cinco años de graduado, la mayor parte de mis obras han sido resultado de exposiciones colectivas como instructor de arte en la Jornada Boti, el concurso Vázquez Pubillones y en la Casa de Cultura en el evento Nivio Fernández in memoriam, porque hacer arte, para un joven hoy en Guantánamo, no es fácil por la carencia de materiales. Hay que tener pasión, de lo contrario pasa, como a otros de mi año, que cambiaron de profesión”, aseguró García Falcón
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