Los colores del meñique del sur

Se le antoja a los colores del pintor, de su pincel, dibujar un legado, una impronta, un gigante.

Se le antoja a la musa de esos trazos delinear un abanico de razones, un multicolor arcoíris de sentimientos encontrados por el Meñique del sur.

Se le antoja a las manos creadoras, bisoñas y espontáneas, esbozar el verde de la esperanza, las botas del incansable caminante, las rosas de Martí, las hojas de olivo y laurel, la estrella solitaria, el Don Quijote cubano, la única piedra por donde nacen flores blancas y el tiempo de un símbolo que se sabe futuro; el rombo bicolor.

Se le antoja a los noveles artistas pintarle al jefe, al líder, a su Cuba, al amor, al presente, al futuro, al niño que siempre es…, a la obra que es Cuba, a la creación que es pelear; que es vencer.

Se le antoja a los pintores un regalo al siempre Martí; pinceles que delinean, que no olvidan, que sienten, que admiran… la honda de Fidel.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Este sitio se reserva el derecho de la publicación de los comentarios. No se harán visibles aquellos que sean denigrantes, ofensivos, difamatorios, que estén fuera de contexto o atenten contra la dignidad de una persona o grupo social.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

  • Lo más Leído

    Lo lamentamos. No hay nada que mostrar aún.

    Suscripción

    Para recibir nuestro boletín ingrese su dirección de correo electrónico