Zenén Calero
Soñar despierto
En Soñar con los ojos abiertos, todos giran alrededor de la joven soprano Lucelsy Fernández, quien acaba de ser distinguida con el Premio de Actuación Adolfo Llauradó 2020, de la Asociación Hermanos SaÃz. Rubén DarÃo Salazar ha creado para ella un concierto que, de la mano del director de Teatro de Las Estaciones, resulta, por supuesto, un espectáculo teatral.
Rubén DarÃo Salazar y Zenén Calero, celebración de la fantasÃa
Dupla creativa como pocas, el trabajo de Rubén DarÃo Salazar y Zenén Calero al frente de Teatro de Las Estaciones, en Matanzas, personifica hoy la vanguardia del teatro de tÃteres en Cuba. Y no solo el de tÃteres, sino de todo el teatro cubano en sà (en la amplitud de su diapasón creativo).
Después de un año en que se pensó no habrÃa Premio Nacional de Teatro al proponerse bienal, la decisión unánime del jurado de entregarlo a ambos –¡no podÃa ser de otra manera!– ha causado tanta alegrÃa en Cuba y en otras partes de mundo donde se encuentran amigos y discÃpulos, como en pocas ediciones, un Premio Nacional, cualquiera que haya sido, lo ha hecho.
El jurado, integrado por los también Premios Nacionales Carlos Pérez Peña, Gerardo Fulleda León, Verónica Lynn y Carlos DÃaz, como presidente, y la diseñadora y profesora Nieves Laferté, destacó a este “binomio de creadores de la escena que han aportado al Teatro para niños y de tÃteres en Cuba valores apreciables en cuanto a su labor artÃstica, investigativa y docenteâ€.
“Ellos se han hecho sÃmbolos vivos y actuantes, en especial, del arte titiritero como parte del movimiento teatral cubanoâ€, escribió Omar Valiño en su columna “Cenital†del periódico Granma. Y como este, han sido muchos los textos de elogio y admiración hacia ambos (aunque algún que otro comentario, relativo a sus edades, ha visto las manchas y no la luz del sol).
Vivos y actuantes, es cierto, y merecidÃsimo el Premio Nacional de Teatro 2020 además:
Porque han hecho de Teatro de Las Estaciones, ese “espacio de libertad absoluta†fundado por ambos en 1994, después de trabajar en Teatro Papalote bajo la tutela del maestro René Fernández, uno de los colectivos con un quehacer más serio y sistemático, más sensible y gustado en el panorama insular, que se expande en las posibilidades creadoras del trabajo del tÃtere.
Porque Las Estaciones ha sido, lo es, un colectivo docente que sigue formando desde la creación perenne (en la Unidad Docente Carucha Camejo se forjan los jóvenes titiriteros del mañana, y son, además, los anfitriones del Festitaller Internacional de TÃteres de Matanzas, Festitim).
Porque es un espacio para la experimentación, el diálogo con las demás artes, el trabajo en equipo (Rochy Ameneiro, William Vivanco, Alfredo Sosabravo, Liliam Padrón, entre muchos otros artistas, han sido cómplices de diferentes aventuras creativas lideradas por Rubén y Zenén).
Porque aseguran que conocer el pasado, investigarlo, saber de dónde se viene, es también proteger el futuro de la manifestación (recordemos Mito, verdad y retablo: El Guiñol de los hermanos Camejo y Pepe Carril, Ediciones Unión, 2014, firmado junto al dramaturgo y poeta Norge Espinosa, y tantas investigaciones, artÃculos, entrevistas, publicadas en diferentes medios).
Porque han hecho soñar a tantos niños dentro y fuera de Cuba, y lo siguen haciendo cada dÃa, con obras como La niña que riega la albahaca, PelusÃn y los pájaros, La caja de los juguetes, La virgencita de bronce, Federico de noche, Alicia en busca del conejo blanco, Por el monte Carulé…
Porque los diseños de Zenén, únicos en su imaginerÃa, dan vida y cuerpo a estos sueños (su amplio trabajo es reconocido como referente ineludible del diseño, no solo escénico, en Cuba).
Porque han roto muros, uniendo con el arte escénico en cualquier parte del mundo. Y porque defienden un teatro plural, donde la diversidad de estéticas creadoras y la calidad, justifica la creación.
Por los tantos premios, dentro y fuera del paÃs, que acumulan por la calidad de su trabajo (responsabilidad y excelencia que han hecho que Rubén DarÃo dirija, además, el Guiñol Nacional).
Porque no se cansan de crear –incluso a pesar de la Covid-19 idearon acciones desde las redes sociales– y recorrer la isla llevando sus puestas enigmáticas, sonoras, llenas de magia y fantasÃa.
Incluso hoy, a pocos dÃas del Premio, sin acostumbrarse a la noticia, actuaron en su sede en la apertura veraniega; porque el compromiso primero es con el público, y, está claro, con el teatro.
Porque El Retablo no es solo una sala de teatro común en el No. 8313 de la calle Ayuntamiento, sino un espacio de múltiples confluencias, un proyecto sociocultural (el Centro Cultural PelusÃn del Monte) donde la música, las artes visuales, y claro, siempre el teatro, convergen (y uno de los sitios más hermosos en una ciudad, Matanzas, que destila arte por doquier).
Porque tantos quieren ser como ellos…
Entregarlo todo a la escena, con humildad, con belleza, y hacerlo con “fe de vidaâ€â€¦
Ver el teatro, digamos que martianamente, como ara, no pedestal.
Premiarlos a ellos es reconocer una tradición que viene desde los hermanos Camejo (su admirada Carucha) y Pepe Carril, Dora Alonso, Armando Morales, René Fernández, entre tantos.
Es reconocer el trabajo, la trayectoria, amplÃsima por demás, aun en amplia plenitud creativa.
Rubén DarÃo y Zenén juntos, en el amor y en el trabajo, es también, para mÃ, además de Las Estaciones: Lorca, PelusÃn del Monte, Bola de Nieve, MartÃ, los Camejo, Matanzas, Salvador Lemis, el abrazo después de la función, el almuerzo y la conversación en El Retablo, la amistad… Ver las obras, escribir sobre ellas. Ya sea en Matanzas, La Habana, el Festival de Teatro Joven en HolguÃn, o el Internacional de Cine de Gibara, donde se presentaron en la iglesia San Fulgencio y en varias comunidades, y donde fueron reconocidos por el comité organizador.
Los tÃteres están de fiesta; decirlo parece una anfibologÃa, una boutade, sino fuera porque todavÃa, desde Matanzas y varios rincones de nuestra isla, se escuchan las fiestas de alegrÃa y vida.
Rubén DarÃo Salazar y Zenén Calero, Premios Nacionales de Teatro 2020 en Cuba
El Consejo Nacional de las Artes Escénicas de Cuba otorgó este 8 de julio el Premio Nacional de Teatro 2020 al director de teatros para niños Rubén DarÃo Salazar y al diseñador Zenén Calero.
Salazar, director general del Teatro Guiñol Nacional, posee una vasta trayectoria en el teatro para niños y ha trabajado como profesor e investigador de la dramaturgia cubana para niños y sus principales exponentes, entre ellos, la vida y obra de los hermanos Camejo, y la escritora Dora Alonso.
Fundador del Teatro de Las Estaciones, el actor titiritero mereció antes los galardones Villanueva de la CrÃtica, Caricato de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (Uneac), asà como, la distinción por la Cultura Nacional en sus más de 25 años de labor.
Recientemente, el artista representó a Cuba durante la conferencia online del proyecto ResiliArt de la Unión Internacional de la Marioneta.
Igualmente, el jurado otorgó la distinción al diseñador Zenén Calero, quien ostenta una sólida carrera por su trabajo junto a la compañÃa teatral Las Estaciones y resultó premiado en el Concurso Nacional de Diseño Rubén Vigón, convocado por la Uneac.
Ambas figuras son el alma y el corazón de Teatro de Las Estaciones, agrupación lÃder del arte de la figura animada en nuestro paÃs, que ha distinguido a la creación infantil de la isla en numerosos eventos teatrales del Caribe y Centroamérica.
El jurado estuvo, integrado por personalidades del teatro en la isla caribeña, entre ellos, el director Carlos DÃaz, la actriz Verónica Lyn, Gerardo Fulleda, Carlos Pérez Peña y la diseñadora, Nieves Laferté.