Raperos de provincia

Era marzo del 2018 cuando, en plena conferencia de prensa del X Festival Nacional de Hip Hop TRAKEAN2, la periodista del semanario camagüeyano Adelante, Yanetsy León González, puso sal en la herida abierta de los raperos de esta provincia. “¿Viene algún representante de la Agencia Cubana del Rap (ACR)?â€-preguntó casi con la ingenuidad de quien tiene la certeza de haber formulado una cuestión de retórica. ¡Y ahí fue cuando!, Eliecer Velazco Murumba, en calidad de rapero, miembro de la Asociación Hermanos Saíz (AHS) y organizador del evento tomó el micrófono para afirmar de forma rotunda que «ellos no le interesan a la Agencia y por consiguiente, ésta no les preocupa a ellos».

Ihordan Torres, vicepresidente de la AHS en Camagüey, se apresuró a dar las explicaciones que solo sirvieron para activar más la alarma. Según contó, para la IX edición de TRAKEAN2 se reunieron (sin éxito), varios cultivadores del género en el territorio y el director de la ACR, Rubén Marín Maning. De lo discutido en dicho (des)encuentro a los raperos de provincia les quedó bien claro que para pertenecer a la Agencia, debían tener dirección en La Habana. Dicha afirmación ha significado el distanciamiento paradójico entre la institución creada para dar respaldo a los mejores talentos del hip hop y esos propios talentos.

Dado el siguiente estado de cosas: (ganancia cero para ambas partes), y aprovechando que, para el Festival, coincidieron en Camagüey raperos de varias partes de la Isla, me dispuse a indagar sobre el asunto.

Con Sandy González Guerra, (Soldado raso, Guantánamo), Adrián Vega Sánchez (D´Mente, Las Tunas, reside en La Habana), Abdel González (El Tanque, Santa Clara), Eliecer Velazco (Murumba, Camagüey), Rodney Roca (Rocky Dj, Santa Clara) conversé cara a cara y con Rubén Marín, director de la ACR, vía correo electrónico.

¿Qué tan sencillo resulta, para un rapero de provincia, pertenecer a la ACR?

Sandy: “Esa pregunta es un poco complicada. La ACR está hecha para comercializar la música urbana de creadores, mayormente, de la capital. Uno de los requisitos que se exigen para pertenecer a ella es tener dirección de La Habana. El artista que está en provincia tiene que gestionarse todo con el apoyo de la AHS y si es profesional con el Centro de la Música (cosa que es muy difícil también).

La Agencia te gestiona opciones de trabajo, por esa parte es positivo, pero a la vez te obliga a alejarte de tu territorio.â€

En este punto coinciden todos los entrevistados, ninguno entiende el por qué del requerimiento, y en su mayoría, desconocen el procedimiento a seguir para audicionar.

A esto, Rubén responde: “La Agencia Cubana de Rap no tiene carácter nacional, eso es un error. El objetivo actual (y que nunca se llevó a cabo por esta institución) es el de rectorar y garantizar que bajo nuestro consejo técnico se evalúen a los raperos de las provincias para que puedan pertenecer a los catálogos de los centros provinciales, sin cambiar de teriitorio Lo antes planteado ya es parte de algunas conversaciones con los directivos del Instituto Cubano de la Música (ICM). En este sentido se audicionó al CARNAL, al TANKE, se le hará a CHIKO PRO y otros muchos que creo se merecen fortalecer el género, pero desde sus provincias.

No creo justo que todos vengan para La Habana y que abandonen sus territorios pensando que se solucionarán sus problemas. Aquí todavía quedan por entrar muchos exponentes que se lo merecen, pero recuerdo: no es la Agencia quien resolverá sus problemas, lo resolverán sus mentes, su lucha, su entusiasmo, su dedicación y su trabajo social.â€

Evidentemente, el director de la ACR juzga que todo aquel que reside fuera de La Habana ve en ella la panacea, y esto, por lo menos para 99,85 por ciento de los raperos interrogados para este trabajo, no funciona así. Ninguno de ellos está dispuesto a abandonar su provincia para irse a perseguir el sueño de la Agencia, se lo plantean, incluso, como una cuestión de rebeldía.

La respuesta del director nos pone en riesgo de conducirnos al camino de la semántica formal. A todas luces hay confusión con el nombre, las funciones y el alcance de la ACR, que, si no posee carácter nacional, debiera ir pensando, como primer paso para evitar estos malos entendidos, en cambiarse su designación hacia una más territorial, más geográficamente específica. (Sugiero Agencia Capitalina del rap, y así no tendría que cambiar las siglas.)

De cualquier forma, los raperos sacan una cuenta simple: si el trabajo que hacen desde sus provincias tiene calidad, por qué no pueden contar con el apoyo de una empresa que sienten suya por derecho y que les puede permitir extender sus horizontes fuera de su lugar de origen. El fatalismo geográfico existe, por infortunio, y el maisntream nacional circula en la capital del país, que, por demás, es una de las plazas más fuertes si de movimiento de hip hop se trata. Si los centros provinciales de la música les dieran la posibilidad de incluirse también en la programación habanera, pues no estaríamos ante este problema que, desde la perspectiva de los raperos, se siente como un callejón sin salida.

Adrián Vega Sánchez, (D´Mente), entró en el movimiento del hip hop desde el año 2000, en su natal Las Tunas. Hoy colabora con la sección de promoción y marketing de la ACR. Él, como migrante nacional, tiene otra visión sobre el asunto.

“No es que sea difícil que un rapero de Oriente pertenezca a la Agencia, sino que en el momento en el que ya perteneces, ésta hace la misma función que una empresa provincial de la música: cobras, eres profesional y se te programa en diversos espacios. A su vez, tú como artista debes ingresar dinero a tu empresa. La Agencia no puede programar allá en La Habana a un rapero de Camagüey porque no tiene cómo pagarle la estadía. Esa es la razón por la cual resulta más sencillo pertenecer a la Agencia si se tiene residencia fija en la capital.

Yo le digo a los muchachos que no hay por qué enojarse con la Agencia, si la música hip hop es underground, si se hace para satisfacer el alma y los deseos de expresar algo, no para vender una imagen. Al ingresar a una institución estatal habría que vender una imagen que sea bonita, la música más bailable, la más sencilla para que llegue a la mayor cantidad de público posible. Y el rap no es así, el rap es para ciertas y determinadas personas que le interesa recibir ese mensaje. ¿Para qué si eres undeground quieres pertenecer a la Agencia, si en el minuto en que lo hagas vas a tener que cambiar toda tu música, tu estilo, tu enfoque…? En la Agencia tienes que vender obligatoriamente. El objetivo de esas empresas es recaudar dinero.â€

En este punto se ha tocado la base del asunto, la materia económica que, como bien sabemos por nuestra educación marxista, es la que determina en última instancia. Para una empresa, el artista, además de talentoso, (o más que talentoso), tiene que ser rentable, aportar dividendos. Pero, ¿acaso eso implica subordinar el arte al dinero, la creación a las ganancias?

A la presidencia y la dirección de la AHS en Camagüey les preocupa el doble discurso oficial que por un lado, se empeña en que las instituciones culturales combatan, a fuerza de promover lo más genuino del arte, el mal gusto, la vulgaridad y la chabacanería pululantes en ciertas manifestaciones de la música y el audiovisual que se producen hoy en Cuba; y, por otro, consienta que exponentes de esa chabacanería y esa vulgaridad se presenten al amparo de la ACR.

Al respecto fue interrogado Rubén Marín y su respuesta invita a replantearse de nuevo el lugar del dinero en los circuitos del arte.

“Pienso que la mutación que ha ocurrido ha sido por la presión por parte de las empresas que les exigen reportes económicos. Sabemos que el rap no da, pero no estamos para juzgar a nadie, por eso los que están bien definidos solo tienen que trabajar. Por otra parte, yo que soy artista y que ahora soy también director de la Agencia tengo clarísimo que sin economía no se puede sostener ninguna empresa en este país, aunque nosotros tenemos un gran peso social y cultural. Es por eso que en nuestro catálogo hay artistas de reggaetón que solo están en la Agencia con fines económicos y solo así nos hemos podido sostener, tal es el caso del Chacal que gracias a sus grandes ingresos se han podido lograr muchas cosas en nuestra institución.â€

Ninguna empresa funciona sin ingresos, pero en este caso cabría preguntarse: ¿a qué precio?, ¿de qué valió hacer una campaña contra el polémico video del Chacal El Chupi Chupi, si luego le damos los medios para que promueva lo mejor y lo peor de lo que sabe hacer? Cabe evaluar aquí la relación costo cultural/ganancia monetaria porque este dilema del ouroborus le pasa factura, en primer lugar, a los artistas que ven coartados sus espacios de presentación y, en segundo lugar, a los públicos que pagan por recibir una mala educación estética.

No la emprendo contra el reggaetón, sino contra el doble discurso que por un lado condena y por el otro se hace el de la vista gorda, como dice el discurso popular. Y por supuesto, alrededor de todo esto ondean las preguntas: ¿no podría el rap aportar cuantiosas ganancias si se le beneficiara con la promoción y los espacios que se le conceden al Chacal? La ACR es una institución cultural estatal y debe responder a la política cultural del Estado Cubano, tiene, como toda institución cultural, una función formativa, el gusto estético no está dado a priori, sino que se educa, esto debería repetírselo la ACR como un mantra.

No obstante a lo dicho hasta el momento, los raperos confiesan su deseo de formar parte del catálogo de la Agencia porque el sueño de todo artista es vivir de lo que crea, y por mucho que el rap se vista de underground, necesita salir a la luz del día para, con los públicos, completar ese círculo de significación que, en el terreno del arte, culmina y se expande a la vez con sus receptores.

Bajo el mandato de Rubén se produjo el primer acercamiento entre la Agencia y los raperos de provincia. Si bien el encuentro en Camagüey, en el año 2017, dejó más sinsabores que alegrías, por lo menos se aprecia la voluntad de aproximar la institución a los artistas.

“Nosotros através de la AHS estamos abiertos a hacer audiciones siempre y 
cuando los artistas defiendan el género desde sus provincias-precisa Rubén— es decir, que cuando entren en los catálogos de los centros de la música podamos 
fortalecer la cultura desde sus lugares de origen y así podamos traerlos acá para poder expandirnos.â€

Abdel González (El Tanque, Santa Clara) estuvo en una de esas audiciones que se hicieron provincia a provincia. “Me audicionaron, pero realmente hasta ahora no he sabido nada. Llevo diez años de carrera artística y no creo que antes de este proceso haya ocurrido un acercamiento o una preocupación por parte de la Agencia hacia nosotros.â€

De momento, a la relación entre la ACR y los exponentes del género en las diferentes provincias del país la lastiman años de desidia, abandono, indiferencia… El tema se debate en la peligrosa dualidad de calidad artística y la ganancia monetaria. En este, como en todos los problemas de salud emocional, el primer paso se da hacia la aceptación de que, en efecto, existen contrariedades, el segundo consiste en entrar al diálogo con la disposición y la voluntad de resolverlas, libre de recelos, reconociendo en el otro la solución al conflicto.

Con ese espíritu voluntarista se despidió el director de la ACR:

“Deseo en nombre de todo el movimiento que no seamos nosotros mismos los que nos estemos destruyendo con justificaciones que no tienen lugar, recuerden que la trova luchó muchísimo y ahí está, que la plástica, la poesía y otras muchas manifestaciones lucharon y ahí están. Nosotros debemos seguir haciendo lo mismo LUCHARRRR  y ya verán los resultados del buen trabajo.â€

Queda ver cómo sus palabras se convierten en hechos, cómo las puertas se abren para que no se pierdan más talentos bajo el peso de las frustraciones.

 

 

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  • Leía y no sabía si decía raperos, DJs, músicos, o artistas jóvenes, suerte para todos que existe la AHS, pero las demás instituciones tendrán que abrir de una vez los ojos y poner más voluntad para no dejar perder los nuevos talentos, o cuando el rap llegue al punto en que está ahora la trova, ya habrán desaparecido muchos de sus defensores

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