Según el dramaturgo y director teatral Rubén Darío Salazar: “Un escritor para niños y jóvenes, debe vivir con los oídos como las antenas de los insectos, al tanto de todo lo que sucede, pero fundamentalmente de las cosas mejores que sucedan, las que harán del niño o joven un hombre mejor, justo, abierto, crítico y transparente”.
Varias generaciones de autores han contribuido al desarrollo de la literatura infantil cubana. Dora Alonso, Onelio Jorge Cardoso, Eliseo Diego, con su único libro para niños, pero además con su trabajo teórico y de fomento; Exilia Saldaña y René Méndez Capote. Entre los autores contemporáneos: Nersys Felipe, Julia Calzadilla, Enrique Pérez Díaz, Mildre Hernández y Eldys Baratute, son algunos de una amplia lista, donde pocas veces se incluye a dramaturgos, como el propio Rubén Darío.
Actualmente la creación de la literatura infanto-juvenil en el país, propone temas y estilos diversos. Podría decirse que prima la calidad en la mayoría de las obras. No obstante, ¿damos a los libros y sus autores el reconocimiento que merecen? Los públicos siempre esperan encontrar en librerías y ferias Había una vez, El Principito o La Edad de Oro, a pesar de que se ofrecen al lector otros textos interesantes, novedosos.
Ineficientes mecanismos de promoción, poco atractivo en el diseño gráfico de los libros, la escasa articulación con centros educativos y Bibliotecas públicas, son sólo algunos de los aspectos a considerar alrededor de la creación literaria infanto-juvenil.
En el fomento del hábito de la lectura en estas edades también inciden padres, maestros, bibliotecarios y otros mediadores, quienes sugieren al niño qué leer. Aquí repercute la cultura artística-literaria del adulto, e influye el poco acompañamiento de los promotores del Centro del Libro.
La Editorial Gente Nueva, especializada en textos para niños y jóvenes, ha publicado durante cinco décadas, narrativa, poesía, cuadernos sobre arte, deporte, historia, y los más difíciles, de ciencia y técnica. Este Sello ha presentado dificultades para concluir su plan anual de casi cien libros, por factores relacionados con la industria poligráfica en el país. Tema para otro comentario.
Gente Nueva ha producido diversas colecciones: Ámbar, Primavera -donde publicaron autores clásicos internacionales y además novelas cubanas-; y Colección Veintiuno, compendio que reunió títulos imprescindibles de la literatura infanto-juvenil. En este caso, el pobre diseño visual afectó el proyecto, porque el libro –aunque defienda lo artístico– también es un objeto de mercado, y debe seducir al público. ¿Son todo lo hermosos y atractivos que pudieran, para cautivar a los niños?
Ejemplares muy solicitados como los de pasatiempos, álbumes ilustrados y troquelados, han sido producidos por Gente Nueva, aunque en menor cantidad. Al respecto se explica que su costo en la poligrafía es muy alto y los libros se venden más barato. En este sentido es oportuno reconocer que el precio de los textos, por lo general, es asequible a la población.
En los últimos años, Gente Nueva inauguró una ludoteca, una galería y la librería El Cochero Azul, sedes que pretenden convertir en vitrina de lo producido para niños. Proseguir con el Pabellón Infantil, con aficionados e instructores de arte, ha sido otro de los empeños dentro del trabajo comunitario.
Otra dimensión del tema son los certámenes que se convocan. El Premio La Edad de Oro estimula la creación en perfiles poco trabajados como la novela de amor, la ciencia-ficción para jóvenes y el teatro.
El prestigioso premio literario Casa de las Américas reconoce a escritores de este ámbito. Según han referido algunos autores la categoría es demasiada amplia, y sugieren que se convoque bienalmente para géneros específicos dentro del mismo apartado.
La Casa Editora Abril invita anualmente a concursar, y existe el Premio Herminio Almendros de la editorial Oriente de la Editora de igual nombre. Además, los premios Calendario de la Asociación Hermanos Saíz también incluyen la categoría infanto-juvenil. Los títulos son presentados cada año en La Habana durante la Feria del Libro, y luego continúan un recorrido de promoción por el país.
Sin embargo, luego de las Ferias territoriales pocas veces se organizan encuentros entre escritores y lectores, talleres, intercambios entre editoriales, o proyectos asociados a las tecnologías digitales. En los medios de comunicación apenas existen espacios de promoción y crítica de toda la literatura, no sólo la de niños y jóvenes.
Una vez más se habla de una errada promoción, que minimiza los excelentes títulos y autores con que contamos en el país, y que la buena literatura para niños y jóvenes garantice desde edades tempranas el hábito de leer, el acercamiento a las artes, la cultura e historia.
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