Más de medio siglo de entrega al desarrollo de las artes visuales de Cuba avalan la trayectoria de una artista que lejos de estancarse en íconos de encumbre producto de las dinámicas del mercado, se renueva. Flora Fong busca los útiles para reinventarse en estos tiempos, lo mismo a golpe de pincel que a base de martillo, cincel y soplete y ahora, desde el espacio digital.
Ir al encuentro con su obra, sin conocerla, no es privativo de comprender los elementos que sostienen su discurso. Aun así, quien desee un acercamiento epistemológico a la construcción de sentidos que propone en sus paisajes, retratos o esculturas tiene ahora a su alcance la multimedia Flora Fong Siglo XXI.
Durante la segunda jornada de las Romerías de Mayo, el espacio Babel dedicado por excelencia a las artes visuales acogió la presentación de la nueva producción digital de la artista. Siglo XXI no es su primera experiencia con este formato, pues anteriormente había lanzado una edición similar con el título Flora en los 90.
Ahora propone un condesado de toda su obra, así como una síntesis biográfica, entrevistas, valoraciones de la crítica especializada y sus experiencias en los diferentes viajes a China. De ahí que este este producto se valore como un importante material de análisis y estudio en torno a la obra de quien se ha dedicado no solo a la creación artística porque ha encontrado en la pedagogía una vocación.
Flora Fong, Maestra de Juventudes de la Asociación Hermanos Saíz, como parte de su visita a la XXV Edición de las Romerías de Mayo, dejó inaugurada en la noche del jueves 4 de mayo la exposición El Caribe Ming: imagen, caligrafía, versos. Se trata de una simbiosis particular entre las culturas caribeña y oriental vistas desde la óptica de una artista que es fruto de la unión de madre cubana y padre chino.
Según Flora, la fiereza de los ciclones es un tema que ha marcado buena parte de su obra, y en esta ocasión, presenta un caribe devastado por el huracán Irma. Ahí están las palmeras agitadas por el viento arrollador y la lluvia tormentosa, las mismas que se funden con los rasgos caligráficos del gigante asiático.
Ha gestado un conjunto de piezas sustentadas en basamentos filosóficos de los períodos dinásticos de la antigua China. Su inspiración parte de los momentos más importantes de la pintura clásica de ese país y de la grandeza de los maestros calígrafos de la antigüedad, los cuales han trascendido en la cultura oriental como supremos poetas de su tiempo.
En el salón, una obra llama particularmente la atención. Se encuentra ubicada al final de la pared de la izquierda si tomamos como referencia la entrada del espacio galerístico. Se titula “DAO”, la esencia observa la naturaleza, y es acompañada de un verso que permite comprender la idea o el concepto que nutre esta exposición.
Flora dotó a estas obras con sentimiento caribeño del lenguaje que emana de la caligrafía china, lo cual no es un hecho fortuito, pues insiste en la importancia de incorporar la investigación a las dinámicas del proceso creativo. Durante la década de los ochenta se enfocó en el estudio de la caligrafía china y, especialmente, en elementos puntuales como la gestualidad y la simbología de cada caracter. De este ejercicio de aprehensión cognoscitiva obtuvo las herramientas que le permitieron dar nacimiento a sus exclusivas palmas, bohíos o aves.
En su primera visita a las Romerías de Mayo, Flora confiesa haber alcanzado un pico de felicidad pues la convergencia de todas las manifestaciones artísticas y el reencuentro con colegas revitaliza su espíritu. Seguir creando es una de sus principales metas. Y no dejar de representar el alma del caribe con acento asiático es una máxima para consolidar el emprendimiento de nuevos proyectos que se traducen en constantes retos de superación y aprendizaje.
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