Atrapado

Tomado de Granma

Estrenado primero en el cine, y ahora en la televisión, en el programa Das más, del Canal Educativo, Atrapado es un corto de ficción del joven realizador Daniel Chile que se propone, con toda intención, no decirlo todo.

Una pareja de jóvenes, ella en el hospital a punto de tener un hijo, él como repartidor de pizzas, y la casa donde habitan exhibiendo un techo nada recomendable para pasar una tormenta.
Pensando que se hace imperioso arreglar ese techo, el mensajero lleva un pedido a una vivienda donde todo resplandece.

El cliente se queja de cierta tardanza y de pronto cae al piso, aquejado de un fuerte dolor en el pecho. Las pastillas, le ­implora al joven, y le dice que están en la habitación, en la mesita de noche. Y cierto que están, pero junto a un montón de dinero de todos los colores. En dos segundos pasan por la mente del futuro padre las más controvertidas maneras de proceder y, finalmente, actúa.

Se trata de una narración lineal de solo diez minutos de duración, realizada con dominio del oficio en sus diversos componentes técnicos y artísticos y respaldada por las actuaciones de Carlos Luis González, Alicia Hechavarría, Aramís Delgado y Patricio Wood.

El «no decirlo todo» está relacionado con el conflicto moral y ético que encierra Atrapado y que el director se limita a exponer como testimonio de una realidad social que le preocupa, y que se torna universal por conservar en el centro de su complejidad al ser humano actuando frente a las inconveniencias materiales que lo acosan.

No es nuevo el recurso cinematográfico de tener que decidir (también el espectador) entre lo correcto y lo condenable frente a una situación límite que vincula la seguridad de la familia; no pocas películas se han realizado al respecto, y resultar original no es nada fácil, pero Daniel Chile, también guionista, acepta el reto convencido de que la reiteración de los problemas, sin bien no lo resolverán, seguirá provocando miradas y discusiones.