Quizás la cubierta parezca uno de esos afiches promocionales de alguna película de terror que los adolescentes frickies persiguen en el afán comprobatorio de radicalidad oscura —igual eso podría funcionar como un buen gancho para este público difícil—; pero, sin hacer desdén a esa imagen ajena al propósito o el contenido del libro, por favor, pasen a sus historias, no se queden solo con la impresión de la portada. Comprenderán entonces su merecido reconocimiento, al ganar la segunda edición del premio de narrativa breve Eduardo Kovalivker (2015).
Solo dos relatos: «Los días de la histeria» y «Seudo» componen su cuerpo de ficción orgánica en una realidad que avanza dentro de la tecnología y el caos; no vienen a contrariar otras percepciones anteriores sobre la naturaleza arrogante y dependiente del hombre, quien pudiere terminar subordinado a sus propias creaciones, más bien las reafirman —con buen puño— en historias que no se pierden en demasiado dato científico, sino que se concentran en lo verdaderamente importante: el conflicto humano dentro de esas distopías. Son introducidos por un exergo preciso, en cada caso de diferente autor, que sostiene el enlace entre ambas narraciones, al resumir poéticamente el sentido original del relato integrador. La coherencia que se le viene reconociendo al libro se concreta además con el narrador protagonista (en primera persona), en ambos textos, ofreciendo una perspectiva vivencial a esas dos variantes de futuros, probablemente consecutivos en un mismo universo.
En estos tiempos es verosímil prever un mundo donde máquinas y hombres se disputen la vida, la sobrepoblación comienza a preocupar: dos hechos que agilizan el pacto con la ficción propuesta por Maielis González Fernández; pero no voy a adelantar demasiado, ni a regodearme en teoría literaria impertinente. Busque el libro —tarea ya un tanto compleja por lo rápido que se ha agotado su corta tirada, tal vez deba pensarse en una segunda—, conozca la nueva generación de narradores cubanos; compruebe que nuestra ciencia ficción rejuvenece en sus autores emergentes; e incluso, aunque no sea muy adepto del género, habrá de coincidir en que Los días de la histeria, es de esos libros rehacedores de la fe en el hombre.
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