Sentir es otra cosa, y es lo importante…

La poesía para adolescentes no existe, o por lo menos es un término que no debiera existir por el propósito que denota desde el nombre: escribir para una edad cuyos límites son indefinibles, son siempre propios en cada quien. La poesía de amor no cabe en esas lindes, sirve para cualquiera que sienta y se vea en los versos que, por sencillos, tal vez alguien se atreva a dirigir a esas edades.

La colección Pétalo, de la Editorial Gente Nueva, esta vez propone cuatro libros de poemas de amor. Por esa sencillez formal que los hace lectura amable, todos los enamorados tendremos acceso a su entrega.

La canción viene del río, de Daura Olema García, con ilustraciones de José Luis Fariñas y una sensible presentación de Lina De Feria, desmiente que la poesía contemporánea se haya convertido en mero artificio en la búsqueda de la dorada autenticidad. Textos breves portan espuma y roca, silencios y olvido, mentiras y verdades propias del que ama.

Ciertos nombres del amor… y otros versos desesperados, de Lidia Meriño, con ilustraciones de Osvaldo García y desmenuzante introducción de José Manuel Espino, trae las señas de la muchacha innombrable que se puede llamar de cualquier modo (por lo que puede ser también la tuya). A ratos con verso libre, otros rimado, aparece alguna décima para aclarar dudas, esta poetisa nos presta su fibra para enamorar.

Hasta que se acabe la luna, de Teresa Fornaris, con ilustraciones también de Osvaldo García y presentación de Leyla Leyva, es otro pacto de eternidad. Buscar maneras de decirle a alguien lo que sucede dentro es tarea ardua, este libro sirve de canal para esos fines con una poética sincera.

Las culpas del inocente, de Jesús Sama Pacheco, con ilustraciones de Yuset Sama Leal y palabras introductorias de Juanita Conejero, recuerda que la décima es más que controversia guajira de domingo. Hacer poesía de amor ya es una labor laudable en estos tiempos donde pareciera que caemos en la trampa de desdeñar lo lírico por temor a pisar el trillo revisitado, escribirla en versos rimados tiene otra plusvalía: esa musicalidad que nos es identitaria, aunque se intente desdeñar.

Pétalo presenta estos libros de poesía de amor con el único deseo de que tú, lector enamorado, encuentres, tal vez, tu voz en alguno de sus versos. No seas tímido, no te dejes envanecer por lo falsamente complejo, recuerda que sentir es otra cosa, y es lo importante.

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