Para quienes aman los tonos pasteles hubiera sido una buena opción el festival de teatro que recién concluyó en Matanzas. Una programación única en el paÃs, bajo los patrocinios de la Iglesia de la Comunidad Metropolitana, el grupo Mirón Cubano, el Consejo Provincial de las Artes Escénicas y la Asociación Hermanos SaÃz (AHS). Una jornada para disfrutar del Teatro Rosa, un festival de las artes en torno a lo homoerótico como principal hilo conductor.
¿Cómo saber que estamos viendo Teatro Rosa? Para los daltónicos es simple tener la certeza de esta gama del rojo, ya que la oportunidad de enfrentarse a una propuesta «pink» está en las temáticas homosexuales, advertidas como centro de atención desde presupuestos estéticos que privilegian tales códigos representacionales.
Con dos ediciones y una curadurÃa centrada en los grupos de occidente, el festival tuvo la participación de Osikan Plataforma Escénica Experimental, El Mirón Cubano, Codanza y Danza Espiral; más la presentación de la bailarina y coreógrafa Gabriela Burdsall, el dramaturgo William Ruiz y el espectáculo El poeta azul  —recientemente estrenado en el teatro Alicia Alonso, dentro del mes de la cultura francesa—, bajo la autorÃa de Martica Minipunto y Rogelio Orizondo. Clausuró el evento un concierto de Toques del RÃo, al que precedió la apertura con miembros del grupo TECMA, ambos de Pinar del RÃo.
Una presencia importante tuvieron las artes visuales con la exposición Trans-formaciones, en las ruinas del Hotel Yara. Una propuesta colectiva con la participación de Alejandro Pons, Adriana Riera, Yadier Duran, Lilliam Cedeño, Elián Pérez, Adrián Socorro, Erick Quintana, Pedro P. Erice, Mariam DomÃnguez, Rubén Armando Delgado, Daniela A. Bosch, Daylin Bilbao, RocÃo RodrÃguez Fernández, George Michel Milian Maura, Jorge Yunior Gutiérrez Salomón, Michel Soca, Héctor Alfonso González, Alexis Placencia y Edel Alonso.
Fue esta exposición una oportunidad para entender la amplitud del festival, pues no sólo estaban piezas homoeróticas dentro de la curadurÃa sino también una mirada holÃstica a la producción visual de los artistas matanceros, que duró sólo un dÃa. El carácter efÃmero de la muestra permitió abrirse al performance como lenguaje potente de la cultura del transformismo y de esta manera narrar a través de la superposición de pieles una de las principales ideas cromáticas del encuentro: la visión de los tamices en las propuestas artÃsticas de un festival que aspira a mapear la producción artÃstica des-centrada de lo heteronormativo.
Anualmente por esta fecha tendrá cita el amante de los tonos fresas en Matanzas. Una ciudad que habla desde la diferencia y tiñe su bahÃa con el arte de los Otros; para legitimar un discurso alterno, soft, que se transforma.   Â
Este sitio se reserva el derecho de la publicación de los comentarios. No se harán visibles aquellos que sean denigrantes, ofensivos, difamatorios, que estén fuera de contexto o atenten contra la dignidad de una persona o grupo social.