La AHS: una gran familia de la que nunca voy a salir

Tiene 34 años y es padre de dos niños. Es un joven de este tiempo. Posee la madurez suficiente para presidir desde el 2013 la Asociación Hermanos Saíz (AHS), organización de la vanguardia artística cubana que arriba a su aniversario 31, este 18 de octubre. El guantanamero Rubiel García (egresado del Instituto Superior de Diseño) se sintió fascinado por la labor cultural que desarrollaba en la capital la AHS.

“Me fui formando culturalmente en La Habana y durante las vacaciones tanto la UNEAC como la casa del Joven Creador en Guantánamo fueron esa guarida donde todos los que estudiamos una carrera relacionada con las artes buscábamos oxígeno y cobija en las exposiciones, los conciertos. Encontré allí a otros jóvenes que compartíamos los mismos intereses e inquietudes. Todo eso cristalizó en una gran familia a la que entré y de la que nunca voy a salir, al menos de corazón”, recuerda Rubiel.

¿Qué importancia ha tenido la AHS para los jóvenes artistas cubanos?

La Asociación contribuyó en algunos casos a visibilizar algunas manifestaciones que no habían sido reconocidas por las instituciones de la cultura y las colocó en el mapa cultural cubano. Por ejemplo gracias a la AHS se crearon la Agencia Cubana de Rap y la Agencia Cubana de Rock, con un espacio de participación dentro de la política cultural.

Siempre digo que la Asociación es muy inclusiva a la hora de verla, martianamente. Esa es mi interpretación de lo que expresó Fidel en sus Palabras a los intelectuales: “ponerlos a participar en esa gran obra que era la Revolución”. Eso ha sido la AHS  para muchos jóvenes que han pasado por sus filas y hoy son artistas consagrados y premiados, pero su primer libro quizás fue el resultado del Premio Calendario.

La Rumba es hoy Patrimonio Inmaterial de la Humanidad gracias en buena medida a la labor de la AHS. Ulises Mora –organizador del Timbalaye –es miembro de honor de la organización porque creció dentro de sus filas y empezó a batallar por esa tradición de la cual siempre debemos beber.

“Tenemos en nuestro seno a instrumentistas, jazzistas, músicos de concierto, jóvenes egresados de la enseñanza artística que engrosan nuestras filas, profesionales con mucho talento que ven aquí un lugar para crecer.

“La AHS ha sido un espacio de resistencia cultural. Tiene voz y voto en las decisiones que se toman a nivel de cultura y por lo tanto no se puede sentir ajena a ningún tema de la sociedad donde se desarrolla”.

¿Cómo ha sido ese diálogo con las instituciones culturales? ¿Consideras que ha habido momentos de incomprensión, de insatisfacciones?

De hecho todo proceso dialéctico pasa por las discrepancias que conducen al desarrollo. Los miembros de la AHS debemos ser cada vez mejores para poder conversar con la contrapartida institucional. Todo el proceso del Segundo Congreso de la Asociación demostró que hay un buen diálogo. Ese diálogo es diáfano pero no siempre ha sido lineal.

Se han acumulando experiencia de años anteriores, sacando provecho de los éxitos, enseñanzas y de los fracasos, en todos los sentidos. Por eso, hemos ganado en visibilidad, en reconocimiento y en respeto por la labor seria que desarrollamos.

¿Cómo se inserta en el panorama cultural de la Nación? ¿Qué eventos organiza la Asociación?

Una de las mayores fortalezas de la AHS es que cuenta con una filial en cada provincia y una sede: la Casa del Joven Creador, cercana a la comunidad. Allí el artista no solo experimenta sino que se retroalimenta a través del público que recibe sus creaciones. Al tener la posibilidad de ir a lugares apartados se ha consolidado en la Asociación un fuerte carácter comunitario, con una alta responsabilidad social desde el arte.

Organizamos un grupo de jornadas y eventos que se han fortalecido mediante el diálogo con las instituciones y ya se reconocen como parte de la programación cultural de los territorios. Las Romerías de Mayo no pertenecen solo a la Provincia de Holguín, es un evento nacional e internacional. Allí se dan la mano los jóvenes creadores con figuras más consagradas como los Maestros de Juventudes y los Miembros de honor.

Esos eventos ponen a contrapuntear a los creadores con lo que está pasando en las manifestaciones culturales de todo el país y constituyen el elemento que utilizamos para interactuar, darles voz a los aficionados que participan en talleres comunitarios que se desarrollan en nuestras sedes. Es una responsabilidad única que va más allá de la zona etaria que defendemos. Ese es el compromiso que tenemos nosotros.

Hablando de compromiso y responsabilidad, hace pocos días, a raíz del paso del huracán Irma por nuestro territorio nacional, los miembros de la AHS se sumaron a donar sangre voluntariamente y formaron parte de las brigadas artísticas que actúan para los damnificados.

Por la cultura solidaria que tenemos ningún cubano queda ajeno al dolor de los que sufrieron con un evento meteorológico como Irma. Si los linieros no han dormido y los maestros fueron a dar clases en las escuelas qué podemos hacer nosotros desde el punto de vista espiritual: brindar nuestro arte. Ayudamos por el día a los damnificados en las labores de reconstrucción y por la noche les llevamos la cultura. Donar sangre es uno de esos aspectos.

En Camagüey los primeros que llegaron a trabajar fueron los artistas y luego siguieron dándoles alegría a las personas que lo perdieron todo menos la esperanza porque como cubanos sabían que la Revolución no los iba a dejar abandonados. Y ese es parte del compromiso que tenemos con la sociedad. Estamos en un contexto que también influye en tu obra. La mejor manera de serle útil a la cultura cubana es compartir con el pueblo sus penas y sus alegrías.

¿En qué nuevos proyectos está inmersa la Asociación de cara a su aniversario 31?

Mirándolo ya en la distancia, hablar de la Asociación puede ser un poco más cómodo. Sin embargo, seguimos teniendo desafíos porque en la AHS coexisten creadores de varias generaciones desde 17 hasta 35 años. Tenemos el reto de defender lo que hemos logrado, de no contaminarnos con la avalancha neocolonial que es tan sutil y permanente.

Estamos comprometidos a seguir dando nuestro aporte a la sociedad, defendiendo valores que creemos perdidos y convirtiendo en líneas de trabajo los acuerdos del Congreso y de los eventos que organizamos. No podemos dejar morir nuestras tradiciones. Debemos seguir experimentando, incluso equivocándonos, en el afán de buscar mejores soluciones en un mundo donde no existen fronteras para el arte. No estamos ajenos a las grandes amenazas a nivel mundial del medio ambiente y la economía. Para hacer perfectible nuestro proyecto social hay que pensar, necesariamente, en la cultura.

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