Hacia dónde van ustedes,
palabras que hoy necesito
tal vez como nunca, siempre,
yo tan dependiendo de su venia
para ofrendar mi verso al hombre,
hombre como todos y ninguno:
arriba hacia los astros hecho con la tierra.
Vengan a mÃ, sean útiles.
Lo conocà gigante verde de manos estiradas
camino a buenas obras;
escuchaba su verbo desbordado sin entender,
pero comprendiendo
con las luces abiertas por su hazaña,
en la sabidurÃa inocente que ya no tendré más.
AhÃ, en la familia antes sin nada hoy con todo,
con todo que no es mucho,
mas sÃlo suficiente para soñar,
escuché su nombre y lo aprendà junto a Papá
y quise verlo de cerca alguna vez
y se lo pedà a Dios.
Y no cambiará la perspectiva,
es el mismo monumento hacedor de su paÃs,
por encima de la carne y los años:
tanta hora donada a la quimera
trae su pan bajo el brazo,
se cobra la vida,
aunque se desvive en millones,
revive en la inmanencia de la idea:
no hablamos de la pobre carne
sino de ese contacto con lo Otro.
La Historia habrá de absolverlo:
los amantes del héroe sin muerte
tendremos su compañÃa en lo que sigue;
los anotadores de sus yerros
querrán lanzar las piedras,
esos, los primeros, nadarán el olvido.
Ojalá los dos lados armonicen
en respeto de la libertad
y logremos usar pleno su legado
sin anegar el polvo con la sangre
que no será sacrificio en defender la patria.
Palabras dÃscolas, hoy me dejan sola
a lidiar con la pena de no haberlo tenido
a la distancia justa de un abrazo.
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Bello, mi niña, emotivo y singular, muy propio de tu decir, coherente con tu pensar. Muchos nos quedamos asÃ, casi sin palabras, pues pensamos que las comunes no se avienen a su talla, ni al profundo sentimiento que inspira. Sien embargo, tu poema muestra esa búsqueda y ese encuentro. Se puede ser sencillo y grandioso porque lo más importante es la autenticidad.
Yo también quedé con ganas de abrazarlo. Recuerdo a mi madre decir que si Fidel algún dÃa la besaba no se lavarÃa jamás ese lado de la cara…
El amor es inmenso y perdura, Eso es lo bueno de esta historia.