Yunior GarcÃa y Teatro Alasbuenas
El teatro para niños en HolguÃn abre sus perspectivas a nuevos horizontes y posibilidades expresivas que ubican a la provincia como una de las plazas necesarias en el panorama teatral cubano. El Teatro Guiñol de HolguÃn, que celebra este 2017 sus 45 años de fundado; Rompetacones y jóvenes grupos como Neón Teatro, TÃteres Eclipse, Palabras al viento y, sin dudas, Teatro Alasbuenas, dirigido por Manuel RodrÃguez Moreno, conforman este panorama visible donde existen, además, otros colectivos que incursionan en el hecho teatral, en la amplitud de su diapasón, como el Teatro LÃrico de HolguÃn Rodrigo Prats y la compañÃa Trébol Teatro, dirigida por el reconocido dramaturgo y actor Yunior GarcÃa Aguilera.
De esta productiva alquimia –Alasbuenas y Yunior GarcÃa– surge, para bien de los espectadores de teatro de todas las edades, la puesta Lucas & LucÃa. De vuelta a casa, texto de Yunior, jefe de sección de Artes Escénicas en la Asociación Hermanos SaÃz (AHS) holguinera, estrenado por Alasbuenas en la sala Raúl Camayd del Teatro Eddy Suñol, con dirección general de RodrÃguez Moreno.
La obra (teatro de arena) se articula sobre la conocida canción del cantautor Carlos Varela y resulta una alegorÃa a la libertad del ser humano, como la canción misma, aquella que solo existe, como dice otro tema de Varela, cuando no es de nadie… Pero el texto de Yunior crece independiente al tema musical, lo toma como excusa, como motivo para desarrollarse y crear un discurso convincente en lo que resulta la primera experiencia del dramaturgo —autor de obras reconocidas en el panorama teatral como Sangre, Asco, Semen y la reciente Jacuzzi— en la escritura para niños. El propio Yunior asegura: «En todo caso, les agradezco a los actores de Alasbuenas por el riesgo de llevar a escena mi primer texto para niños. Su valentÃa me ha ayudado a entender que escribir para esas edades es, sin dudas, la menos ingenua de las creaciones artÃsticas».
Subrayo, además, la independencia de la obra respecto al tema musical que le ofreció al dramaturgo una «salida salomónica» —como él mismo dice— a varias de sus inquietudes; aunque la aparición al final de la obra de un muñeco similar a Carlos Varela, acompañando la canción, ancla el referente, lo hace obligatorio a la obra, incluso en el público que, hasta ese momento, no lo habÃa percibido o desconocÃa el tema…
La puesta, articulada sobre una concepción escenográfica visualmente atractiva a cargo de Alexander MachÃn San, cuenta la historia de dos pequeños hermanos: Lucas (Elvis Hernández) y LucÃa (Ileana Casanella) que buscan por el mundo, a bordo de un aeroplano, aquello que anhelan e, irremediablemente, solo encontrarán en el sitio que dejaron atrás y al cual deben volver en algún momento; aunque el poeta —y eso lo sabrán cuando crezcan, cuando pase el tiempo— aconseja no regresar a los lugares donde se fue feliz: un soplo inconfundible de aire fresco, busca Lucas, y una almohada que hace olvidar los malos recuerdos, LucÃa…
El mundo es demasiado pequeño para Lucas y LucÃa: por eso ellos buscan y, de alguna manera, encuentran;, aunque no necesariamente lo que pretendÃan al inicio de su búsqueda… Asà se suceden diversas aventuras, suerte de dinamismo escenográfico de la obra, que recuerda, en parte, por el mismo desarrollo de las historias y sus desenlaces, a las aventuras de la pequeña Dorothy Gale en el reino de El maravilloso mago de Oz, libro publicado por el estadounidense Lyman Frank Baum en 1900.
Lucas y LucÃa llegan —a bordo de un aeroplano de rostro triste— a un desierto: parece ser un desierto mexicano, incluso con cactus, donde los espera una «red» (Laura GarcÃa) que todo lo sabe, como un oráculo abierto a respuestas y conocimientos de todo tipo, menos el que ellos realmente necesitan. Luego llegan al paÃs de las cosas deliciosas, gobernado por un chef autócrata y despótico (Elier Ãlvarez) que tiene a todo el pueblo prisionero y, además, censurado a medio diccionario, aunque —asegura este chef— lo hace «por el bien del paÃs» que gobierna. El otro reino al que arriban es un supermarket donde el dueño, hombre egoÃsta y millonario, les asegura que «todo el mundo vende algo», por eso él (Elier Ãlvarez) solo piensa en comprar y vender, nada más… Finalmente, los pequeños llegan al paÃs de los juegos donde los espera, sobre una cancha de fútbol, nadie más y nadie menos que el argentino Leo Messi (Laura GarcÃa), con quien Lucas juega fútbol con una pelota de calcetines hecha por LucÃa, pues «del lugar de dónde venimos todo es posible». A cada una de las situaciones encuentran una salida inteligente y, además, pistas ocultas sobre la verdad que anhelan, aquello que buscan: en cada aventura «de crecimiento», como en las viejas historias de caballeros y dragones, ellos encuentran —lo que podrÃamos llamar— la martiana utilidad de la virtud.
La puesta sobresale por su dinamismo, incluso en el necesario y rápido cambio de escenografÃa para transitar por los diferentes reinos, y por el uso de la música, que en momentos parece rescatar la tradición del tÃtere musical cubano, tan menguada por un buen tiempo, y que acentúa el carácter interactivo de la obra; además de la excelente interpretación de sus actores y la propia manipulación de los muñecos. La música original fue compuesta por VÃctor Rafael Trasobares Parra y el diseño de la banda sonora y el sonido es de Francisco Zaldivar Oropesa.
Además, una de las cuestiones esenciales en Lucas & LucÃa… es el cuidadoso diseño y realización de los muñecos, un trabajo casi de orfebre, confeccionados por un artista multifacético como Onelio Escalona.
La obra Lucas & LucÃa. De vuelta a casa por Alasbuenas, con texto de Yunior GarcÃa y dirección de Manuel RodrÃguez Moreno nos demuestran que —no solo en un mundo de magia y ensoñaciones, sino también en la vida real— lo importante no es encontrar los sueños, sino nunca dejar de buscarlos.
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