La otra ciudad es la primera exposición de arquitectura que se realiza en una galería de arte de Cienfuegos. Permanecerá abierta al público durante el mes de agosto en la Mateo Torriente, de la Unión Nacional de Escritores y Artistas de Cuba (Uneac) en la provincia. Cinco jóvenes proyectan la urbe del futuro mediante renovadoras y atrevidas propuestas, pero no imposibles.
Ana Lourdes Barreras, Yasmany Bolaños, Royers Leno Medina, Merly González y Camilo José Cabrera, son los protagonistas de la muestra colectiva, derivada de sus propias tesis de diploma para titularse como arquitectos en la Universidad Central Marta Abreu, de Las Villas.
«La posibilidad de mostrar nuestro trabajo no solo a especialistas y clientes, sino a un público más amplio, resultó la principal motivación», comentó Ana Lourdes. «Queríamos presentar las nuevas ideas, con el propósito de expandir la visión de las personas sobre la ciudad».
El empeño de socialización se convirtió finalmente en un hito cultural en la región centro sur del país, donde nunca antes la arquitectura había sido apreciada en su sentido artístico. Para el reconocido pintor Camilo Villalvilla Soto —quien asistió la curaduría de la exposición— «es la única de las artes visuales con la doble condición de ser contenedor y contenido al mismo tiempo».
Ante la inquietud de exponer arquitectura, «coincidieron cuatro trabajos de ejercicio académico, enfocados al mejoramiento de la imagen urbana de Cienfuegos», explicó Yasmany. «La intención fue compartir con la gente los resultados de nuestras tesis. Enseñarles la ciudad posible, cuánto puede cambiar, sin temor a lo moderno».
«Pretendimos una óptica distinta y desprejuiciada», enfatizó Camilo José Cabrera. «La realización de proyectos docentes, nos permitió asumir una perspectiva muy abierta en la solución de determinados problemas, con referencia a las prácticas más contemporáneas en Cuba y el mundo».
El Cienfuegos pensado por los jóvenes arquitectos, plantea la recuperación de viejas edificaciones casi en ruinas y la transformación de importantes espacios públicos, bajo los códigos de la modernidad y en admirable armonía con el patrimonio construido.
«Si ya un inmueble se derrumbó, lo correcto no es hacer uno idéntico, pues sería lo que nosotros consideramos un “falso histórico”. Debemos darle valor a lo nuevo, porque al paso de los años ¿qué aportaremos?, ¿qué le dejará nuestra generación a la próxima?», apuntó Royers.
La otra ciudad, de momento erigida en las paredes de la galería Mateo Torriente de Cienfuegos, invita a dialogar con el futuro. Cinco jóvenes la sueñan y creen posible. El artista plástico Villalvilla Soto resume la muestra colectiva en una sugerente reflexión: «Puedes apagar la radio cuando ponen el reguetón que odias, pero el edificio horrible frente a tu casa no te lo puedes quitar de arriba. La arquitectura nos compete a todos».
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