Armando Gómez asombró en el festival Fire Island de Nueva York con Lasting Embrace (Abrazo Perdurable) del cubano-americano Pedro Ruiz, coreógrafo que colabora de forma directa con el Ballet Contemporáneo Endedans, de Camagüey. A esta compañía pertenece el joven bailarín hace algunos años ya.
El muchacho, aplaudido en aquellos escenarios que por vez primera recibían a cubanos, integrante de un conjunto danzario de legítimo prestigio, siente la Casa del Joven Creador de Camagüey (CJC) como su hogar. «Ya bailaba en Endedans cuando me acerqué aquí con el interés de ser miembro de la Asociación Hermanos Saíz (AHS), mi lugar es este»—afirma con rotunda certeza.
Armando comparte ese mismo sentir con cientos de jóvenes, algunos de ellos creadores asociados ya, otros, aficionados que aspiran a la membresía y tantos más… artistas a los que el alma no les envejece, chic@s de las escuelas de arte, universitari@s, adolescentes de preuniversitario… La mayoría pasa más tiempo en la CJC que en las suyas propias.
«La CJC de la provincia es atípica a nivel de país. Estas instituciones, a lo largo de toda Cuba, se destinan a los creadores; la nuestra es popular, corresponde de los públicos. Aquí llegan personas muy diversas porque cada segmento de esas audiencias se ha identificado con alguno de los espacios culturales que ofrecemos, de lunes a domingo. Tenemos entonces dos grandes tareas ligadas de forma íntima: la de desarrollar la labor de los artistas y la de contribuir con ello a la educación estética de aquellos que asisten aquí.» Tales consideraciones provienen de Yunielkis Naranjo Guerra, presidente de la filial camagüeyana de la Asociación, «una organización de intelectuales, de creadores que sueñan y tiene la fortuna de contar con la CJC para hacer esos sueños realidad»—subraya.
Como Armando, muchos artistas vienen a la Casa con un trabajo ya consagrado y aquí se les ofrecen peñas donde mostrar su obra; en cambio, para buena parte de los jóvenes este sitio representa un lugar de crecimiento.
«A la Casa—apunta Yunielkis Naranjo— llegan proyectos que no constituyen lo que podríamos llamar de vanguardia; a esos no les cerramos las puertas, por el contrario, les damos la oportunidad de crecer aquí. Este trabajo formativo no se realiza en ninguna otra Casa del país. La CJC constituye el principal proyecto que tiene la organización, un lugar para la experimentación artística donde nacen los planes de los asociados y luego se desarrollan. Cuando estos toman cuerpo entonces se presentan a la instancia nacional para su aprobación; así funcionamos aquí en Camagüey».
Cada una de sus áreas funciona en sí misma como una institución cultural. María Oslidia Aval Leyva, su directora desde hace 4 años, así lo destaca: «La Sala de Navegación (la única del país que presta servicio las 24 horas), el Café Literario, la sala de videos y conferencias Canal 11, las galerías Gestus y Mira, el Balcón de las Artes y la Terraza Arte Joven son los escenarios que se enmarcan dentro de la CJC, donde los proyectos de la Asociación cobran vida.»
La agrupación Harold y su Punto de Giro, el Quinteto de Cuerdas Santa Cecilia, el grupo de narración oral Catalejo de Cuentos, y numerosos proyectos más, cuentan con sus peñas en estos predios, algunos de ellos, incluso, se presentan más de una vez al mes.
En colaboración con las universidades, la CJC organiza mensualmente las peñas de la Kon-tiki, aquí vienen los becarios extranjeros a exhibir sus bailes tradicionales, vestuarios típicos, tradiciones culinarias… La Casa les ofrece la oportunidad de reconstruir un pedacito de su patria lejana.
Alma Joven lleva por nombre provisional el más reciente proyecto de danza de la CJC. El grupo está tan fresquito que todavía espera su bautizo definitivo. Osmany Fustiel Águila, coreógrafo, director y creador del conjunto, quien también tiene a su cargo la compañía de danza infantil Arlequín, de la Oficina del Historiador de la Ciudad, encontró en la Casa la posibilidad de materializar esta idea que hace años acariciaba y cuyo propósito consiste en mantener las puertas abiertas para otros: «Los niños de Arlequín crecen —asegura. Mantienen las aptitudes para el baile aunque sobrepasen la edad para quedarse en el grupo. Por ellos surgió la necesidad de este proyecto, para que esos jóvenes continúen desarrollando, de forma sistemática, sus inquietudes artísticas.
Juan Carlos Gil, junto a un grupo de diez amigos, halló en la Casa el catalizador perfecto para su pasión por la cultura oriental. Ellos conforman el proyecto Manga Q´ba que tiene un espacio fijo en la CJC todos los martes, a las 8 y 30 de la noche. «Aquí hacemos proyecciones de audiovisuales y luego debates con los jóvenes que asisten. Viene un público muy variado, muchachos desde los 15 años hasta personas de 40. Hace poco comenzamos otra peña en la Terraza Arte Joven».
Como asociados, participamos con nuestro proyecto en diversos eventos: la Feria del Libro, las Fiestas del Tinajón; igual representamos a Camagüey en todas las citas que se desarrollan en las diferentes provincias del país, y no nos perdemos el festival nacional Otaku que se hace en La Habana»—asegura.
Hanami (término japonés para describir el período en el que florecen los cerezos), surge como iniciativa y extensión de Manga Q´ba, festival nacional que auspicia la Asociación para reunir en Camagüey a muchach@s de todo el país que desarrollan proyectos relacionados con las tradiciones niponas.
Donde comen dos comen tres
Aquí hay sitio para todos. Antiguos asociados que ya pasaron la edad requerida para permanecer en la Asociación y Miembros de Honor conservan su lugar en la programación de la CJC.
Caminos es el nombre que terminó por adoptar un espacio habitual en la Terraza Arte Joven. La peña, guiada por Reynaldo Rodríguez Martínez, sigue la ruta de la trova desde los tiempos en que se llamaba La sala de mi casa (2004) hasta el período de Trova y punto. El músico fungió en su momento como vicepresidente de la Asociación y jamás se ha ido de la Casa.
«Todo lo que implique Kitsch, mal gusto, poco sentido estético de la vida, se trata en El cuero y el bocabajo». Apenas una oración necesitó Mariela Pérez-Castro (Miembro de Honor) para contarnos de qué va su espacio habitual de las noches de cada segundo martes del mes, en el café literario La Comarca.
Salvador Torres Crespo es rockero «de los duros de verdad», de aquellos de la etapa en que llevar el pelo largo y escuchar estegénero solo era posible en la clandestinidad.La AHS y la CJC acogieron su propuesta y hoy lo han declarado Presidente de Honor del festival de rock Sonidos de la Ciudad, evento cuya paternidad corresponde a Salvador.
«Yo nunca fui miembro de la Asociación. En una época estuve aquí como promotor, y luego de que empecé a formar parte del Centro Provincial de la Música tuve en la AHS los espacios para mis peñas. Nunca he perdido el vínculo con este lugar. Aquí es donde he podido realizar la mayoría de mis trabajos. La AHS hasta se busca problemas por tratar de que el Festival salga adelante, que no nos tronchen».
Los Miembros de Honor: Reynaldo Echemendía, director del Ballet Folclórico de Camagüey, José Martínez, Premio Nacional de Radio (2009) y fundador del memorable proyecto Pista Abierta mantienen una relación enriquecedora con la Casa donde no solo promueven su trabajo, sino que también se nutren del intercambio generacional con los artistas jóvenes.
Francisco Flores, reputado director de espectáculos, hombre improbable a sus 75 años, unido a la AHS desde sus inicios, sostiene, en tiempo de bolero, que lo que queda por vivir será en manos de la Asociación.
Asimismo, el Doctor Luis Álvarez Álvarez, el único Maestro de Juventudes de la filial del Camagüey, espera desarrollar, al amparo de la AHS y su CJC, el taller de narrativa José Soler Puig, para los jóvenes de toda Cuba interesados en escribir y escribir bien.
Juan Antonio García Borrero, investigador y crítico de cine dedicó sus últimos desvelos a aunar voluntades para poner en marcha el proyecto de reanimación cultural El Callejón de los Milagros, destinado a informatizar el Paseo Temático de los Cines (único de su clase en el país), con el objetivo de fomentar un uso creativo de las tecnologías. La AHS fue la primera institución en brindarle apoyo real a esta idea que, el 27 de octubre, como parte del programa de actividades de la Muestra Audiovisual El Almacén de la Imagen, se inauguró de forma oficial.
Sustantivos derivados
Si en este aparte, lector, lectora, encuentra usted varias veces repetidas las palabras gracias, gratitud, agradecimiento, sepa perdonar las faltas a los recursos de reiteración; son unos cuantos los que solo en tales términos pueden explicar su relación con la AHS y su CJC.
Eliecer Velazco Cabrera (Murumba), integra el grupo de esos que llegaron a la Asociación muy verdecitos y que dentro de la Casa maduraron por completo.
«Mi formación dentro de la música es empírica. Más o menos en el año 2003, me vinculo a la CJC. Supe que las audiciones para entrar estaban abiertas, me presenté y aquí estoy.
»En aquel tiempo, el movimiento del rap estaba fuera de la AHS. Cuando se crea el proyecto sociocultural Golpe a Golpe me invitan a formar parte de él, me tocó audicionar, claro, pero aprobé. Con este proyecto trabajo hasta hoy, tengo además mis peñas y organizo cada año el festival nacional de Hip Hop TRAKEAN2.
»Para su próxima edición, en marzo del 2017, cuento con el apoyo de la AHS y la CJC para traer a Camagüey agrupaciones de México, España y Brasil. Y gracias a su productora Luz Joven, acaba de salir mi primer video clip, lo cual me tiene muy satisfecho».
Andy Pérez Rojas no es todavía miembro oficial y ya sostiene una labor continua con la Casa:
«No estudié artes plásticas. Seguí mi carrera de manera independiente hasta que un día, hace ya cuatro años, me llega la invitación para exponer en la AHS, en la primera muestra colectiva Gestos.
»Allí empezó mi relación con la Asociación; sin ella no hubiera sido posible nada de lo que he hecho. Tengo algunas exposiciones personales, varias colectivas, he ganado premios, y todo eso es gracias a la AHS. Por eso aquí estoy trabajando, de manera permanente y sin tregua».
Josvani González Suárez, jefe de la sección de artes escénicas y actor profesional del grupo Teatro del Viento, reconoce que el deseo de ayudar a los artistas va a veces más allá de las posibilidades reales de la CJC: «Hasta ahora, la Casa aprueba la mayor parte de los proyectos que salen de nuestra sección, y esto resulta muy gratificante. Muchas veces no posee el presupuesto para financiarnos porque depende de instancias superiores, pero el apoyo siempre está.»
Al saberse respaldados, los asociados de esta sección cocinan dos nuevos proyectos para someterlos a aprobación: el Cinema Café, un espacio para proyectar filmes basados en obras teatrales, y la concepción de un festival para los aficionados en el que el premio sea una beca de creación.
Un termo de cerveza
Hace algún tiempo fui a una presentación nuestra en una comunidad, aquí en Camagüey. Se me acercó un señor de unos 70 años para decirme que esa era la segunda actividad cultural que se hacía allí desde que él tenía memoria. Le pregunté entonces cuál había sido la primera, él contestó: «Una vez que trajeron un termo de cerveza y lo pusieron ahí». Pero cuál fue la actividad cultural— insistí. «El termo de cerveza»—replicó él. Esta historia la cuenta el presidente Yunielkis con una mezcla de angustia y orgullo.
La Asociación visita comunidades de difícil acceso todos los días de la semana; va a donde nadie quiere ir. «¡Y cómo lo agradecen los pobladores!—precisa Yunielkis. Sus aplausos valen más que cualquier pago que puedan darle a los artistas del Centro de la Música o cualquier otra empresa comercializadora».
La proyección comunitaria, hoy, significa una premisa básica del trabajo de la organización y su CJC. El bregar fue arduo para que se reconociera a los camagüeyanos como insignias en dicha labor. Al principio los jóvenes de la Asociación recibieron muchas críticas y hasta hubo quien alegó que pretendían robarle su función social a las Casas de Cultura. Luego de 16 años de faena sostenida en la comunidad, estos jóvenes creadores merecen más que loas.
«El proyecto sociocultural Golpe a Golpe es un macroproyecto —explica el Presidente—, de él se derivan Cine en los Barrios, la Brigada de Jóvenes Creadores y en el verano, también la Brigada Arte Joven. Golpe a Golpe tuvo su antecesor en Pista Abierta, un proyecto que poseía la peculiaridad de incluir a muchach@s que habían perdido su camino, chicas que en un momento determinado pensaron que su mejor opción era prostituirse y en cambio tenían una hermosa voz para cantar. Pista Abierta encauzaba a estos jóvenes a la sociedad. Golpe a Golpe por su parte agrupa a los instructores de arte, a los asociados, a los estudiantes de la FEU, es un poco más selecto y se dedica a ir a las comunidades rurales, centros penitenciarios, hogares de ancianos, hospitales, plazas públicas, unidades militares.
«Ahora contamos con los recursos y el presupuesto que no tiene nadie en el país para hacerlo, pero eso ha sido una conquista, no un regalo».
En el último verano, Golpe a Golpe con sus extensiones realizaron cerca de mil actividades en las comunidades donde no existen opciones recreativas para el período vacacional.
Todos los eventos de carácter nacional que se efectúan en la Asociación llegan a la comunidad: el festival de hip hop TRAKEAN2, la Cruzada Literaria, El Almacén de la Imagen… ponen en complicidad directa a creadores y habitantes de poblaciones alejadas de los centros urbanos y en consecuencia, de los núcleos del arte.
«La trova, que muchos califican como alternativa y hasta elitista, en Camagüey se reanimó gracias a las actividades en las escuelas. De allí nacieron nuevas caras y se retomó el festival del género. El trovador más joven que tenemos hoy es estudiante del IPVCE Máximo Gómez.
La Feria de Jóvenes Creadores se convierte, una semana al año, en una fiesta de todo este movimiento comunitario» —según nos dice Yunielkis Naranjo.
Las convocatorias constantes a cursos de superación para la formación de promotores culturales, productores, comunicadores y hasta de dependientes gastronómicos de instituciones culturales verifican, junto con los talleres de verano de métrica, fotografía y diseño, el despliegue a la comunidad de estas dos instituciones.
La ley del péndulo
«Cada quien dice que su período en la Asociación fue el mejor, el de más esplendor; lo añoran porque, supuestamente, como ese no ha habido otro», así cuenta el presidente actual un fenómeno que no describe más que el sentido de pertenencia de todos los que por allí han pasado.
Reynaldo Pérez Labrada, quien ocupara la presidencia en el período 1998-2006, principal organizador de El Almacén de la Imagen, fundador de la productora audiovisual Luz Joven, uno de los grandes orgullos de la filial agramontina, reconoce que «cada año el contexto varía y si la Asociación pervive es porque ha sabido adaptarse a esos contextos. Decir que este año es mejor que el otro, o que cuando estaba Fulanito en la presidencia era superior o inferior es pecar de superficial. Lo que hay que entender es qué ocurrió en cada contexto. El arte se mueve por la ley del péndulo, este movimiento suple al otro y así…»
La Asociación de Camagüey se mueve ahora con virtudes y carencias. Muchos de sus miembros salen del país con becas de creación (lo cual no deja de representar un logro para la organización) y aunque con su ausencia dejan cojos ciertos proyectos, en cada nuevo proceso de crecimiento, se refuerza la membresía.
Por otro lado, se divisan más luces que sombras. Después del segundo congreso de la AHS—según Lisneydis Martí— jefa de la sección de audiovisuales, se rescataron dos espacios en la parrilla de programación de la radio y la televisión locales: En Zona y Arte soy, dedicados por entero al quehacer de la Asociación y realizados netamente por sus miembros.
Las condiciones de referencia nacional y de Vanguardia Nacional recibidas por la CJC durante cuatro años consecutivos no provienen de la casualidad, sino del trabajo sistemático. Recientemente, Nereida López Labrada, secretaria nacional del Sindicato de Trabajadores de la Cultura, en visita a la filial, aseguró que mantiene los requisitos para ir por el quinto año y además merecer el Sello 75 Aniversario que otorgarán excepcionalmente a algunas instituciones.
Los premios halagan, no habría cómo negarlo, pero la recompensa mayor de la AHS y su CJC, en Camagüey la tendrán siempre los públicos en sus manos; para ellos se trabaja, con ellos se completa esa círculo creativo que empieza cada vez que un escritor se sienta frente a la cuartilla en blanco, un músico al influjo de su guitarra, un pintor a las provocaciones del color, un actor al tabloncillo, un bailarín a sus mallas…
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