Fragmentos de una tierra extraordinaria

Fragmentos de la tierra rota, es el título que la autora cubana Elaine Vilar Madruga presenta este año 2017 bajo el auspicio de la editorial Sportula, España. Un volumen de algunos de sus mejores relatos de Ciencia Ficción, que junto a la novela homónima incluida en el texto nos ofrecen una visión panorámica de un universo único y poético dentro del género.

¿Quiénes son los solipdistas? ¿Cuáles son sus intenciones al pasar por el multiverso dejando tras de sí retazos de magia, tecnología, guerras, civilizaciones y plagas por igual? Estas y otras preguntas nacen de la obra de Elaine, de sus cuentos que no solo se hallan maravillosamente escritos sino que evocan una infancia jamás olvidada, un presente incierto lleno de desesperanza, propio de regiones mancilladas por la corrupción y un futuro inalcanzable. Desde dragones hasta males y experimentaciones genéticas, la prosa de esta escritora ha sido capaz de crear una tierra fragmentada, sí, pero plena de verosimilitud, que atrapa desde la primera línea y de la cual estaremos esperando cada vez un poco más.

En otra ocasión tuve el placer de realizar una reseña sobre la obra general de Elaine Vilar Madruga, al menos en lo que ha narrativa de Ciencia Ficción (CF) y Fantasía se refiere, ya que esta prolífica joven es reconocida no solo en este género, sino además en poesía, dramaturgia, ensayos y periodismo. Como decía, cuando tuve que enfrentar por primera vez el reto de enmarcar el inmenso trabajo de Elaine en la science-fantasy y el steampunk, llegué a una conclusión que no por atrevida considero errada. Tampoco creo posible entre mis habilidades hacer converger mejores palabras para definir estos textos y cito:

«Impresionismo literario de CF, no hay otra forma de enmarcar la narrativa de Elaine y nada lo demuestra mejor que esta saga fantástica que, por falta de nombre autoral y en conjura con la escritora, llamaré “el multiverso de los solipdistas”. Impresiones, detalles, recuerdos aislados, angustiosos sentimientos, retazos de leyendas, retazos tecnológicos, retazos mágicos; retazos de momentos capitales de la historia de este universo, múltiple de variables y submundos, y subtramas tímidas, gracias a las cuales un ojo entrenado puede enlazar los títulos afines dentro de la marea de publicaciones de Elaine. Impresionante la apuesta, el riesgo de pasar desapercibido este despliegue lumínico, pues es tan basto el óleo y tan cercana la distancia de observación que apenas distinguimos alguna forma pérdida del panorama general. Imprescindible se hacen entonces títulos como Salomé y El trono de Ecbatana, una trilogía que amenaza con estremecer los pilares y métodos ortodoxos con lo que hasta ahora hemos analizado la CF cubana y mundial».

En cuanto a lo que el lector encontrará en las páginas de Fragmentos…, quisiera empezar por los relatos para terminar en la extraordinaria obra que representa la novela.

«Khatakali» y «Mariposas del oeste» son dos narraciones hermanadas por el sentido femenino de la trama junto al alto valor que en ellos ocupan temáticas como la familia, el amor, la pasión y la, inherentemente humana, condición de inconformidad. Mujeres jóvenes son las protagonistas de estos relatos y es a través de sus ojos, objetivos y enamorados que observamos mundos devastados por el mal de Nake, una plaga que azota a los retazos de humanidad que sobreviven a la incidencia de los solipdistas; separadas ambas, no obstante, por el nivel tecnológico y la atmosfera mágica que moldean el entorno de cada una de ellas. Elaine Vilar Madruga cataloga su narrativa dentro de un gran multiverso steampunk, pero son indiscutibles los puntos de su poética que nos permiten ubicarla entre alguna de las muchas ramas de un subgénero que definieran grandes de la CF como Rod Serling y Arthur C. Clarke, un subgénero cultivado por autores como Frank Herbert y Edgar Rice Burroughs, me refiero a la sciencie-fantasy.

«Mariposas…» es un excelente ejemplo de como la autora se acerca al género y la calidad de este blending literario. Algo parecido nos sucede cuando tras analizar estas dos primeras narraciones, pasamos a una como «Paradoja» donde el nivel fantástico asciende al punto de que pudiéramos estar frente a una obra de fantasía épica, siempre y cuando olvidemos o pasemos por alto los significativos detalles que Elaine va dejando a lo largo de la trama. Para evitar la leva del ejército de su señor, un joven campesino ofrece su cuerpo y vida con tal de que su alma perdure ante el ritmo arrollador de una guerra que se vislumbra interminable. Considerado en su momento, unos de los mejores relatos de la escritora, «Paradoja» conforma en sí mismo uno de los recorridos más amplios que podemos encontrar de cualquier mundo en el universo de los solipdistas. Su personaje principal alberga una manera muy personal de tratar al género masculino. Retazo, quizás, de la niñez de la autora y sus vivencias personales.

Sin embargo, el peso principal de Fragmentos de la tierra rota lo tiene sin lugar a dudas la novela homónima que acoge el título donde la relación de un niño con su dragón/mentor nos llevará de viaje por un paisaje post-apocalíptico donde la fantasía de las cuartillas iniciales se verán pronto invadidas por las características más oscuras del mulitverso. Insuperable, al menos en mi opinión, la historia secundaria del Urank, un solitario hombre con una misión que cumplir y de la cual no sabe, ni puede escapar. Más adelante, la Iroke, una guerra colmada de secuelas inmortales, imperecederas, inextinguibles, mostrara su rostro más mundano a los protagonistas y la inocencia de un niño será tragada por la maldad, otro nombre simple para definir el estado de adultez. La obra culmina con la esperada historia de los dragones, de cómo en el pasado sirvieron de montura para los solipdistas y cuáles fueron los motivos que los instaron a servir de preceptores a la humanidad remante.

No podría terminar este trabajo sin incluir algunas palabras sobre lo que representa la autora para las jóvenes generaciones de escritores en Cuba, pues textos como los que Sportula presenta hoy, son ya emblemáticos y de culto para los lectores cubanos, el fandom y el gremio de escritores de CF cubana. Con Fragmentos… estoy seguro que estos triunfos serán emulados en cualquier región de habla española ya que no solo existen en estos relatos y novela una base literaria, dramatúrgica y visual de alta calidad, sino que también cuentan con una de las mejores prosas que ha dado la juventud artística de los últimos 10 años. La genialidad descriptiva y el nivel tanto poético como desgarrador que de manera esplendida maneja Elaine Vilar Madruga, hacen de su estilo narrativo algo digno de admiración y envidia por igual.

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