Yaíma Hernández


Yaíma Hernández, mención en el concurso literario Ernest Hemingway

La noticia se regó como pólvora entre los escritores y fue recibida con mucha alegría. Esta joven escritora, con varios cuentos y poemas que han conmovido a más de un artista avileño, mereció mención en la edición 34 del concurso literario de Cuentos, Ernest Hemingway.

Apenas uno la ve, con su estampa de friki, sus tatuajes y pelo pintado, no creería que es máster en Ciencias de la Educación Especial, Instructora y licenciada en Teatro y trabajadora de la casa de la cultura José Inda Hernández de Ciego de Ávila.

Además, escribe como si fuera lo último que fuera a hacer en la vida, cuando criar a su niña le deja algo de tiempo.

Yaíma le cuenta a Invasor que, “cuando me llamaron por telefóno para decirme que debía presentarme a la premiación del concurso, como que me emocioné. El hecho de que me hayan tenido en cuenta, me gusta. Es un concurso nacional en el que participan muchos escritores. Pero no pude ir a La Habana, a la ceremonia. Siempre quise ir a la fina Vigía, pero bueno, ahora no pudo ser. Pero con esta mención me puse muy contenta, el hecho de haberla recibido ya es meritoria.

“Uno siempre espera ganar el premio, pero este lauro me sorprendió. Sobre todo, porque mandé a última hora, cuando se había vencido la convocatoria y habían dado tres días de próroga, y Yasmani Rodríguez Alfaro me había insistido para que mandara un cuento, y escogí Luces, al que le tengo mucho cariño y fe, es uno de mis más nuevos relatos”.

Como parte del taller literario El rincón de los cronopios, Yaíma es muy activa y siempre participa en todos los eventos, incluso a los de la Asociación Hermanos Saíz (AHS), a los que le invitan, como Estrofa Nueva, el área Sin pestillo, de la Feria del libro; las lecturas de invierno y ahora las de verano que convoca todos los viernes, el Centro de Promoción Literaria Raúl Doblado del Rosario.

Siguió contándonos Yaíma, “Casi nunca he mandado a concursos nacionales. Todos mis logros son internacionales, en España, México, Argentina. Guardo con mucha alegría esas antologías en las aparece mi obra. Sobre todo, aquella que hiciera Carmen Hernández Peña, Habitación ángeles, en el 2013”.

Cada año, la casa de la cultura Olga Alonso, de San Miguel del Padrón, junto a la casa museo Finca Vigía, del gran escritor norteamericano, convocan a los escritores del país, sean o no miembros de la AHS y la Unión de Escritores y Artistas de Cuba, para este concurso que ha ido ganando en relevancia.

Y para Yaíma, Hemingway es un escritor poderoso que le ha arrancado alguna emoción, “Por quién doblan las campanas, me hizo llorar mucho. La parte en El viejo y el mar, al final, cuando el viejo se queda dormido soñando con leones marinos, me parte el alma. Hemingway fue una de mis primeras lecturas cuando estaba en la secundaria”.

El cuento laureado, de seis páginas, es de temática rural y nos cuenta la historia de Cecilio, un hombre de familia que decidió quedarse a tenor de un mal de conciencia. Y su vida pareciera corregirse con la llegada de un cocuyo a su casa.

Escrito en tercera persona, y con una muy buena caracterización del personaje en un par de líneas, se hace vivencial la rutina de este hombre de campo que ama el sonido de la lluvia, el olor a tierra mojada, y que no se ha resignado a la inmovilidad a pesar de que le falta la mitad de una pierna.

Yaíma echa mano a recursos propios de la poesía como la metáfora, el simil, la personificación, la repetición, la ironía, y otros más. Pero le da un toque a la narración muy personalizado y con alto nivel estético.

Es un cuento conmovedor, escrito desde un tono melancólico y reflexivo. Con imágenes evocadoras y ambientado de manera muy realista para conseguir atrapar al lector desde las primeras líneas.

Las luces, a las que se refiere desde el título, funcionan como metáforas de la vida y la muerte y ese trance del despertar psicológico de aceptación y tolerancia.

Quizás Yaíma no se había dado cuenta, pero esta narrativa tiene más puntos de contacto con la obra del creador de Las nieves del Kilimanjaro, que con cualquier otro autor. Es posible que estemos ante un homenaje sincero.