Cuando una de sus paisas colombianas le comentó a Berta Pérez Ortega, que en la ciudad de Guantánamo encontrarÃa uno de los movimientos danzarios más sui generis de Cuba, no se lo pensó dos veces para venir por primera vez a la Isla y a esta provincia oriental.
Tal vez porque en esta tierra también de café, cacao, changüÃ, rumba y folclor, hallarÃa elementos que la ayudarÃan a validar el tema de la Tesis de MaestrÃa en Educación Popular, que realiza en la Universidad Uniminuto de Dios, con sede en Bogotá, de donde es nativa.
«Hace un par de años, una amiga fue invitada por la Asociación Hermanos SaÃz (AHS ) a un encuentro de jóvenes titiriteros aquà en Guantánamo.
»Ella se embebió del trabajo de promoción y divulgación cultural que realiza la AHS guantanamera y, entre otras cosas, también conoció los procesos creativos de las tres compañÃas emblemáticas de danza del territorio», comenta mientras grabo nuestra conversación.
«Ella, que conoce mis aspiraciones con el programa académico que recibo en la MaestrÃa, me platicó enseguida de la solidez danzaria de este oriental territorio cubano; me animó, y no lo dudé para que fuera Guantánamo la pasantÃa ideal para mi investigación», agrega la joven comunicadora.
La danza como instrumento de reconocimiento personal y la transmisión oral como herramienta de la educación popular son algunos de los resortes que mueven el proyecto de Berta; muy vinculada en su paÃs a la pedagogÃa y los medios de comunicación.
«La educación no está solamente en los libros ni en los edificios académicos. La encontramos en la calle, en las comunidades, en la gente que ancestralmente ha acumulado mucha información como nuestros abuelos o esas etnias indÃgenas que todavÃa habitan en América. Y forma parte de todas esas personas que han transmitido oralmente la información durante miles de años, que no se encuentra escrita en ninguna parte, pero que existe, y que se puede seguir difundiendo si nosotros los educadores, reconocemos ese tipo de saberes», afirma.
«Para mà es importante estar acá y compartir con algunos miembros de la Asociación, ya que todos tienen información distinta que ofrecer y desde su diversas formaciones ―muchas veces empÃrica― contribuyen a los procesos educativos de la cultura y en eso se basa la MaestrÃa».
Y continúa: «el aprendizaje está implÃcito en cualquier territorio, en cualquier cultura. Comunicación y educación van asociados porque todos los comunicadores educan y todos los educadores comunicamos».
»Con mi proyecto de Tesis: A mà me gusta bailar porque me siento yo, pretendo saber qué es lo que el bailarÃn encuentra en su profesión que la hace amarla a pesar de tanto esfuerzo personal y corporal.
»Quiero observar, hacer entrevistas, reconocer lo que a los ojos del espectador común y corriente no es tan evidente», sostiene ―mientras habla de los objetivos de su proyecto académico― y me confirma: «se trata de sistematizar todo este tipo de experiencias y procesos creativos, para luego hacerlos visibles en varios productos comunicativos y plataformas».
Por eso, a su paso por el extremo más oriental ―en el que Berta ya ha presenciado tanto los ensayos y montajes de la compañÃa Danza Fragmentada y su academia infantil, como los del grupo Teatro Guiñol―, el visionaje del documental Guantánamo, Ciudad de Danzantes la complació sobremanera.
Durante su presentación, el periodista Edelman HenrÃquez, parte del joven equipo de realizadores de dicho material, explicó a ella y a la audiencia la trascendencia para la cultura guantanamera de la documentación audiovisual de las historias de fundación de principales elencos danzarios del territorio, a lo que ella se refirió:
«Definitivamente, al ver el documental, ratifico que era aquà donde debÃa corroborar lo que ocurre con la danza cubana.
»Que se hable de un movimiento tan fuerte, que sea en una de las poblaciones más alejadas de la capital cubana y que tenga semejante potencial, es porque algo se está haciendo muy bien.
«Tengo la intención de descubrir que es lo que apasiona a los danzantes de esta provincia y qué los hace tan espectaculares que se encuentran esparcidos en toda Cuba, formados por los maestros de danza guantanameros.»
»Realmente me siento privilegiada de haber venido a esta hermosa tierra y estar rodeada de tan buenos profesionales. Aquà estoy para descubrir su pequeño secreto».
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