En septiembre pareció que Eolo –el dios griego de los vientos– jugó con Cuba, y poco después se estrujó el suelo de Ciudad de México como un papel en las manos de Gaya. Hubo muertos y destrozos en ambos países, pero a pesar de sismos y huracanes algunos planes siguieron adelante.
Por ejemplo, no se detuvo el proyecto que mantenía ocupado al productor argentino Sebastián Heredia, quien trajo a Cuba algunas bandas de calidad de la tierra azteca y otros países de América Latina. Desde 2014 promueve el Festival de Músicas Latinoamericanas y Caribeñas Patria Grande, con el cual ha mostrado en la Isla a notables exponentes del rock latino, el hip-hop y el reggae, entre otras sonoridades.
La Asociación Hermanos Saíz (AHS) y el Instituto Cubano de la Música, con el apoyo del Ministerio de Cultura, auspiciaron la cuarta edición del evento que se desarrolló hasta inicios de este mes en La Habana y otros lugares del país. Junto a varias bandas cubanas se presentaron, entre otros, los colombianos de Nepentes y los mexicanos de Salón Victoria.
“Logramos armar una muestra de mucha calidad, aunque no todas las bandas fueran conocidas aquí”, abrió esta conversación Sebastián Heredia.
¿Cuál es el propósito del evento y cuáles circunstancias lo trajeron a Cuba?
El proyecto nació en las Romerías de Mayo. Allí varias personas pensamos traer, en la medida de las posibilidades del país, un festival de lo que se llama rock latino. En otros países de la región tales eventos provocan las principales concentraciones juveniles, como Vive Latino (México) y Rock al Parque (Colombia). El nuestro es un festival pequeño, pero hasta el momento han actuado los artistas más importantes de la región. Este año nos acompañaron los mexicanos de Salón Victoria, uno de los grupos más importantes de Ska, ritmo jamaicano que se deriva del Jazz.
Hablaba del rock latino, pero incluye otras músicas…
En otros países este concepto se refiere a la cultura urbana en general, y engloba muchas corrientes musicales diferentes que se mezclan con el rock. En los festivales que mencioné puedes escuchar lo mismo un grupo extremo de heavy metal, que uno de reggae o de funk. Generalmente aquí se asocia el rock solo al metal, pero este no es un festival de metal, aunque haya propuestas del género.
¿Es difícil organizarlo?
A veces, porque estas bandas importantes tienen un calendario completo. Algunas que han venido, como No Te Va Gustar (Uruguay), Carajo (Argentina) o Aterciopelados (Colombia) tocan prácticamente todos los fines de semana durante once meses al año. No obstante, hasta ahora hemos logrado la asistencia de agrupaciones que son masivas en otros países, tienen millones de seguidores en Facebook y dan conciertos para cientos de miles.
¿Qué los seduce para que viajen a Cuba?
Creo que vienen por la relación de la cultura rock latinoamericana con las corrientes políticas progresistas. Muchas veces les seduce la idea de venir a tocar acá, un país que ha sido símbolo de la izquierda en el contexto latinoamericano. La tradición histórica y política de Cuba es el principal atractivo, como supongo ha sido también para The Rolling Stones, Manu Chao…
¿Cómo puede ayudar el festival a los músicos cubanos?
Uno de los intereses del Mincult en el evento es que sirva de plataforma para visibilizar grupos de acá que no están integrados al circuito del rock latino. Ya logramos en 2016 una gira de la banda Tendencia por tres ciudades de Colombia. Este año Stoner fue a presentarse en Argentina donde compartió escenario con grupos muy conocidos internacionalmente. Fue posible a partir de los contactos y proyectos que se producen en el Patria Grande, aunque todavía en pequeña escala. Veremos cómo continúan estos esfuerzos porque ahora el contexto internacional también es complejo, hay cambios de signo político en varios países latinoamericanos y eso incide directamente en el panorama de la música.
Hablando de contextos difíciles: ¿Los recientes desastres naturales afectaron la concepción del evento?
Es un logro que hayamos podido hacerlo. Fue importante la decisión institucional de mantener y reanudar todas las actividades culturales que tenía planificado el país, entre ellas Patria Grande. También que invitados mexicanos confirmaran su participación. Tuvimos que cambiar un poco la planificación y llevamos la música a comunidades afectadas. Me parece que al Che Guevara, a quien estuvo dedicada la IV edición, le hubiera gustado ver cómo en circunstancias así, artistas latinoamericanos van a tocar a donde más lo necesitan, a darle un poco de música a la gente.
¿Cómo ve el escenario alternativo en Cuba?
Musicalmente muy bien. Aquí tienen un alto nivel de ejecución de los instrumentos. Lo que ustedes llaman fusión sería lo más parecido al concepto de rock latino. Por ejemplo, es excelente la propuesta de Toques del Río. También recuerdo la calidad de lo que hacía X Alfonso.
Aunque no son géneros masivos, aquí hay un público potencial numéricamente significativo, un pueblo con educación y tradición en apreciar el arte. Mientras no se difunda más las cantidades de espectadores no serán como en otros lugares de la región, donde hay tradición de festivales de rock latino y se promueven mucho en la televisión y la radio.
No obstante estamos satisfechos. Este año la participación de la AHS aportó riqueza al festival en organización, pero sobre todo en propuestas musicales. Con su ayuda Patria Grande se multiplicó en muchos conciertos y eso permitió que más artistas cubanos se puedan presentar. Ahora tenemos un evento más diverso que como lo pensamos inicialmente y promovemos un concepto más plural, a tono con la concepción actual del rock.
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