Conocí primero su voz en las radionovelas, después al dramaturgo, director y actor de teatro Maikel Chávez García, un hombre que vive el arte desde sus esencias.
Este joven apasionado de las artes escénicas forma parte del grupo Teatro Pálpito desde los 17 años y a él le debe mucho de su desarrollo artístico. Tiene a la radio como otro de sus desvelos y le gusta mucho ponerle voz a los dibujos animados de la televisión. Ha sido merecedor de múltiples reconocimientos y lauros, entre ellos, el Premio Caracol de Dirección 2017, que confiere la Unión de Escritores y Artistas de Cuba. Pero lo que más distingue el trabajo de Maikel Chávez es la sinceridad, la profesionalidad y el amor con que se entrega a cada cosa que hace, es un hombre feliz de crear y de dejarnos participar.
Desde su sencillez, no dudó en acceder a responder algunas preguntas para los lectores del Portal de la AHS, una organización de la que es miembro y que admira por las potencialidades para propiciar espacios de diálogo entre creadores de diversas generaciones.
¿Cómo llegó Maikel Chávez a las artes escénicas de manera general?
Nací en Caibarién, un pueblo de pescadores donde fabular es parte de la cotidianidad de todos. Creo que los que habitan esa tierra están dotados de algo especial; muchos dicen que es locura y yo afirmo: ¡Bendita locura que permite darle colores a la vida! Mi familia es un circo, en el sentido más hermoso que encierra esta frase, todos juntos, armando y desarmando carpas a lo largo de la historia, apostando siempre por vivir en armonía a pesar de los pesares. Mis abuelos, ambos combatientes, me enseñaron a amar la tierra de donde uno es. Esa escenografía, con dramaturgia espectacular de mi propia familia, fueron los que me impulsaron al arte de las tablas. Un sitio que descubrí para reinventarme la realidad con mis historias, siempre tuteladas por Ariel Bouza, quien me invitó a ser parte de su Teatro Pálpito desde el año 2000 y ya van 18 años en los que he encontrado amparo para mis creaciones y donde me repito diariamente la máxima de que el arte ha de iluminar y provocar renovados deseos de vivir.
En el mundo teatral prefieres el público infantil, ¿por qué?
Tendría dos respuestas. Una más pasional: No hay mejor trabajo que ese, saber que ese ser está formando su universo cognitivo a partir de la relación establecida con la obra. La segunda un tanto racional: Porque la vida hay que vivirla con alegría infantil, sólo así llegan las oportunidades. Eso también lo aprendí de mi familia, especialmente de mi abuela Victoria (casual e intencionadamente es el nombre de la protagonista de mi obra y ha aparecido en varias como Puerto de coral). Ella me enseñó que no importa cuan malo sea lo que te pase en la vida, si mantienes la esperanza, la alegría y el entusiasmo, todo volverá a ser bello.
¿Tienes algún ritual a la hora de crear y recrear tus personajes?
Sí. Para mí son muy importantes los rituales. Creo que la vida misma es un ritual. Disfruto despertar y tomar mi café. En el caso de los personajes que interpreto no paro de dibujarlos. Bueno, yo me paso todo el tiempo dibujando, creo que ese es un Trastorno Obsesivo Compulsivo que no me abandona. En la medida en que dibujo, les voy creando historias que no aparecen en los textos. Busco la música que escucharía ese personaje y hay en mi teléfono una carpeta con ella y la escucho en algún momento del día. También el olor para mí es fundamental, por eso es parte del ritual, cada uno de mis personajes usan un perfume diferente. Y hago una cosa que puede parecer de locos, pero pongo a esa criatura a cuestionar mi vida personal. Te explico para que no parezca tan descabellado: Debemos ser conscientes de que nunca dejamos de ser uno para vivir la vida del personaje, hay muchos actores que dicen que ellos viven la vida del personaje y se olvidan de ellos y eso para mí es la descripción perfecta de la esquizofrenia. Yo soy un actor y mi trabajo es interpretar un personaje de la ficción. Pero sin dejar de ser consciente de que estoy “representando”; si no cuando mi personaje tenga que matar y yo esté viviendo su vida me convertiría en un homicida. Pues, bajo esa pauta entro en el juego y en vez de cuestionar al personaje hago que él (desde sus diferencias) me cuestione a mí. Es un juego, ese es mi mayor ritual, el universo lúdico que encierra el teatro o el medio en el que me desenvuelva. Pero lo más importante es que siempre está en constante cambio. Si siempre hago lo mismo, me aburro. Muchos de los actores del grupo siempre se preguntan con qué me saldré en cada función. Y creo también que es una manera de tener viva la obra, el personaje, y a uno mismo. Es un riesgo, pero es un bendito riesgo.
Eres un hombre joven que actúa, dirige y además es dramaturgo, ¿tienes predilección por alguna de estas especialidades?
No. Es como el padre que tiene muchos hijos, los debe querer a todos por igual porque son suyos, ahí en cada uno de ellos va un pedazo de vida de ese hombre. Claro, cada cual desde su particularidad es diferente. No te negaré que el susto que se siente antes de salir a escena es único, o el privilegio de conducir a los actores cuando diriges, que es como ir creando estrategias, tensando los cordeles para que tomen el camino que quieres para tu obra, o el hecho de construir un universo nuevo desde la dramaturgia. Yo disfruto cada una de las especialidades, y no las veo divorciadas. Creo que todas soy yo mismo. Yo actuando y pensando en la historia como dramaturgo y analizando el sistema de relaciones como director. ¿Qué hago para no volverme loco? ¡Jugar! Para mí el juego es primordial. Es parte de la metodología de investigación que empleo a la hora de abordar cada proyecto nuevo. Soy hiperquinético y siempre tengo que estar haciendo algo, explorando, experimentando, creando. Así sea un plato nuevo de cocina, otra de mis aficiones. En esencia, creo que todo es resultado de uno mismo y uno tiene que saber transitar por esas especialidades y saber el lugar que uno ocupa en cada instante. Cuando soy actor ni se me ocurre cuestionarle el método de dirección de quien me dirige, simplemente confío, me entrego, confraternizamos.
Tus personajes son siempre muy carismáticos y con dosis de humor, ¿en qué te inspiras para crear esa criollez?
En las personas que me rodean. Los cubanos somos seres que a golpe de humor reconstruimos nuestra realidad. Seres que soltamos un chiste y es recompensada con carcajadas en los momentos más duros. Esto no significa que seamos superficiales. Todo lo contrario. Creo que el humor es una dosis de inteligencia muy alta. Eso somos los cubanos, seres altamente inteligentes. Otra de las razones es que me interesa conectar con el espectador. Trato siempre de ponerme en su lugar y creo que lo que más les llega es una frase agradable, un chiste bien posicionado. Eso es la radio para mí. Estar al día.
Actualmente trabajas en dramatizados de la radio. ¿Cuánto te aporta un medio en el desempeño del otro?
Yo creo que los actores, escritores, directores, artistas en general debemos tener como premisa el hecho de no quedarnos en la zona de confort. Por lo que la indagación es fundamental. Yo siempre me impongo nuevos derroteros, – lo que no quiere decir que salga airoso de todos- pero me gusta explorar. La diferencia entre los medios en que me muevo me aporta eso, la diferenciación de espacios y públicos. Creo que debemos saber establecer los límites de cada medio y saborearlos. Eso nos da también la posibilidad de focalizar cuales son nuestras potencialidades y cuales nuestras debilidades, para en el segundo caso trabajar más para crecer. Creo que un artista en esencia debe luchar por la perfección en su trabajo que no es otra que la búsqueda de la verdad y como la verdad no es absoluta y en este mundo del arte depende de particularidades, creo que hay que tratar de ser lo más sinceros que podamos con nosotros mismos.
Has recibido muchos lauros en el mundo del arte. ¿Te sientes satisfecho? ¿Hay alguno que marque especialmente tu carrera? ¿Por qué?
Los premios son buen estímulo para acariciar el ego, el alma. Pero no sirven para mucho más. No te negaré que me alegro cada vez que recibo uno, pero nunca me han dado la medida de si lo que hago va por buen o mal camino. Creo que los premios son el resultado de algo coyuntural. Dependen del ojo que mira, de ese jurado integrado por pocas personas que dictaminarán según sus gustos estéticos, sus tendencias, e incluso su relación personal con la persona que concursa. Todos sabemos que funciona así. Yo me siento satisfecho de mis obras, de mis aciertos y lunares, de ese constante insistir en construir un discurso que nos distinga sobre la escena. Si tengo que hablar de marcas hechas por los premios, recordaría los recibido por Con ropa de domingo, un espectáculo que me llenó de satisfacciones. Pero, ¿sabes cuál fue el mejor premio de ese espectáculo? Estábamos con Corina Mestre en Camagüey haciendo una función de extensión en la Escuela Especial y fue la primera vez que una niña autista reaccionaba ante el estímulo del arte. Fue ese momento mágico lo que le hizo reaccionar. Recuerdo a su madre y sus maestras llorando por la emoción. Eso me ha marcado. Con ropa de domingo me regaló también el premio de conocer a Xiomara Palacio quien se convirtió en parte de mi familia.
Eres miembro de la UNEAC y la AHS, ¿cuánto te han apoyado estas organizaciones?
Ser miembro de la UNEAC y de la AHS es un privilegio. No sólo porque ambas ofrecen respaldo y ayuda desde sus posibilidades, sino por el criterio de selección de su membresía. La UNEAC podríamos decir que es un gremio de artistas que están en constante renovación, crecimiento. La AHS es el sitio que une al talento joven y sin excluir a nadie abre nuevas puertas, caminos, oportunidades. Es el espacio para consolidar el arte joven. Admiro las potencialidades para crear espacios de diálogo no solamente entre los jóvenes, sino para establecer puentes comunicativos entre creadores de diversas generaciones. Creo que, entre tantas razones por las que siempre retorno a mi país e insisto por permanecer aquí está el apoyo institucional a nuestras creaciones. En el más reciente estreno de mi obra –Vida y milagro de Federico Maldemar– debo agradecer también al Centro de Teatro de La Habana, al Consejo Nacional de Artes Escénicas y al Ministerio de Cultura por todo el apoyo brindado en la producción, promoción, y facilitación de espacios para la representación.
Un mensaje a los jóvenes que buscan su sitio en el universo de las artes.
No dejar de insistir. Confiar en sus potencialidades. Nunca se dejen derrotar por comentarios negativos. Recordar que en el arte el ejercicio del criterio es muy subjetivo, depende del universo cognitivo y emocional de quien opina. Creo que todos tenemos un espacio y que ese espacio se construye trabajando. Yo he hecho eso siempre en mi vida, trabajar, trabajar, trabajar… si tropiezo, me levanto. Si me equivoco, rectifico, y enrumbo mi vida hacia nuevos derroteros. Algo que siempre repito: ¡Lo mejor está siempre por llegar! Estudiar, crecer, superarse. Nunca creer que se la saben todas. Cada día se aprende, hasta del que menos imaginamos.
Proyectos que te ocupan ahora.
Ahora estoy muy emocionado con mi colección de siete libros para niños titulada Planeta Cachivache con Ediciones Cubanas. Me encanta el trabajo con el ilustrador Jorge Oliver Medina. Junto a él y Doris (La Tata) estoy haciendo audio libros, ya hicimos Chamaquili, donde Corina Mestre también estuvo implicada. Continuamos la serie de dibujos animados El reino de ortografía donde hago varios personajes, y se preparan nuevos proyectos de animados. Debo confesarte que una de las cosas que más disfruto son las puestas de voz de los muñequitos. La vida me dio un regalo al poder estar en el capítulo que celebró los 45 años de Elpidio Valdés; trabajar con Juan Padrón fue una fiesta. Continúo escribiendo para el teatro. Espero que salga por Ediciones Alarcos mi antología de textos para el teatro de títeres Ocho historias para un domingo con selección y prólogo de Rubén Darío Salazar. Sigo dirigiendo teatro y cuento en Radio Progreso. El más valioso de los proyectos: continuar llenando la vida de amigos. Recién estrenamos mi obra Vida y milagro de Federico Maldemar, que ha sido bien acogida por el público. Ahora comienza el camino, las aventuras de las funciones. Planeamos una temporada extensa y una gira nacional. Estoy dispuesto a nuevos proyectos, todo cuanto me haga crecer y divertirme. El arte para mí es eso, una fiesta para el alma.
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