Tres Tazas
Silvio Alejandro y sus «tres tazas»: poesía, música y empeño
Por: Leydis L. Hernández
Trovador de formación autodidacta en un país con grandes exponentes del género. De nombre Silvio, de apellido Rodríguez, y ningún vínculo por consanguineidad con el dueño del Unicornio Azul. Adolescente en los inmortales años 90. Contador de historias propias. Padre de dos y joven siempre, Silvio Alejandro se ha labrado un espacio en ese universo complejo, apasionante y extenso que se conoce como Trova Cubana.
Dice que la música de Carlos Valera le «voló la cabeza». Que aún tiene frescas en la memoria las imágenes del muchacho que habitaba los lobbies de los edificios del barrio donde creció, para escuchar a sus amigos cantar acompañados de la guitarra. «Se que mis padres tuvieron que hacer un gran esfuerzo para poner comida en la mesa, pero yo estaba demasiado absorto en lo que se me iba la vida»
Y, básicamente, la vida se le iba en escuchar, en aprender, pero, sobre todo, en intentar compartir con otros lo que él tenía para expresar: eso siempre es un acto de valentía, más que de petulancia. Es, en definitiva, la primera evidencia de esa «cara durísima» que lo ha acompañado a lo largo de su existencia y que lo ha ayudado a construir su carrera artística. «Yo me preparé y me esforcé muchísimo; y creo que nunca le tuve miedo a hacer el ridículo», cuenta vía WhatsApp.
Entre las incontables alternativas artísticas para transmitir su visión del mundo, Silvio Alejandro escogió la poesía cantada. “La trova me sedujo como ninguna otra música, en ella encontré figuras que hablaban mi lenguaje. Además, este género lanza muchos caminos de satisfacción humana. Yo creo que toda la trova ha estado ligada a las preguntas esenciales del amor, de la vida y me convenció de que es un universo infinito y que uno podía desandar toda la vida por ese camino y nunca llegar al final”.
Marzo de 1999 fue una especie de parteaguas en su trayectoria profesional, cuando fue invitado a participar en el encuentro Music Bridge, que reunió a más de 300 artistas, tanto estadounidenses como cubanos, y que tuvo como colofón un concierto en el teatro Karl Marx. “Fue una experiencia monumental, que me permitió conocer e intercambiar con grandes artistas; un puente musical entre Cuba y los Estados Unidos”.
Silvio Alejandro reconoce que no es un trovador “químicamente puro”; que hubo un tiempo en que cantaba como su célebre tocayo y que ha recibido la influencia de sus referentes musicales, que van desde los clásicos cubanos, transitando por sus compañeros y colegas de generación hasta las sonoridades imprescindibles de otros mundos. Pero, en definitiva, ¿quién -que se considere eterno aprendiz- logra escapar de las influencias?
Al que no quiere trova, se le dan Tres Tazas
Proveniente del refrán popular, Al que no quiere caldo…, surge el nombre de la peña que desde 2008 coordina, con el apoyo, entre otras instituciones, de la Asociación Hermanos Saís y el Centro Nacional de Música Popular. Todos los viernes, a las cuatro de la tarde en el Pabellón Cuba, se fragua una atmósfera para musicalizar la poesía, compartir sentimientos universales y esconderse por un rato de la realidad.
Tratándose de un espacio como este, 13 años es una larga vida que Silvio no pudo imaginar, “porque muchas veces las peñas enfrentan la maldición de lo efímero, pues sobre ellas soplan vientos muy fuertes”. Sin embargo, ahí ha permanecido Tres tazas cada jornada, con el gran mérito, ya no de la sobrevivencia al paso del tiempo, sino también, a lo que se repite.
“La cotidianidad puede parecer aburrida, pero está llena de detalles maravillosos y esenciales en la vida de las personas”, explica, para después subrayar una verdad de Perogrullo: “Todos los días no son iguales. A veces la peña queda espectacular, otras no tanto”. El valor está en entregarse a ese momento, en vivir cada viernes como único. “En no tener complejo de que la gente te vea con la misma camisa y los mismos zapatos”.
Tres tazas es, también, puerta abierta, refugio, y, en definitiva, oportunidad para quienes empiezan. Hasta allí llegan los más jóvenes, casi adolescentes, con un pedazo de sus sueños a cuestas y encuentran ese anhelado chance de que alguien escuche lo que tienen que decir. Para ellos está Silvio Alejandro, y no podía ser de otra manera. Él también quiso, quiere, que el mundo sepa lo que tiene que decir. Él busco también ese chance en una época y un contexto en los cuales no existían tantas posibilidades como ahora. Él, en definitiva, sabe que “cuando peor van las cosas, una canción puede salvarte”.
Trece años después -y una pandemia- hay peña Tres Tazas. Hoy, a las cuatro de la tarde, Silvio Alejandro Rodríguez estrenará, en el escenario virtual, un concierto único de celebración, acompañado de colegas y amigos como Annie Garcés, Diego Gutiérrez, Eric Méndez, entre otros. Esta vez, un viernes y un trece se funden en una celebración de esperanza.
Tres Tazas de trova (Conversación con Silvio Alejandro)
Esta conversación ha sido atípica, diferente a otros diálogos en los que entrevistador y entrevistado comparten un espacio común, grabadora o agenda por medio, se miran frente a frente, se interrumpen, alguien llega, conversan en fin… Me hubiera gustado, después de Tres Tazas un viernes cualquiera, mientras la noche cae sobre el Pabellón Cuba, y los asiduos a la peña, adictos a este tipo de canción, empiezan a marcharse, conversar con el trovador Silvio Alejandro, anfitrión del espacio desde hace 12 años, fecha que celebran este viernes 19.
No pudo ser una entrevista de esa manera y optamos por conversar vía WhatsApp. Le envié mis preguntas con el objetivo de conocer la historia y evolución de la peña y además, la manera, virtual también, en que Silvio Alejandro y sus invitados estarían festejando un año más. Y él, muy poco después, cordialmente las respondió todas, con la seguridad de que Tres Tazas es, sobre todo, un espacio para la confluencia y la canción que se parece a nuestros días.
Tres Tazas celebra 12 años… Hablemos un poco de esta peña especial y además en las redes…
Doce años no es poco. Han pasado muchas cosas imprescindibles en Tres Tazas en ese tiempo. Me interesa que la peña exista, que sea un espacio real donde la gente pueda escuchar ese tipo de música… Creo que lo hemos logrado en estos 12 años. No hemos sido un espacio fantasma, sino una presencia real para mucha gente. Eso me llena de alegría y sé que a los amigos que han compartido con nosotros también esto los alegra mucho, que Tres Tazas exista.
Este es el tiempo de las redes, de usar nuestros teléfonos para proyectar el trabajo que hacemos. Por eso no quería pasar por alto este duodécimo aniversario… Por lo que tendremos una presencia en las redes, en mi canal de YouTube, en el canal de mis invitados… y en varias plataformas, también en las de la AHS; en fin, vamos a publicar este material todo lo que podamos.
Filmamos esa Tres Tazas especial en Cuartico Records, es el estudio personal de Ariel Díaz. Allí compartimos la canción Ariel Díaz, Erick Méndez, Diego Cano, Yosvani Bernal y Juan Carlos Pérez. Además, Rosaima del Valle, que toca la flauta y trabaja con Ariel en su proyecto La banda pequeña.
Vayamos a los inicios de estos 12 años… ¿Cómo surge Tres Tazas, en qué contexto, con qué propósitos…?
Tres Tazas surgió en 2008, cuando había una geografía diferente a la que dejamos antes de toda esta crisis de la Covid-19. Ahora es el mundo de la trova pos Covid-19, no tengo muy claro cómo va a ser… Entonces no existían todos los espacios que llegaron después con el transcurso de los años. Era una urgencia que existiera un lugar donde los trovadores pudieron ir a mostrar su trabajo, a cantar sus canciones y, sobre todo, a compartir, a tener vivencias juntos… En esos primeros años estuvimos en el lobby del cine La Rampa; después comenzamos a itinerar por algunos lobbys de los cines del Proyecto 23 del Icaic, fue una de esas instituciones que nos apoyó, lo hizo muchísimo en aquella época, es la verdad, y agradezco mucho lo que pudimos hacer juntos en aquel momento.
Publicada por Asociación Hermanos Saíz en Sábado, 25 de enero de 2020
Era una cosa muy bonita, pues disfrutábamos de los lobbys de los cines de 23, que son hermosos escenarios, y ahí hicimos peñas maravillosas. Después se nos dio la oportunidad de mudarnos al Pabellón Cuba, y ahí llevamos más de 10 años haciendo nuestro espacio en La Pérgola, y en distintos lugares del Pabellón, aunque esencialmente es en La Pérgola, todos los viernes de la vida a las 4 de la tarde.
Crees que, en todo este tiempo, la peña ha consolidado a un público joven, y no tan joven, claro…
La peña, como todo ser vivo, ha tenido sus altas y sus bajas, pero sí creo que hemos hecho felices a mucha gente que nos ha acompañado en el transcurso de estos años. El espacio ha tenido una utilidad para el público que nos visita, que es diverso, de todas las edades, como también para los trovadores cubanos, que en algunos casos han tenido en Tres Tazas el escenario de su primera vez; y en otros han tenido el espacio para probar determinadas canciones, nuevas vivencias, experimentar… Incluso a mí me ha despertado Tres Tazas de algún letargo, alguna que otra vez.
Eso también tiene de bueno tener un espacio así con esa frecuencia semanal; a veces llega la fecha de la presentación y tu estado de ánimo no ha llegado a esa fecha, pero igual tienes que hacerlo. Eso te enseña muchas cosas y pone al arte en ese rol de mejorar la vida y hacerte sentir mejor, aunque tú estés atravesando en ese momento alguna dificultad. Tres Tazas ha sido un escenario para compartir, tener vivencias entre nosotros y con el público, pues terminamos por ser parte de una misma familia, la de la canción.
Algunos de los trovadores que han pasado por el espacio…
En esta peña se ha presentado mucha gente, mucha gente… No nos va a alcanzar la conversación para mencionar a todos los que han pasado por ahí. Creo que lo más importante es que ha sido un espacio real de los trovadores cubanos, que ahí ha tocado gente de todas las edades, de todas las estéticas, que ahí se han presentado cantautores de todo el país, de todas las provincias, y mucha gente también de otras partes del mundo que nos han acompañado. Yo creo que hemos vivido momentos muy especiales, y de verdad no quiero mencionar a ninguno porque son muchos, mucha gente, los que han compartidos nuestras tardes.
Silvio Alejandro, ¿por qué Tres Tazas?
Al que no quiere trova le damos Tres Tazas… Por eso el nombre. Y opino que detrás de eso está esa terquedad de la que presume el trovador, esa tozudez de hacer la canción que uno hace por ese compromiso con un arte que uno cree que es verdadero, sustancial a la vida y la verdad.
¿Cuánto crees que ha ayudado el espacio a la promoción de los jóvenes valores de la trova?
El espacio ha permitido que se den a conocer varios jóvenes cantautores. Muchas veces ha sido el escenario de la primera vez de algunos artistas que hoy empiezan a tener un recorrido, relaciones comerciales con la Egrem, con el mercado cubano, cantautores que dieron allí sus primeros pasos y que después han seguido adelante… Eso me parece lindísimo, pues es uno de los objetivos esenciales de nuestra peña, ser un lugar de presentación de jóvenes cantautores. Eso, verdaderamente, lo hemos logrado al cien por ciento en Tres Tazas: ha sido el espacio de los jóvenes, de los consagrados, el espacio de todos, el sitio para compartir la música.
Y la AHS, cuánto crees que sirve como plataforma que visibiliza y promociona la canción de autor…
La AHS es una rareza en el contexto mundial, y en particular en estas circunstancias cubanas la AHS ha salvado la vida y ha cogido los ponches de mucha gente. Ha contribuido extraordinariamente a que se demostrará, en un momento determinado, que el arte joven también tenía cosas importantes que decir, urgencias, y la AHS, de alguna manera, permitió que esas urgencias se canalizaran y que mucha gente, no solo en la música, encontrara donde pararse a decir lo que quería decir…
La AHS ocupa un lugar ya ganado, muy particular, dentro del ajedrez de la cultura cubana; se ha convertido en una autoridad en asunto de arte y artistas. Solo espero que la AHS se siga trasformando con los años y se parezca más a la época por venir. Me parece magnífico todo esto que han estado haciendo durante la crisis de la Covid-19, en los medios digitales, adueñándose de esos espacios, generando tanto contenido… Mis aplausos para la AHS, a quien le agradezco en nombre de Tres Tazas y de los trovadores y trovadoras cubanas, y también del público, que son los que le dan vida a Tres Tazas.
¿Cómo ves la trova cubana ahora mismo?
La trova cubana es inextinguible en su totalidad. Es una chispa que se prendió a finales del siglo XIX y que se ha ido pareciendo a su tiempo, a su realidad… Creo que estos meses tremendos que hemos vivido de Covid-19 han sido, también, terreno fértil para la creatividad… Yo mismo tengo varias canciones nuevas y sé que otros cantautores también tienen nuevas producciones. Creo que la trova está perfectamente viva y como tal avanza, en fin, se parece más a su época, pero está perfectamente viva. La trova que viene por generación detrás de mí asombra de verdad. Hay gente muy talentosa haciendo cosas muy lindas.
¿Cómo definirías Tres Tazas?
Me gustaría definirlo como un espacio para confluir, para esa canción que se parece a nuestras realidades, a nuestras vidas, a las personas que amamos, a nuestra familia, a nuestro país… A mí me gustaría pensar que Tres Tazas sea siempre un lugar para que las artes confluyan.