Fidel es creación y parte esencial de la iconografía que acompaña en diversos soportes, expresiones y estilos el transitar de la Revolución cubana por el mundo. Un transitar que se ha consolidado desde el imaginario colectivo del pueblo cubano en las últimas décadas.
A propósito de este imaginario colectivo, la exposición Aquí reúne en la Casa del Joven Creador de la Asociación Hermanos Saíz (AHS) en Holguín la obra de doce jóvenes artistas que se aproximan a la imagen y el pensamiento revolucionario del líder histórico y guía indiscutible de la Revolución Cubana, Fidel Castro Ruz, en el primer aniversario de su partida física.
Doce obras y doce jóvenes artistas holguineros autores de las mismas, componen una muestra “que más allá del simbólico número, vienen a conformar una colección de indiscutible carácter laudatorio”, escribe el MSc. Eliel Gómez Martínez en las palabras que acompañan la exposición donde, además, se refleja “en mayor o menor medida un respetuoso homenaje, afirmadas en el interés de visualizar la presencia, el hálito esperanzador de un pueblo que, agradecido, enarbola una contundente divisa: Estás aquí, entre nosotros, de manera imperecedera, inspirando la incesante lucha por el mejoramiento humano, en contiendas salpicadas de heroísmo, resistencia y valor, en aras de afirmar la victoria”, asevera el también presidente de la Sociedad Cultural José Martí en Holguín.
La mayoría de estos jóvenes creadores, no conocieron al Fidel de los días del Moncada y la Sierra Maestra y han representado la imagen del líder cubano, entre ellos Raúl Martínez, Osvaldo Salas, Kcho. Han personificado al Fidel del triunfo revolucionario y la Caravana de la Libertad, de los combates de Girón y los días de la Crisis de Octubre. Al líder militar de las contiendas bélicas en África y de las otras contiendas, las diplomáticas y estadísticas, en la arena internacional. No conocieron al Fidel enérgico de la crisis de los balseros y los años duros del período especial; ese Fidel que aparecía en cualquier lugar y momento y conversaba afablemente con trabajadores, estudiantes, deportistas, artistas. El Fidel Castro que marcaba, incluso, el ritmo de Cuba como nación y el de sus habitantes. Eso les ha llegado como referencia, quizá lejana, quizá cercana, mediante los medios, la educación, la familia, los amigos… Cuando más, su figura les fue palpable a muchos de ellos en los días de las largas Tribunas Abiertas, la Batalla de Ideas, la lucha por el regreso del niño Elián González y luego de los Cinco Héroes…
Otros, los más jóvenes, muchos aún estudiantes o recién salidos de la Academia, lo tuvieron presentes, además de estas múltiples referencias, en sus esporádicas apariciones en los medios, en las Reflexiones que frecuentemente publicaba la prensa nacional, en las fotos que aparecían en estos mismos medios, donde le veíamos acompañados de los diversos líderes que visitaban el país, en la caravana eterna que recorrió buena parte del país hace aproximadamente un año, hasta su destino final en el cementerio santiaguero de Santa Ifigenia, donde una piedra monolítica que recuerda un grano de maíz, ese que puede contener toda la gloria del mundo en su interior, guarda sus restos físicos por la eternidad.
A este Fidel, el de los últimos años de su vida, incluso décadas, el que observaban por fotografías pero no en el accionar político diario del país, como en otros tiempos lo vieron sus padres y abuelos, se han acercado la mayoría de los jóvenes que integran la exposición Aquí en la Casa del Joven Creador de la AHS de Holguín. Ellos no ven al Fidel activamente militar, sino al hombre, al pensador preocupado por la sociopolítica mundial, la crisis alimentaria, el medio ambiente; incluso ven al padre, al abuelo, al amigo que los aconsejaba y alertaba desde sus múltiples escritos.
Una excepción de esto podría ser la instalación sin título, en óleo/lienzo y luces, de Armando Ruiz, donde el líder, de espaldas a quien le observa, se alza sobre una serie de armas (la AK–47 rusa parece prevalecer) que se levantan junto a él en símbolo de alegórica victoria. Por su parte, Juan Miguel Osorio nos ofrece la única imagen en la muestra de Fidel joven, vestido de cuello y corbata y sin su característica barba posterior a la lucha insurreccional, quizá en los días universitarios o posteriores a los sucesos del Moncada, en la pieza En silencio ha tenido que ser (técnica mixta). Nelsy Igalza Ferreiro, por su parte, nos entrega en “90…” otra imagen del líder revolucionario en la medianía de su vida; lo mismo que Gilberto González Carcasés (Yiki) en una obra realizada con tinta para tatuar sobre cartulina, donde observamos a un Fidel anciano acompañado de la frase “En el sistema Patria o Muerte”. De esta misma imagen, la del Fidel octogenario, se apropia Alfonso Tamayo en su obra sin título (acrílico/lienzo) donde observamos a un líder anciano y pensativo, escrutador. Mientras que para Ibrahim Ámbar Ricardo, en “La apoteosis de Castro”, el Fidel que recuerda y retrata el joven holguinero es el anciano líder en los últimos años de su vida.
En otras piezas de Aquí no está presente, al menos de forma visible, la figura del revolucionario cubano: observamos asociaciones, representaciones, alegorías a su vida y obra, a situaciones y realidades de la vida nacional, de la Revolución Cubana. Victoria (tinta/lona) de Aurora Ofelia González Sánchez, por ejemplo, es un abstracto no geométrico, donde los colores cálidos y las gotas rojas semejan el esfuerzo de la guerra, los sacrificios de la lograda victoria. Otro abstracto es Silencio, óleo sobre lienzo de Alejandro Olano Carralero. Una pieza interesante, especie de metáfora de la vejez y de la productividad creativa de esa vejez, en este caso fructífera, necesaria, vital, es Tardes de otoño, instalación con cabello humano y sábana, de la autoría de Lidisbelis Carmenate Díaz.
En la obra perteneciente a la seria La sagrada familia (semillas de pino/tela) la joven Claudia Velázquez Carmenate nos entrega la imagen de una pionera con una bandera cubana en su mano durante algún acto o manifestación política, quizá una representación alegórica de la misma artista o parte de su familia. Roxana Domínguez Anido expone Fragmento de un jardín (gofrado/papel) y al parecer, Heidy Gómez Ferrás realizó una serie completa dedicada al Líder de la Revolución Cubana, titulada Homenaje al Comandante Fidel, cuya apreciación en conjunto posibilitaría otras interpretaciones del quehacer de esta artista en relación a la figura de Fidel. De ella expone “No existe mejor descripción”, pieza en acrílico sobre lienzo a partir de sus grados militares que son, también, parte del imaginario iconográfico de la figura de Fidel Castro.
En las mismas palabras de presentación, Eliel Ramírez nos recuerda que en 1962 Fidel se preguntaba: “¿Por qué miramos con admiración a los jóvenes? Miramos con admiración y con cariño a los jóvenes porque los jóvenes han hecho mucho por esta Revolución nuestra, porque los jóvenes han escrito páginas de heroísmo muy grandes en esta Revolución nuestra; porque los jóvenes nos han dado sobradas razones en todos los órdenes para tener fe en los jóvenes”. Los jóvenes artistas holguineros y las obras que integran la exposición Aquí dan fe de ello y además, nos ofrecen múltiples interpretaciones y miradas de la figura de Fidel Castro y su presencia tangible en la Cuba de nuestros días.
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