De recorrido por toda la Isla andan por estos días el Viceministro de Cultura Fernando Rojas y Rubiel García, Presidente Nacional de la Asociación Hermanos Saíz (AHS). Evaluar en qué grado se cumplen o no los acuerdos del segundo Congreso es el objetivo de su visita a las filiales provinciales de la organización de la joven vanguardia artística cubana.
El encuentro, este jueves, con el ejecutivo camagüeyano, se extendió por una corta media hora. Bastó ese tiempo para que el presidente Yunielkis Naranjo Guerra demostrara que en la mayor filial del país no quedan pendientes por saldar.
“La relación entre la AHS y el sistema institucional de la cultura aquí siempre ha sido muy estrecha-dijo Naranjo Guerra. Todos los acuerdos relacionados con ese particular están cumplidos. En ese entonces pedimos un espacio en la televisión y ya contamos con Arte Soy, uno de los de mayor audiencia en Televisión Camagüey.”
La colección Pórtico dentro de la editorial provincial Ácana, los espacios de intercambio perenne con la Universidad de Camagüey, la reparación de la sede del ISA en esta ciudad, así como el saberse dueños de una de las Casas del Joven Creador más confortables del país figuran entre las luces listadas por el Presidente Yunielkis.
Da la apariencia Camagüey del engranaje perfectamente acoplado que funciona sin el menor esfuerzo, parece, sí, que aquí se ha conseguido llegar al non plus ultra de la cultura. Nada más lejos de la realidad, si esta filial se ha mantenido por cinco años consecutivos con la condición de Vanguardia Nacional es solo por la vigilancia constante de su presidencia, por el empeño y por esa vocación de inconformidad eterna que propulsa el cambio.
Y ya que hemos llegado al terreno de las inconformidades se debe decir que este encuentro con la directiva nacional también valió para darle curso a una de ellas: la restauración de los locales contiguos a la Casa que por ahora, solo en proyecto, son los estudios de la productora Audiovisual Luz Joven y sala de tránsito para los creadores que nos visiten.
La promesa no demoró: antes del 3er Congreso de la AHS estarán listas las obras y la conexión a internet de nuestra filial del ISA, cantera de la asociación por naturaleza.
La aprobación de un crecimiento especial para los bailarines del Ballet de Camagüey, el Folclórico y el Contemporáneo se puso de igual forma sobre la mesa.
Asimismo se tocó un punto crucial sobre el cual, a mi juicio, debió insistirse mucho más. Me refiero a la necesidad de dar a conocer, de rendir cuentas a la membrecía de forma sistemática (y sin politizar la frase) sobre el cómo marcha el proceso de cumplimiento de los acuerdos del 2do Congreso.
Se habla aquí de un derecho fundamental de los asociados, del derecho a la información, incluso más allá, del derecho a que su institución vehicule los espacios para la observación de un proceso que atañe a todas, que incide en el acto creativo y por consiguiente en el desarrollo sociocultural de la nación en pleno.
Por otro lado se trata de una cuestión pragmática simple: si en el lapso de tiempo que transcurre entre los congresos se le dan tratamiento y solución a las inquietudes y carencias de los asociados, estas citas pueden aprovecharse para la discusión de temas más globales, como el que ocupará el próximo octubre a los jóvenes creadores: su papel en la conformación de la política cultural de la Isla. (Tema este que excede el marco limitado de un Congreso puntual, que ha ocupado tesis de grado y posgrado de innumerables cuartillas, que le tiene la cabeza revuelta a más de un intelectual preocupado por el destino de su patria).
Pero volvamos al asunto que nos ocupa: ante la certeza de encontrarse en esta especie de estado de bienestar en el que vive Camagüey, Rubiel García solo ratificó su advertencia, ya conocida para los muchachos de acá: “en el caso de ustedes, mi principal sugerencia es que no se crean que todo está logrado”. Y con ese empujoncito matizado de halago cerró el encuentro.
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