Farándula… y qué

Por Mery Delgado 

Farándula, el tercer estreno del Jazz Vila Projects, ya tiene vendida toda la semana de representaciones en la capitalina Sala Llauradó. Esa fue la primera noticia que escuché, al asistir a su debut este viernes con el primer elenco: Camila Arteche, Yordanka Airosa, Jomy Marull y Omar Rolando.

No les tengo que asegurar que la salita estaba abarrotada de un público no habitual del teatro, pero que, atraído por la farándula, hasta esperó una segunda función que tendría lugar a las diez de la noche.

El teatro comercial de Jazz Vilá sabe mover los resortes para su popularidad. Abundante promoción, utilizando todos los medios posibles: carteles, vallas, periódicos, radio, televisión, etc.

Fotos Buby

Buenos sponsor, más de 20 patrocinadores, la mayoría cuentapropistas que se ganaron un espacio en el programa de mano, vistoso, con abundante fotografía, colores, y tan llamativo como todo lo demás.

El empaque de Farándula viene acompañado de una música original, del compositor de turno, Osmani Espinosa, interpretado por Alex Duvall;  y tres obras plásticas de artistas jóvenes, como parte de la escenografía.

Después de todo lo descrito la caracterización de teatro comercial se hace más explícita: “El teatro comercial es aquel que se rige por la búsqueda de salud económica, puesto en manos de empresarios privados y que tiene como condición sine qua non el éxito de público. Sin el público este teatro no existe”.

Otra condición con la que Jazz Vilá cumple muy bien: “Las fórmulas de programación del teatro comercial van encaminadas al común de los mortales, suelen contar con rostros conocidos que provienen del cine o televisión y, salvo excepciones, gran parte de sus obras son de corte cómico o melodramático”.

Cada cual se emociona con lo que se emociona. ¿Necesitamos ir al teatro con una carga teórica o se puede ir al teatro sin más, disfrutarlo y cuestionarnos?

Creo sinceramente que esas son sus pretensiones: atraer a ese público y ponerlo a disfrutar de una historia fácilmente legible, con figuras atractivas de los medios y mucha alharaca, eso sí, muchísima alharaca, aunque las nueces estén perdidas.

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