Vicente Feliú


Vicente Feliú, nuestro Maestro de Juventudes (+ Fotos, tuit y video)

Su partida duele, y mucho. Dicen que se fue cantando, con los acordes de La Bayamesa de fondo. Siempre habrá mucho de mística en Vicente, nuestro Maestro de Juventudes, fiel como pocos a su épica personal, a sus ideas y las pasiones del corazón, íntimamente relacionadas con las de Cuba.

En el momento de la muerte, decenas de amigos estábamos en Casa de las Américas, a punto de comenzar un concierto, que rápidamente se convirtió en su homenaje. La noticia llegó, y la tristeza recorría las mareas de nuestras almas. Allí estaban los jóvenes músicos Nelson Valdés, Leannelis Cárdenas, Rey Montalvo y Rodrigo Sosa, la musicóloga María Elena Vinuesa, el teatrólogo Jaime Gómez Triana, el intelectual Abel Prieto…, y muchos otros amigos. 

En las últimas horas hemos vuelto a sus canciones. Las oímos en nuestros hogares, en peñas y voces de trovadores que siempre contribuyen a la vida. Las imágenes de momentos cerca de él rebotan en nuestra mente, con la certeza de que él siempre seguirá palpitante, repleto de energías, en el imaginario de Cuba, en sus venas musicales y de amor a la nación.

Escuchar hablar a Vicente Feliú, fundador del Movimiento de la Nueva Trova —del cual fue presidente—, era como beber de un manantial de enseñanzas, más allá de la trova.

Con normalidad dejaba perlas como: “El trovador es un poeta que canta…â€, “…está dispuesto a defender sus canciones hasta las últimas consecuencias†y “…la juventud es un estado de rebeldía, de herejíaâ€.

Varias veces compartió con nosotros en diálogos que no olvidamos. Sus ideas salían acompañadas de recuerdos y anécdotas de momentos singulares de la historia trovadoresca del país y América Latina, junto a otros grandes como Silvio Rodríguez, Pablo Milanés, Noel Nicola, Lázaro García, Augusto Blanca y José Andrés Ordás.

Autor de discos como Créeme, No sé quedarme, Arte poética, Aurora, Guevarianas y Colibrí, reafirmaba su confianza en las nuevas generaciones de creadores, a quienes incitaba a ser valientes y arriesgarse, porque “no lanzarse es señal de que se está envejeciendoâ€.

Con voz de hermano grande, aseguraba que “la trova es también una actitud, no basta con cantar y saber tocar guitarraâ€. Sobre aquellos tiempos fundacionales del Movimiento de la Nueva Trova, en un Encuentro con…, espacio conducido por la periodista Magda Resik, reconoció que institucionalizarlo laceró algo surgido de manera espontánea, con un profundo sentimiento de amistad colectiva y amor a la música, especialmente a esa que sale del alma.

Vicente Feliú en el espacio Encuentro con, en el Pabellón Cuba

“Pero era necesario hacerlo, porque vivíamos un momento muy complejo, en el cual algunos de nosotros estábamos en lugares diferentesâ€, expresó quien interpretó sus canciones en más de 20 países.

Acerca de los primeros años de la Revolución, dijo que fueron impactantes. “De momento, los jóvenes éramos protagonistas de todo. Los triunfos de la lucha en la Sierra Maestra y luego en Girón nos estremecieron, y a la vez se lograron gracias a las nuevas generaciones de entonces, como también la campaña de alfabetizaciónâ€.

“Hubo quien compuso canciones por primera vez después de la victoria en Girón, por eso nuestra creación también estuvo influida por todo eso. A veces, no pensamos que con esa invasión pudo terminar la Revoluciónâ€, agregó este hombre de hablar pausado y amor tremendo a su país.

Agregó que el éxito de la Nueva Trova en América Latina también estuvo favorecido por el proceso revolucionario en Cuba y su impacto internacional. “Nosotros y nuestras canciones eran la imagen de lo que sucedía aquí. En ocasiones, llegábamos a Argentina y otras naciones, y conocían nuestros temas, los copiaban de un casete a otro.

“Recuerdo que cierta vez me pidieron que escuchara uno para identificar las voces de quienes cantaban, pero casi ni se entendía. Ese era resultado de muchas grabacionesâ€, refirió sonriente.

Vicente, el niño que aprendió a sacar melodías de las guitarras con su padre, el hermano del también sobresaliente Santiago Feliú, era un ser humano natural y sincero, igual que sus temas, cuya singularidad más entrañable radica en el alma noble y valiente de cada palabra y melodía.

El propio Silvio Rodríguez lo dijo en ocasión de cumplir Vicente 70 años: “… si este amigo tiene fama de algo entre sus compañeros —además de trovador irreductible— es de nobleza humana. Y es que todos sabemos que él siempre ha sido el más dispuesto al sacrificio, verdadero cantor de barricadas, tantas veces no bien gratificadoâ€.

Según publicó en su blog Segunda cita en noviembre de 2017, Vicente “era uno de los estudiantes más aguerridos de la secundaria. De todos nosotros era el que parecía un héroe y, a la vez, el más elegante, el único que casi siempre andaba en saco. Nunca pude explicarme cómo conseguía aquel balance entre muchacho de clase media y feroz combatienteâ€, esto último seguramente en referencia a la etapa de ambos en la guerra de Angola, donde miles de cubanos pelearon por liberar aquel pueblo.

Nacido en noviembre de 1947 en La Habana, Feliú, Maestro de Juventudes, distinción más importante que entrega la Asociación Hermanos Saíz a personalidades de la Cultura, también demostró su dedicación y voluntad para ayudar a los demás durante sus 15 años en la dirección del Movimiento de la Nueva Trova, lo cual limitó su tiempo para crear.

Vicente fue fiel en todo momento a la música y la guitarra, partes inseparables de sus esencias. Así seguirá siempre donde esté. Me recuesto al espaldar de la silla, y lo escucho otra vez, con ese estilo inconfundible. Gracias por tanto, Maestro. Siempre te recordaremos cantando.

 
 

Un soldado de la Casa

«Yo soy un soldado de la Casa», así solía decir de sí mismo Vicente Feliú. Una Casa que ha habitado de muchas maneras y que es suya por derecho propio, porque en ella creemos en sus canciones. Aquí entregó los premios que soñó, homenajeó a los amigos que tanto estimaba, y cantó cuantas veces quiso hacerlo.

Hoy supimos de su partida física, pero nos rehusamos a despedirlo, porque él seguirá siendo el amigo, el hermano, el cómplice de muchas ideas. Cada uno de nosotros lo guarda de una manera especial: fue muy especial para Haydée Santamaría, para Roberto Fernández Retamar, y para todos los que habitamos esta, su Casa.

Nuestros archivos atesoran el relato sincero y agradecido que nos hiciera llegar al término de Un Canto de Todos, encuentro iberoamericano de la canción que él soñó e hizo realidad con nosotros.

Para él, la ovación merecida.

Alamar, La Habana, 21 de septiembre de 2000

Roberto, Marcia:

Sin Fidel, no hubiera habido Moncada; sin Moncada, Haydee; y sin ella, tampoco Casa de las Américas. Y sin Casa, los trovadores hubiéramos sido de una manera diferente, sin las luces de Yeyé nos sembró. Por eso Silvio dice que la Casa fue el útero de la trova, y tiene toda la razón.

Recuerdo el encuentro de la Canción Protesta del 67, que nos clarificó que no éramos solamente unos locos, sino parte de una locura epocal, desde el Primer Territorio Libre de América, por y para el cual venían los más preclaros cantores del mundo a decir y decirnos lo suyo.

Recuerdo el Festival Mundial de la Juventud y los Estudiantes de 1997, año del treinta aniversario del Nacimiento del Che, en que Casa abrió sus puertas a la canción trovadoresca, poniendo en pie de guerra a todos sus trabajadores en medio de sus bien ganadas vacaciones para que los cantores cubanos y del mundo se reunieran, recuerdo también las tertulias posteriores en Presidencia, en las que muchos nos percatábamos de que Yeyé deambulaba con sonrisa sabiamente socarrona, seguramente con ganas de hacer una gigantesca tortilla de plátanos maduros, para suscitar nuevas conspiraciones culturales.

Recuerdo poco después a la Casa en los encuentros con los más jóvenes trovadores de La Habana, en el proyecto Canciones de la Rosa y de la Espina, como la casa matriz de la más fresca canción.

Recuerdo Casa Viva, el memorable y honorable concierto de los amigos de siempre, disfrutando en el 99 los cuarenta años de la salvaguarda de la cultura latinoamericana.

Hoy arribamos, en 2000, al primer Encuentro Iberoamericano de la Canción Un Canto de Todos.

Solo Cuba por su pertinaz necedad revolucionaria a favor de la cultura, la trova y la Casa de las Américas, hubieran podido convocar a esta locura. Los ochenta y dos participantes de Iberoamérica (cifra cabalística para nosotros), casi todos con escasos recursos económicos, no hubieran ido a ninguna otra parte del mundo a encontrarse. Este encuentro era un clamor de los cantores que se debaten en medio de búsquedas sobre las nuevas preguntas que trae consigo un milenio angustioso y discutiblemente probable.

Un Canto de Todos ha quedado en los corazones de los que participaron y se proponen seguir.

Por todo y por tanto, quiero dejarles en constancia mi agradecimiento personal a todos los compañeros entrañables de la Casa que hicieron posible este Encuentro, en especial a la tropa de Música, y muy particularmente a la loca mayor, María Elena Vinueza, y al mago del sonido imposible, José Luis Hernández.

Sepan que, como siempre, sigo considerándome un soldado fiel a la Casa de las Américas.

Mi abrazo para todos

Vicente Feliú


«Vicente, quiero ser trovador»

A tan solo 15 años de edad, andando las calles de Alamar, Karel García, Carlos Lage y Yhosvany Palma tocan la puerta de Vicente Feliú con la decisión de ser trovadores. “A partir de ahí empezó la epopeya. Nos explicó lo que era, le cantamos las dos o tres canciones que teníamos, pequeñitas y nos ayudó muchoâ€.

Luego de ese primer encuentro con un trovador conocido, los cantautores en potencia asistían todas las semanas a un taller en la casa de la Cultura de Alamar, organizado y dirigido por Feliú; donde debían componer canciones y melodías para cada jornada. “Fue un camino que empezamos muy pronto “.

Sin embargo, Yhosvany, Ingeniero Químico, nunca se desligó completamente de la trova y tras cinco años de carrera, retoma su verdadera pasión. “En el año 1994 hacemos un primer concierto ya grande e importante en la Casa de las Américas; estaba Karel García, Carlos Lage, Raúl Torres, Vicente Feliú y yo. Allí presentamos cada uno cinco o seis canciones. Yo creo que fue el momento culmine para desarrollar la trovaâ€. 

A partir de entonces varias fueron las puertas que se abrieron para desplegar el talento de Yhosvany Palma. Tras conciertos en la Biblioteca Nacional con trovadores y músicos de la talla de Carlos Varela y Frank Fernández, empieza a trabajar en el Gato Tuerto, sitio que lo verá partir hacia su maduración profesional.

Pero, ¿el talento le vendrá por las venas?

Mi familia es una familia de músicos: mi tío-abuelo, Francisco Escorcia, es uno de los compositores más importantes de la década de los 40-50 y mi padre, Pedro Palma, era trovador. Todos somos de Trinidad, donde yo bebí mucho de la música trovadoresca espirituana, con unos conceptos muy curiosos sobre la composición. Eso fue al principio, mucho antes de conocer a Vicente, ya venía con esa actitud de una familia musical. Sin embargo, creo que lo influyente en esta necesidad de hacer trova, de componer canciones y melodías, fue ese contacto primero con Vicente.

El año 1999 fue el comienzo de su maduración como trovador. A través de la Izquierda Unida de Asturias en Oviedo, le invitan a realizar una serie de conciertos y actividades en España a lo largo de tres o cuatro meses.

Varios fueron los logros que tuvo en este país ibérico. Su primer contrato fue como autor de algunas canciones vocalizadas e incorporadas al disco De vuelta de Raphael, el famoso cantante español. Desde ese momento surgieron otros contratos que le permitieron trabajar más tiempo allí, realizando conciertos en varios lugares de España.

¿Cómo nacieron sus tres discos? ¿Con cuál se siente más representado espiritualmente?

Hijos de la Fortuna fue mi primer disco, grabado en 2006 en Abdala, a través de Silvio Rodríguez, Lázaro García y Vicente Feliú, quien fue el promotor musical. Es un disco con canciones que me han traído muy bueno momentos porque son hechas casi todas en Cuba, bajo un lenguaje y concepto de imaginación muy adolescente, donde el dolor, la alegría, las desavenencias, se expresaban de una manera particular.

Con este disco regresé a España. En 2008 hice el segundo que se llama Aviso de Vida, muy experimental pues se realizó con músicos sobre todo cubanos. Maravilloso, porque unificaba a gente gallega, ya yo estaba viviendo en Galicia. Además, llevaba mucha orquestación, metales, cuerdas, cosas con las que yo aún no había trabajado. Son canciones mucho más maduras, conceptos que me tocó vivir: las manifestaciones, el año 2008 de una crisis profunda de personas de jóvenes luchando contra los antidisturbios e intentando llegar a un poder (al que llegaron), etc., y viví en primera persona todos esos acontecimientos. Las canciones como Luz, Matices, Aviso de vida; son canciones relacionadas profundamente con esa energía de manifestación, de cambiar el poder, otro mundo es posible.

Por otra parte, llega Raro, un disco hecho a distancias. Yo empecé concibiéndolo en el estudio de mi casa. Resultó curioso porque le envié el trabajo a guitara y voz a amigos muy distantes, desde Suiza hasta Puerto Rico, casi todos cubanos y desde ese instante se pusieron en función del disco. Su nombre precisamente hace alusión a la manera de conformarlo, opuesta a voz y guitarra, la idea original. Es un disco mucho más austero, mucho más modesto, con canciones más reflexivas, bastante relacionadas con el deseo de retorno cuando uno empieza a cumplir años, de regresar a la casa, caminar las calles, ver a la familia, encontrarse con los amigos.

Entonces son tres discos muy distintos, hechos en circunstancias diferentes y musicalmente son bastantes diferenciados. A mí me gusta mucho “Cura contra espinasâ€, ese es mi disco.  

Sin embargo, tras 20 años viviendo en un país extranjero, Yhosvany desea volver a “redescubrir La Habanaâ€. Ya hace dos años que la disfruta nuevamente. Fue tal la añoranza y felicidad al regresar a casa que esto le inspira para crear, lo que en sus palabras llama, “la creación que siempre quise hacerâ€.

Cura contra espinas es su más reciente proyecto, un disco peculiar que recoge mucho más que un sentir. “Una de sus canciones es El Ãngel, inspirada en la historia de un chileno, Payo (sobrenombre). Un joven que dedicó su vida a la lucha internacionalista después del Golpe de Estado de Allende y en 1979 muere en Nicaragua, durante la guerra desarrollada contra Somoza.

“En Cuba está su hermana, a través de quien tuve la oportunidad de conocer la historia de él. Me impresionó tanto que dedique la canción de El Ãngel a Payo. Hemos hecho una grabación hermosa Vicente y yo en el estudio de Tony Carrera, la tenemos de primicia. Estamos haciendo el video clip y la parte promocional. Son canciones que no se escriben en otros contextos por eso estoy emocionado con ellaâ€.

En el tiempo de estancia en Cuba y según augura será muy larga, para siempre; ha realizado otros trabajos con cantantes como Ivette Cepeda y Diego Cano.

“Escribir canciones es lo que más me gusta de mi profesión. Hay algo muy práctico en la manera de idear imágenes con palabras y luego “encasquetarlas†como diría Santi (Santiago Ãlvarez) con la música. Soy muy dado a la imagen que se crea en la mente cuando se lee o se escucha algo. Si la poesía prescinde de la imagen se vuelve cotidiana. Eso que ves es la realidad y luego hay otra cosa que te hace volar, creer. En el momento que se escucha, la canción puede hacer que tú seas el protagonista y las imágenes, que el cielo sea anaranjado, que la lluvia caiga para arriba.

***

Se le ve andar las calles de La Habana, como niño llegado a su lugar favorito del planeta, captando cada detalle. Con sus canciones al brazo y su guitarra al hombro.

 

(Publicada originalmente en Qva en Directo)


El Potaje de la música cubana en este verano 2020

Sabor, cubanía y diversidad de géneros musicales serán los principales ingredientes de El Potaje: un espacio pensado para tomarle el pulso a la música cubana de estos tiempos.

Con un total de 10 programas de 27 minutos cada uno, dicha iniciativa musical llegará, a partir de este 8 de julio, como parte de las propuestas televisas para el disfrute del verano desde casa. Gracias a su compendio entre latin jazz, fusión, feeling, trova, salsa y hip hop, El Potaje pretende complementar con buen ritmo las noches cubanas de los próximos dos meses.

Un potaje musical para el verano
En exclusiva para VISTAR, Liliam Pérez, productora general del programa, destacó que la idea original surge a partir de la necesidad de crear un espacio para la preservación del patrimonio sonoro de la Isla. “Debido al confinamiento provocado por la pandemia un grupo de creadores pertenecientes a la Asociación Hermanos Saíz (AHS) nos pensamos cómo crear un programa, de corte didáctico, que a su vez encajase en la preferencia del público cubanoâ€.

Bajo la dirección de Maytte Jacobo, la propuesta musical cuenta con la asesoría del saxofonista Michel Herrera y la musicóloga Yentsy Rangel. Su transmisión será todos los miércoles a las 9:00 pm por el canal nacional Cubavisión.

Según su productora, El Potaje siempre fue pensado para trasmitirlo durante el verano. “Todo fue grabado durante la cuarentena e hicimos todo lo posible para que saliera en tiempo sin perder su esenciaâ€.

Lo novedoso de este espacio, además de su formato colorido y dinámico, radica en que se va desarrollando bajo la mirada de los propios músicos. Sus opiniones y la propia historia de los géneros que defienden serán los que lleven de la mano al televidente. El Potaje tendrá un espacio llamado “El Retoâ€, una sección creada para la interacción en redes sociales con los músicos que complementará cada emisión.
“En el Reto que dejen los artistas invitados en cada programa mediante un video, los músicos tendrán la oportunidad de sumarse desde sus acompañamientos e improvisaciones de manera virtual. Se elegirán varios ganadores y en la próxima transmisión del programa se mostraránâ€, explicó Liliam.

Artistas invitados
El programa tendrá como invitados a Alain Pérez, Joaquín Betancourt; estos dos primeros para un primer programa dedicado al Benny Moré, titulado “Bonito y sabrosoâ€.

Además se contará con la presencia de Roberto Fonseca, Eme Alfonso, Beatriz Márquez, César “Pupi†Pedroso, Samuel Formell, Pancho Amat, Israel Rojas, Vicente Feliú, entre otros.


«Sin la guitarra me siento desnudo» (+Fotos y video)

Casi siempre anda acompañado por su guitarra o la letra de una de sus canciones en los labios. Este muchacho, aparentemente tímido, de pelo enroscado y hablar pausado, también saca melodías de una pianola hasta tarde en las noches. Gran parte de su vida, gira en torno a la música, una pasión que sorprendió a todos en la familia, porque es el primero en dedicarse al arte.

Carlos Fidel Taboada Petersson, nacido en Matanzas en 1989 e hijo de matemáticos, abandonó su profesión de ingeniero civil para perseguir su anhelo más verdadero, el de ser músico, y así da pasos con esmero, sin afectar su alma de joven sensible y enamorado de las esencias, las mismas a las que les canta desde la sinceridad y la pretensión de eterna belleza.

Con humildad asegura que en su casa nunca ha faltado el bienestar espiritual. “Siempre hemos escuchado a intérpretes como Silvio Rodríguez. La guitarra llegó a mi vida en los primeros años de la década de los 90, tiempos muy difíciles; sin embargo, recuerdo esa etapa con cariño, era pequeño y no percibía el sacrificio de mis padresâ€.

Durante los largos apagones, su madre sacaba la guitarra del closet (la guardaba en un estuche de tela) y entonaba las canciones que más o menos recordaba de su adolescencia, y otras que entraban armónicamente en los tres o cuatro acordes que se sabía.

“Yo quedé hechizado. Comencé entonces a aprender cuando tenía 12 ó 13 años y nunca más me pude separar del instrumento. Rápidamente fui desarrollando una curiosidad que abarca la génesis misma de la música. Abandoné mi estudio del ajedrez, colgué el título de ingeniero después de dos años de servicio social, y aquí estoyâ€, expresa quien ha obtenido varios reconocimientos, como el premio Abril para Vivir en España.

— ¿Cómo es tu proceso creativo? ¿Hay alguna relación entre la trova y el ajedrez, deporte que practicaste durante 14 años?

— El ajedrez me enseñó a trabajar con calma, a ser paciente y esperar a que el trabajo dé sus frutos. Lo más importante es la disciplina, sentarse todos los días y estudiar al menos un par de horas. Para mí eso es fundamental. Sé que cada artista desarrolla su propio sistema, no hay recetas ni teoría para eso. En mi caso, cuando paso uno o dos días sin tocar la guitarra (y desde hace algún tiempo el piano) me siento mal, me deprimo porque me dan muchas ganas de tocar. Yo necesito tocar todos los días.

“La composición siempre es un misterio. Cuando termino una canción me quedo vacío, siento que lo he dicho todo, y hasta que no tengo la necesidad de volver a expresarme no compongo másâ€.

— ¿Cuán difícil es ser trovador en la actualidad, cuando gran parte del público se decide por el reguetón y otros ritmos?

— Hoy la canción cubana se mueve en ámbitos muy pequeños, el público es cada vez más reducido. Las causas, en mi opinión, descansan sobre fenómenos sociales. El reguetón no es un problema en sí mismo, es una consecuencia. El deterioro del sistema de valores de la sociedad cubana es evidente, probablemente es subproducto de un sistema educativo deficiente, que no es capaz de crear en los niños y los jóvenes el culto hacia lo bello.

“El amor por la belleza tiene que nacer en la casa y en la escuela, es fundamental para el ser humano la búsqueda del crecimiento interior, hoy no es así en parte de nuestra sociedad. El reguetón, por ejemplo, tiene una gran pegada porque en su discurso utiliza recursos expresivos extramusicales, este fenómeno (no prefiero llamarlo género) representa el culto por lo material, es la práctica de la filosofía epidérmica del bienestar. El público no “escucha†reguetón, si fuera así pasaría de moda un una semana, pues musicalmente es demasiado básico, la gente más bien “consume†reguetón. Consumen una propuesta sonora, y sobre todo visual, que les habla del placer de la carne, no del espíritu.

â€En este contexto es muy difícil ser cantautor, pues no hay igualdad de condiciones en cuanto a espacios con respecto a las propuestas que antes describí. Hay que mostrarle a la gente que lo esencial es el amorâ€.

— ¿Qué se siente en el escenario, acompañado solamente con tu guitarra y las canciones?

— Es algo mágico, hay una desnudez artística que atrapa al público. Cuando se produce esa conexión misteriosa entre el cantautor y el público surge algo íntimo, un manto de complicidad que cubre todo el lugar. Cuando eso me sucede (que no son muchas veces) tengo la sensación de dejar de existir, hace poco escribí una canción sobre eso. Creo que es lo que persigo cuando estoy ante el público, debo desaparecer, abandonar el ego, echarme a un lado para que pase la músicaâ€.

— ¿En Cuba, país con una larga tradición trovadoresca, de la Vieja y la Nueva Trova, de Sindo Garay, Silvio Rodríguez, Teresita Fernández y Pablo Milanés, acaso es posible proponer algo realmente nuevo en ese aspecto o cada autor debe conformarse con adaptaciones y simulaciones creativas?

— Lograr una voz propia dentro del discurso artístico es lo más difícil, es lo que marca la diferencia. Estas personas que mencionas han dejado un legado trascendental para la cultura cubana porque logran trasmitir al público un mensaje útil de una manera muy singular, cada uno con su estética pero con un modo de decir auténtico y particular.

“Nosotros, los músicos que decidimos seguir por los caminos de la canción, debemos buscar una voz propia. Los temas siempre serán los mismos porque la esencia espiritual del ser humano jamás cambiará, el asunto siempre será el cómo. Al menos en mi caso, estos son los fantasmas que me rondan a la hora de componer: ¿cómo le digo a la gente lo que necesita escuchar? y, sobre todo, ¿acaso yo sé lo que necesita la gente escuchar? Estos ´monstruos´ de la canción lo tenían muy claro, pero estoy seguro de que convivieron (y conviven) con los mismos fantasmasâ€.

Gran parte de mi vida, gira en torno a la música, una pasión que sorprendió a todos en la familia, Carlos Fidel. (Cortesía del autor).

— ¿Cómo tu pasión por la música, a veces “desmedidaâ€, ha afectado o enriquecido tu vida?

— Hay momentos en la vida de cualquier ser humano en que ocurren definiciones, puntos de inflexión. Un momento de esta naturaleza lo tuve después de un concierto. Recuerdo que ahí me planteé que mi vida sería cantar mis canciones, arreglarlas, grabarlas…

“Entonces, no dejé espacio para más nada en mi vida que no fuera la música. Imagínate, eso fue muy bueno para mi formación porque aprendí mucho. Estudié armonía, piano, guitarra clásica, escuché música todo el tiempo, pero acabé perjudicando mi relación con las personas, con la familia, con mi pareja. Por eso suelo decir que la música me ha dado tanto como me ha quitado, es como la vidaâ€.

— Vicente Feliú ha dicho que para ser trovador no basta con dominar la guitarra y cantar, “es un modo de vidaâ€. ¿Qué piensas?

— Vicente Feliú es un artista admirable, es uno de esos imprescindibles. Él sacrificó parte de su carrera para dirigir el Movimiento de la Nueva Trova, además ha dejado canciones que son estandartes de la música cubana. Cualquier cosa que hagamos en nuestra vida con cierto grado de periodicidad y con entrega sincera y absoluta es “un modo de vida.

“Para mí, un trovador o un cantautor es un artista cuya estética no le hace el juego a las corrientes de moda introducidas por un mercado musical cada vez más intrascendente para el espíritu. Es un músico que cultiva un modo de decir singular. Ni siquiera tiene que dominar la guitarra, puede acompañarse de otro instrumento.

â€Algo que me molesta a veces es el matiz político oficialista que en Cuba se le da a la trova y a ciertos trovadores. Es verdad que desde los tiempos en que nuestros padres trovadores en el oriente hacían sus canciones, nunca la trova ha estado ajena al contexto político cubano, pero no podemos olvidar que los trovadores estamos comprometidos con nuestra verdad, es algo que nos define, por lo tanto, debemos ser reconocidos y respetados, no solo cuando esa verdad comulgue con otras verdades, sino también cuando las cuestioneâ€.

— ¿Cuánto te ayuda la guitarra para vencer tu timidez? ¿Es tan buena aliada, como muchos piensan, para conquistar chicas?

— Confieso que mientras aprendía a tocar tuve la esperanza de que la guitarra me serviría para conquistar muchachas. Pero, imagínate, las primeras canciones que me aprendí eran de Silvio, de Santigo Feliú, en aquel entonces no sabía que esas canciones no sirven para ligar en una secundaria común, si no tocaba alguna bobería de moda estaba frito, y como no lo hice, siempre estuve pasma’o. Sin embargo, la guitarra sí me ayudó mucho a vencer la timidez, todavía me ayuda, es mi aliada, sin ella me siento completamente desnudo. Yo sería incapaz de pararme en un escenario sin mover los dedos, es una maldición.

— En 2019 ganaste el concurso internacional de cantautores Abril para Vivir, que desde hace 18 años se realiza en España, ¿cómo fue la experiencia?

— El concurso Abril para Vivir es un certamen muy prestigioso en el mundo de la canción de autor en España. Participaron más de 100 cantautores de todo el mundo, por lo que me da mucha alegría que el jurado haya encontrado ciertos valores en mi música, que la hiciera merecedora de un reconocimiento.

“Sin embargo, lo mejor (además de conocer un país extraordinariamente hermoso) fue coincidir con los demás finalistas, hacernos amigos, comprobar que la canción de autor sufre en el mundo entero. Las principales diferencias entre la canción de autor cubana y la española está en las apropiaciones que hacen ambas de elementos autóctonos culturalesâ€.

— ¿Cuán difícil es para un joven músico ascender en su carrera sin tener “padrinos†que lo ayuden en ese sentido?

— No se llega a ningún sitio caminando solo. Nos necesitamos unos a otros para poder marchar, es natural buscar el apoyo, y si es de alguien que conozca las interioridades de la profesión, mejor. Eso no me parece en lo absoluto mal. Lo que pasa es que siempre hay gente astuta que vive por atajos y desarrolla el oficio de caer bien, en vez de hacer el bien. Eso es una mentira, y a la mentira, mientras más lejos, mejor. No importa cuánto brille, en el fondo siempre será una mentira.

— ¿Cómo debe ser un joven creador en la Cuba de la actualidad?

— Debe ser sincero, siempre.

— ¿Qué otros trovadores jóvenes recomiendas?

— La verdad, los recomiendo a todos. La gente debe aprender a escuchar, es fundamental. En las condiciones que estamos, pretender que la gente vaya a un teatro a escuchar a un cantautor es ambicioso, por lo tanto, lo que recomiendo es que apaguen la bocina portátil y salgan a un teatro a ver lo que sea, que le dediquen un tiempo de paz al arte. Cuando toda la sociedad sea capaz de hacer eso, entonces hablaremos de preferencias.

— ¿Momentos de más tristeza y alegría? ¿Sueños en el arte?

— La alegría mayor es ver nacer una canción y la mayor tristeza es sentir que al público no le dice nada. Mi sueño más grande es no cansarme, mientras no me venza el cansancio todo estará bien.