Presentación del libro “Anatomía del pozo” de Yessica Arteaga Ibal
Me veo, dentro de la extendida niebla. / A través de las altas olas, / a través de los pozos verdes…Con estos versos de Roberto Manzano se inicia el descenso: una cita suspendida en el brocal del pozo oscuro y desafiante.
Así se me presenta lo desconocido, lo nuevo, en un cuaderno de hermosa cubierta publicado bajo el sello Guantanamera de la Editorial Samarcanda (España 2016) y que forma parte de un conjunto de obras de escritores cubanos que intentan acercarse al público lector foráneo.
La anatomía de un pozo, siempre suscita curiosidad y en muchos casos intención de saltar y descubrir los murmullos que desde el fondo nos dicen:
La yerba es más resistente
a la paciencia de la lluvia
[…]
La tierra sigue girando
no importa
cuántas ceremonias dictes
a la muerte […]
No sé si son las voces de Yessica Arteaga o forman parte de la invención. Todo poeta es un fabulador, un alfarero que moldea la arcilla y la transforma a su antojo.
Yessica nos invita a descubrir el mundo que ha creado en su primer libro, sus primeras palabras como graffitis en las rugosidades de la piedra. En sus versos hay mujeres que miran en varias direcciones: desde el dolor, la duda, el miedo, la ausencia y la ruptura.
Su poema «Escape» revela estos indicios:
Me gustan los pozos vacíos
Las caídas de agua,
El ave que escapa,
El proyectil que genera la cicatriz del espacio,
Las ballestas que descubren manzanas,
Las mujeres que mutilan sus senos
Y encuentran placer en el reflejo,
Las jaulas donde despiertan alas,
La semilla que se precipita y busca el auxilio de las manos,
La sensación de sorprender a la serpiente, liberación de la carne.
En este momento,
la moneda mueve la cuerda alrededor de mi cuello.
La autora ha dispuesto los textos como escalones que nos aproximan al misterio,
al agua subterránea que busca la mínima grieta para escapar.
Ella invita a conocer la intimidad de un sujeto lírico que intenta sobreponerse al silencio, a las cicatrices, al frío y a la ruina. Sumergirse en las profundidades implica riesgos, pero también resulta una especie de exorcismo capaz de aniquilar la incertidumbre y la tristeza, como un sentimiento que vive en la oscuridad con el anhelo de ser parte de la aurora. En el pozo se vierten las memorias del pasado y las aspiraciones del futuro. Es un punto donde convergen la realidad y el sueño.
Una voz nos impulsa:
Rompe el temor
hazlo sentir minúsculo frente al polvo.
Por unos segundos las luces desvanecen la niebla, pero nuevamente se escucha un susurro:
Existe el miedo en la victoria,
una pizca de silencio en el bullicio.
A pesar del fondo arenoso rozándonos los pies, es difícil saber si el pozo es real o forma parte de nuestra invención.
Nos descubrimos frente a un espejo de agua:
[…] cumplo 28 años y no creo
ni en el árbol genealógico,
ni en el álbum de fotos,
ni en el primer año
donde el cake era más dulce,
más grande […]
El libro es visceral, con un espíritu creativo que intenta definirse. Anatomía del pozo, representa el amanecer editorial de una escritora. Esperemos que Yessica Arteaga nos siga regalando sus versos y que el público lector cubano también pueda disfrutar de su poesía.
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otra vez me sorprendes, sencillo y complejo. pero me gusta, felicidades.