Meylín Alcorta: las huellas, la memoria…

La interpretación auto-referencial de conceptos identitarios claves –el pasado, la memoria, el tiempo, los recuerdos– basados en la influencia de las culturas chinas y españolas en la formación sociocultural del cubano, constituye tema central de la exposición personal AA+Aa=M, de la joven artista santiaguera Meylín Alcorta Ramos, inaugurada el pasado 24 de octubre en la sala Electa Arenal del Centro Provincial de Artes Plásticas de Holguín.

A Meylín –nieta de chinos y españoles emigrantes– le interesa la memoria histórica mediante el rescate del pasado familiar, por eso basa sus «imágenes–retablos» en la reconstrucción documental de los signos de ese pasado: la memoria de quienes lo conformaron y la impronta del mismo en su propia formación identitaria, y por ende, en la variopinta identidad nacional…

Pero este –el que nos muestra la joven artista– no es un pasado inmóvil: la obra de Meylín lo refleja mediante «hondas connotaciones simbólicas, que legitima y exalta la riqueza de la identidad compartida, respecto a un auto–reconocimiento fidedigno como incipiente contribución a la cubanía, de la que todos somos parte integrante», como afirma el programa de la exposición. El texto trae como pórtico una frase del filósofo y ensayista alemán Walter Benjamín (1892-1940) que resulta medular en la comprensión de la propuesta de Alcorta: «El pasado conlleva un índice temporal mediante el cual se vincula con la redención. Hay un secreto acuerdo entre las generaciones pasadas y la presente».

De ese «secreto acuerdo entre las generaciones» se alimenta el corpus creativo de Meylín Alcorta en AA+Aa=M. Su obra deviene, además, una especie de reconstrucción-recuperación de la ancestral memoria china y la influencia española mediante una óptica personal y sugerente a través, como veremos, de fotografías, instalaciones y otras técnicas mixtas…

Meylín Alcorta explora el fotomontaje, el collage de disímiles imágenes, y la incorporación de objetos adosados a las fotos u otros soportes, que dejan entrever sus vínculos con el arte-objeto y el arte digital. «Conforma así, una serie de imágenes-retablos que aluden a una cartografía visual emparentada con elementos gráficos y volumétricos, donde destaca una estética objetual depurada y renovadora. Por eso, entre los recursos de expresión, utiliza materiales ajenos a la tradición fotográfica ortodoxa como: tela roja, hilos de estambres y de seda, cabello humano, objetos antiguos o específicos, plástico, espejos, papeles impresos fotocopiados o de periódico, nylon, madera y otros, con el propósito de activar en las obras, significados que surgen por la propia naturaleza del material, y también, para estrechar el vínculo entre el pasado y lo contemporáneo», escribe en el programa de la exposición Yamilet Ramos Chiang.

En esta amalgama creativa, bajo la curaduría de Lisset del Carmen Creagh Frómeta, encontramos múltiples objetos cotidianos –reitero el interés de Meylín por explorar el pasado desde la sencillez de lo cotidiano y lo que aparenta ser intrascendente en la vida de las personas– que resultan asideros de memoria y a la vez, ejemplos de permanencia cotidiana: papeles, documentos variados, diplomas, neceseres, arroz, palillos chinos, pañoletas, banderas de diferentes organizaciones culturales o sociopolíticas, diplomas de estudiante…

En estas 21 piezas, Meylín reinterpreta su pasado –el pasado de su familia, el de las personas cercanas a ella– en instalaciones compuestas por antiguas fotografías, reliquias familiares y otros tantos recuerdos manipulados por la artista. En ellas notamos la influencia de la filosofía asiática del Feng Shui –para muchos pseudociencia– mediante la disposición y el estudio de la forma y el espacio, la orientación a través de los puntos cardinales y los cambios temporales… Además, el yin y el yang como complementariedad obligatoria para la existencia…

Entre las obras, y a manera de apoyatura en la anteriormente expuesto, destacan: Dragón no come caimán, Conversando con Lorca y Huang Yong Ping, Tres tiempos en imagen, Allá cuelga mi vestido I y II, Circunvalando sueños, Homenaje al maestro (A Rubén Tomás), Todo mezclado, Relación Ontológica I y II, Cavilando con mi abuelo Néstor, y la impresionante Remendando sueños.

Mejor graduada en 2014 de la santiaguera Academia de Artes Plásticas José Joaquín Tejada con dos muestras personales: Diálogo con mis ancestros (Galería René Valdés) y Para-frase-arte (Centro de Fe y Cultura Loyola), Meylín aseguró a los medios locales que la exposición «es una obra referencial a partir de una fórmula que recuerda mis lazos consanguíneos, por eso AA+Aa=M alude a mis apellidos y mi nombre, todo un juego de letras y genética resultante de esta investigación».

Meylín es miembro de la santiaguera Fundación Caguayo y ha recibido disímiles reconocimientos, entre ellos: Premio Salón Santiago en el paisaje 2012; Premio de la AHS Salón David 2012; Premio Salón David 2013; Premio Salón Territorial David del Centro Cultural Francisco Prat Puig 2014; Premio del Centro Cultural Africano Fernando Ortiz 2014; y en 2015, los Premios del Centro Loyola y la ACAA, además de una Mención Especial, en el Salón de Plástica Femenina Mujeres cantan a la vida, en Santiago de Cuba.

El discurso plástico de Meylín Alcorta –aun joven, experimental, con mucho camino por delante y con un innato, original y arriesgado talento– se basa, como aseguran las palabras del catálogo, «en la conformación de un registro documental vinculado a la memoria ancestral; sirviéndose de aspectos medulares de la filosofía del Feng Shui y la cultura china, además de otras referencias importantes sobre la cultura española. Pues se declara deudora de estas influencias, heredadas de su bisabuelo materno Chiang Xi-Huey, natural de Cantón y su tatarabuelo vasco Melchor Alcorta, para conectarse a sus raíces e interactuar con sus indelebles huellas y enseñanzas desde sus propias experiencias de vida».