La historia y sus posibilidades de narrativa brindan a quienes se interesa por ella más de una salida. La mayoría de los cubanos que pasamos por el sistema educacional estamos sugestionados por las indicaciones de los profesores que nos instruyen desde su «librito». Sobre las nuevas maneras de entender la Historia versó Dialogar dialogar, un espacio que condujo Elier Ramírez, y que este miércoles trató los vasos comunicantes entre Audiovisual e Historia.
El diálogo, que por lo general tiene por sede el Salón de Mayo del Pabellón Cuba, en esta ocasión eligió cambiar su dinámica hacia otras plazas como la Universidad Central de las Villas. Este miércoles el debate se desarrolló en la Facultad de Filosofía e Historia, de la Universidad de La Habana y pronto estará en la frontera de nuestro país, en Guantánamo. El anfitrión del espacio, que además presentó un libro en la Feria Internacional de la Literatura, dedicó el encuentro de este mes a conversar con investigadores y realizadores audiovisuales sobre la Historia.
Un tema peliagudo que recurre a la memoria, al referente y a la construcción social como principal público y que por semejantes razones goza de detractores y seguidores en igual cantidad. Los invitados dirigieron sus intervenciones a los campos en que cada uno es especialista y así aportaron a los estudiantes de la facultad una visión holística del asunto.
Un ejemplo de ello fue la participación de Paquita de Armas, quien se concentrara en mencionar algunas películas y documentales que no gozan de éxito en su hechura debido al trabajo con personajes de la historia que precisan ser mejor investigados. Se refirió además a películas como El hombre de Maisinicú y José Martí, el ojo del canario, al igual que a los documentales de Santiago Álvarez como paradigmas en la filmografía nacional.
Sería de suma importancia la presencia de Roly Peña, actor y realizador, que habló de varios temas interesantes, introduciendo Patria, la productora de audiovisuales creada por él y un grupo de colegas para tratar temas históricos. Compartió además las experiencias de Dos ríos del enigma, una teleserie, al igual que Duaba, transmitida por la televisión nacional. La primera de ellas es importante pues narra las últimas 24 horas de José Martí en Dos Ríos. El realizador compartió con el público su preocupación por la crisis de la historia en la actualidad y expresó su tesis sobre tal problema, salido de la politización de los temas históricos y por ello «el miedo que le tenemos a contar nuestra Historia».
Presente además estuvo Javier Gómez, co-director junto a Alberto Luberta, de la teleserie LCD: La otra guerra. Una realización dedicada a la lucha contra bandidos, tema que no ha sido muy explotado por las televisoras nacionales en su programación, razón que lo convierte en virgen ante los ojos de los televidentes. Confesó que la realización del proyecto se había basado en algunos estamentos fundamentales: la nostalgia, debido a que los productos audiovisuales contemporáneos no deben ser iguales a los creados en los 70´; la saturación de la narración de los hechos, pues el público está cansado que le repitan los mismos días conmemorativos en el año, las mismas películas que «suponen» ilustran los aniversarios históricos referidos; y por último, el entretenimiento, clave que encontraron en la serie Escambray, realización de diez capítulos y antecedente de este material.
Se aludían en las intervenciones tres características que considero también fundamentales en el momento de asumir la Historia como protagonista: coherencia, belleza y melodrama. Para que el público sienta deseos de emplear su tiempo en la televisión cubana tiene que sentirse seducido, tal logro solo es posible utilizando los códigos del éxito.
Un espacio para polemizar fue este miércoles el Dialogar dialogar, dirigido a los estudiantes en una nueva epopeya histórica: la de conversar con los jóvenes en su casa y sobre sus preocupaciones.
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