Maikel Iglesias aún no duerme tranquilo. Concluyó la 22 edición del Festival A Tempo con Caturla, y él, presidente del Comité Organizador, no ha podido recuperarse, completamente, de los sobresaltos que le trajo el evento.
Recuerda, ahora de manera jocosa, cuando el coro Cantores de Cienfuegos, pidió venir hasta Santa Clara para participar del programa que organiza, y penosamente tuvo que decirles que esta ciudad no tenía hospedaje para ellos. “Aun así vinieron dos veces con transporte propio. En un primer momento a su concierto y otro a la clausura”, cuenta el también director de la agrupación coral masculina Audinos.
¡Tampoco fueron los únicos! Según Iglesias la Banda de Conciertos del Instituto Superior de Arte llegó hasta el centro de Cuba, se presentó, y con el mismo impulso que los trajo regresaron hacia su origen. “Villa Clara demanda de una plataforma de hospedaje que sea coherente con lo que demanda el evento”, reflexiona.
No obstante, el A Tempo con Caturla de 2018 no es un hecho fortuito, sino el resultado de un trabajo desplegado por años y así lo evidencian las personalidades que prestigiaron esta convocatoria. “Todos estos grandes artistas cuando se les invita aceptan porque ellos están ávidos de llegar hasta Santa Clara, dado la fama que tiene la ciudad de culta”.
Los honores esta vez correspondieron a agrupaciones como Orfeón Holguín, Trovarroco, Ensemble Vocal Musas, la Ensemble Cuba Contemporánea, entre otras, además de artistas de la talla de Ernány Harold López Nussa, César López y Habana Ensemble.
“Harold interrumpió una gira que tiene por el exterior para regalarnos este espectáculo a los santaclareños. Para él era una oportunidad de lujo, la última vez que había estado en Santa Clara fue hace muchos años. Y en cuanto a César, fue encantador lo que se disfrutó en el teatro La Caridad”, comenta Maikel.
Lo que Santa Clara vivió del 5 al 11 de marzo, es producto del rediseño que se le ha hecho al A tempo con Caturla, desde el 2014. “Fue la fecha en que decidimos invitar a la maestra Digna Guerra, que ese año recibía el Premio Maestro de Juventudes que otorga la Asociación Hermanos Saíz (AHS), y desde ese momento se abrió el diapasón para que Cuba entera mirara a Villa Clara y conociera de un concurso que para aquellas fechas iba a celebrar su edición 19”.
Por aquel entonces ya Maikel se había atrincherado de las técnicas que el iniciador del evento, Eliot Porta, por esos tiempos jefe de la sección sonora de la AHS en la provincia, para crear un espacio para la promoción y difusión de la llamada melodía culta, donde tuviesen igual oportunidad figuras reconocidas y jóvenes talentos.
En sus inicios se llamó Encuentro Nacional de Música de Pequeño Formato y tuvo su sede en el Museo de Artes Decorativas santaclareño; luego se decidió homenajear a quien fuera un gran artista cubano y universal, Alejandro García Caturla, y se bautizó, con su nombre.
Por ello, 22 años después dice Maikel que cada edición va siendo icónica. “Llegar hasta Quemado de Güines y Manicaragua, ha sido una peculiaridad de esta convocatoria. A Caibarién volvimos, porque siempre es grato regresar a esa ciudad costera; además,las jornadas estuvieron dedicadas de principio a fin al maestro Marcos Urbay, un caibarienense para quien la Banda de Conciertos de su localidad constituye el símbolo de su vida”.
Exigente consigo mismo, Maikel no duda en imponerse desafíos para él y el equipo que le acompaña. “Los retos quedan en no perder la visión de intercambiar jóvenes con grandes maestros. Y que los grandes maestros lleguen a dar su arte con modestia”.
Incluso, va más allá del mero hecho de la rigurosidad personal y toma riendas sobre lo que piensa del actuar de las instituciones que llegan a colaborar. “Que Villa Clara no pierda un festival como este, y que cada vez se parezca más al personaje que tanto honra con su nombre, porque Caturla fue muy grande y su obra muy prolífera”.
Por último sentencia que “el mayor reto que pudiera tener el A Tempo con Caturla y la Asociación Hermanos Saíz es no echar hacia atrás todo lo que se ha logrado”. Quizás, la fórmula perfecta para no sufrir de tantos sobresaltos durante el evento.
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