tradiciones
Trakeand2 por la vida
En Cuba los inicios del rap y el breakdance dentro de la cultura alternativa de la Isla comenzaron a finales de la década de los 70 y principios de los 80, pero no fue hasta los primeros años de la década de los 90 que el hip hop emergió como un nuevo movimiento en la búsqueda de otros tipos de lenguajes. Con una lírica potente, una estética directa en muchas ocasiones tildadas de “callejeras” sin orden ni linealidad, este género trataba temas de la realidad social mediante un discurso que alejado de refinamientos se convertía en un símbolo de protesta ante la situación que atravesaba el país.
Hoy la cultura hip hop ha sido uno de los pilares en los que se ha sostenido el trabajo de la AHS durante décadas como abanderada del arte joven inteligente y en defensa de un género alternativo que se mantiene abierto a todo tipo de posibilidades dentro de la amplia gama musical de la Isla. Desde los caminos institucionales, la organización ha contribuido a su legitimación como nuevo género musical a pesar de los prejuicios que en ocasiones ha desatado el rap por la banalidad y el facilismo de “algunos” que apuestan por estereotipos musicales y textos cargados de obscenidad.
En nuestros tiempos se ha incrementando la difusión de tendencias musicales netamente comerciales que nada aportan a la cultura general del sector más joven de la población de nuestro país, que consume todo cuanto se difunde en los medios masivos. La música evoluciona, pero no con ello se pierde la influencia de géneros tradicionales como el son, el danzón, el mambo y la rumba.
La juventud cubana vive y se encuentra con el rap, una nueva forma expresiva que aumenta cada día la cantidad de seguidores en el país y que ha sido de los movimientos socioculturales más reprimidos por las instituciones en Cuba, pero que hoy se abre paso en una industria musical competitiva abatiendo los prejuicios que circundan la cultura discriminatoria asociada al género.
El movimiento del rap en Camagüey experimenta un florecimiento gracias al ardúo trabajo que realiza la filial principeña de la AHS en la promoción de sus principales exponentes, quienes se nutren de lo mejor de las tradiciones musicales del país combinado con las influencias de hip hop internacional. Con el fin de contrarrestar la influencia negativa ejercida por el reggaetón y la música sin mensaje social, la filial principeña de la AHS realiza cada año el Festival Nacional de Rap TRAKEAND2 que llega a su decimoquinta edición.
La gran fiesta del rap en la provincia se realizará del 19 al 22 de marzo para llevar un Trakeand2 por la vida desde sus hogares. Las redes sociales serán el escenario para la confrontación artística y el intercambio entre los creadores noveles y los amantes del hip hop a través de los foros interactivos, proyecciones de videos clip de factura nacional e internacional, cápsulas promocionales y grabaciones de temas en conjunto.
Dedicado al aniversario 507 de la fundación de la Villa del Puerto del Príncipe, al 35 de la fundación de la AHS y al 62 del Triunfo de la Revolución, esta edición tratará temas entorno al estado actual del movimiento del hip hop en Cuba y las nuevas tendencias alternativas y expresiones culturales asociadas al género.
Por estos días se podrá disfrutar de los videos clip realizados a algunos de los músicos raperos miembros de la AHS, tales como Reinier Barceló (Babay), Eliécer Velazco (El Empírico) y el Dúo Killas Club. Además se suman los audiovisuales de los artistas colombianos Bag Mc y Duke Clan; de los mexicanos Lil Boy, Zonek Sánchez y Rhinox; y Códi-C, de Chile.
También con las cápsulas promocionales conocerán sobre la música y tendencias que defienden jóvenes cultivadores de este género en Camagüey, entre ellos Félix Leandro (El Padrino), Overlandy Alias (El Creativo), José Elisa (Anomaly) y Eduardo Recio (El Psicólogo).
Sin dudas este evento nacido del empeño sostenido de la AHS ofrece un espacio de intercambio entre artistas, visibiliza proyectos y demuestra la factibilidad de la cultura hip hop para la industria musical cubana.
TRAKEAN2 es un festival vivo, que crece cada año y con ello, aumentan sus propias exigencias en cuanto a la necesidad de un apoyo gubernamental y social para que sus artistas tengan un rol más activo en su desarrollo profesional. Es imperante promover el arte del rap nacional y dejar atrás las visiones estereotipadas y prejuiciosas para comprender que este género es un movimiento de jóvenes profesionales con un alcance dinámico y variado, gracias a la calidad de su lírica y musicalidad.
No perdía razón el compositor, ilustrador, escritor y artista del hip hop Rodolfo Rensoli organizador además del primer Festival de Música Rap en Cuba en 1995– cuando definiera al rap como “una lírica potente, una estética callejera que muestra la poesía de maneras diversas, lo mismo en las palabras que se usan comúnmente como en las disfrazadas, es el mismo recurso de la poesía escrita”.
La cultura en el centro de los disparos (+ Video y tuits)
Internet es cada vez más una especie de campo de batalla. Hace algún tiempo se solían enmascarar las balas y bombas, se intentaba seducir para socavar cimientos ideológicos. Ahora se privilegia la bulla, las ofensas y hasta las amenazas de muerte como si se tratase de una lucha con fúsiles y espadas. Los memes, las canciones, los shows audiovisuales y los montajes son proyectiles cada vez más empleados, mezclados con odio y groserías.
En ese panorama lamentable, suelen ser blancos los artistas, intelectuales, periodistas, locutores, dirigentes y otros profesionales con posturas a favor de la Revolución en las redes sociales y medios tradicionales de comunicación, personas con gran influencia en la opinión pública.
Lo sucedido recientemente contra el cantante, trompetista, compositor y arreglista Alexander Abreu, director de la popular orquesta Havana D’ Primera, no es un hecho aislado. Pululan los ejemplos durante los últimos meses. A unos intentan confundirlos, a otros desacreditarlos, a varios infundirles miedo.
“He recibido mil sms (servicio de mensajes cortos) en mi teléfono donde me dicen desde Gorila hasta las peores ofensas como si yo fuera un criminal de guerra. Lo único que quiero decir es que a todos los que escriben con tanto odio les tengo un corazón lleno de amor y música”, publicó Abreu en su página de Facebook. Una respuesta digna de las esencias del arte y de Cuba, una nación que también enarbola el coraje y el valor.
La estrategia trazada y financiada desde Estados Unidos pretende lograr que los creadores teman vincular su arte o pronunciamientos públicos con la Revolución y el sistema social aquí, porque se podría desencadenar contra ellos una avalancha de mezquindades. Quienes mueven los hilos desde el exterior saben que debilitar el acompañamiento de la cultura y sus autores a la Revolución significa afectar el alma misma de la nación.
Vivimos en un país, en el que los iniciadores mismos de la lucha por su independencia fueron hombres de literatura y arte. Ahí estarán siempre Carlos Manuel de Céspedes, Padre de la Patria, aficionado al teatro y autor de obras poéticas y musicales; y Perucho Figueredo, creador del Himno Nacional; continuadores como José Martí y Fidel Castro, intelectual indiscutible.
El propio Fidel siempre tuvo plena conciencia de la importancia de la cultura, a la cual llamó “espada y escudo de la nación”. Los símbolos, las tradiciones, el arte y el orgullo colectivo de ser cubanos deberán ser en todo momento aspectos esenciales para vencer cualquier obstáculo y no dejarse engañar. El líder sabía que la única forma de construir una obra verdaderamente perdurable es favorecer la conformación de una identidad popular cada vez más sólida y defensora de la propia Revolución y sus conquistas, como corazón fuerte de un proyecto que aspira a la superación continua. Y en momentos muy complicados como el Período Especial ratificaba: “la cultura es lo primero que hay que salvar”.
En la clausura del IX Congreso de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba, el Presidente de la Republica Miguel Díaz-Canel expresó: “Somos una Revolución que puede presumir de haber sido contada y cantada, desde sus orígenes, con el talento y la originalidad de sus artistas y creadores, intérpretes genuinos de la sabia popular y también de las insatisfacciones y esperanzas del alma cubana.”
Las acciones de este tipo contra Cuba y lo que representa no son nuevas. El imperio es, por supuesto, también cultural con la pretensión de imponer modos de vida, creencias…, una forma de conquista a nivel global. La guerra es desde hace mucho también simbólica.
A todo eso se suman otras complejidades como las provocadas por la Covid-19 y el bloqueo impuesto por EE.UU, persecuciones y más patrañas contra el país. Sin embargo, este pueblo y su Gobierno se mantienen con una fuerza tremenda y la capacidad para seguir en el camino de la dignidad, sin renunciar al progreso.
En todo ese contexto es fundamental que seamos cada vez más una familia diversa, con amor y respeto, como hijos de una madre grande, que merece todos nuestros esfuerzos. Es importante también apoyar y defender desde la ética y el valor a esos hermanos nuestros que son blancos de tanta bajeza, porque en definitiva también nos atacan a nosotros.
Un artista naif tras los pasos de Feijóo
Como un digno hijo de la Villa de San Juan de Los Remedios, Alexei Gómez Sánchez dibuja fantasmas, esos que han ido tomando cuerpo en las narraciones de sus coterráneos. Los que fueron apresados por la pluma de Samuel Feijoó y otros que aún quedan por develar en esa villa cubana tan abundante en tradiciones.
Pero a diferencia de sus contemporáneos, él escogió un formato que agrega derroteros al ya vilipendiado arte naif. Los güijes, descabezados y amantes soberbios que inmortaliza este autodidacta, toman textura sobre el trazado a plumilla, una técnica ancestral, como la bella Remedios, y casi desaparecida en Cuba.
Comenzó todo en 2006 por una visita que hizo a Remedios René Batista, entonces editor de Signos. Le mostré mi trabajo, que en aquel momento era con otros materiales, a lápiz, sobre todo, y él me pidió una decena de aquellos dibujos, pero con la técnica a plumilla sobre cartulina.
Un estilógrafo viaja sobre las hojas de papel y las cartulinas de Alexei, deja un rastro nostálgico, casi denso, pero no, el resultado es más dulce de lo que anuncia la pose prudente del dibujante. Nos acerca sus bocetos, esos que entregará para la próxima edición de la Revista Signos. Y con las manos aún manchadas por la tinta, continúa su historia personal.
¿Cómo se las arregla este artista sin academia para desmontar el escenario de su infancia? ¿Por qué insiste sobre estos cartones, que bien pueden no ser los ideales? ¿De dónde nace esa fuerza para llenar de mitológicas esencias el papel en blanco sin una auténtica yema de rasgos gruesos, uniformes y delgados, con puntas duras y blandas? Lo abordo con todas estas interrogantes aglomeradas en mi agenda.
Yo no tenía idea de cómo trabajarlo porque en Cuba era muy difícil conseguir los materiales, pero un amigo me indicó una tienda donde vendían esta pluma que hoy tengo y así salieron mis primeras entregas para Signos, y también comienzan mis primeras exposiciones.
Comencé a trabajar con tinta profesional, hoy utilizo tinta de imprenta, la cartulina se hace complicada, beben ser cartulinas especiales, pero creo que en Cuba somos la mayoría quienes acudimos a los materiales que aparezcan. Hay que adaptarse y crear.
Remedios es una plaza turística muy fuerte. ¿Has pensado en la artesanía…para obtener fondos que te permitan obtener esos materiales… por ejemplo?
Creo que hay candonga que se vende sin tener calidad, pero también hay propuestas que te dejan ver a un artista detrás y eso es lastimoso. Es por eso que hice trabajo en yagua, traté de imprimirle mi sello, pero ya lo dejé, no fue mi intención convertirme en artesano. El que no es capaz de auto valorarse y se deja atrapar por ese imán que es el dinero deja de ser artista y después salir de allí es un problema.
Publicada por Galería de Arte "Carlos Enríquez Gómez" en Sábado, 25 de julio de 2020
Además de los develados por Feijóo, este joven encara fantasmas otros, como la impopularidad de una técnica tan exquisita, pero que encuentra asidero en la revista Signos, fundada por Samuel Feijóo en el centro de la Isla Verde; y que a su vez vindica el arte popular.
Por su parte, San Juan de los Remedios imprime en el artista ese halito mágico de que es heredera. La villa, altamente matizada de leyendas, piratas y heroicidades, presume una riqueza cultural de tal envergadura, que a veces parece una ciudad ajena dentro del Caribe, que vive su propio tiempo.
Las líneas que Alexei traza sobre el papel coquetean con todo esto. Pero también sus dibujos presumen una relación con la naturaleza que según confiesa están enlazados con sucesivas excursiones la campo durante la infancia.
Desde el punto de vista temático defiendo el contacto directo entre la naturaleza y la civilización. Cada obra puede tener un título determinado y de hecho abordan historias diferentes, pero todas están ahí, como se dice de Feijóo, metidos en una gran bejuqueara.
En sus publicaciones, el ilustrador apenas esboza las sombras necesarias, esas que se entremezclan con los recuerdos y con la ancestral técnica a plumilla para devolvernos un producto muy auténtico. Así quedó plasmado en la edición 66 de Signos: Parrandeando:
Uno de los momentos importantes para los villaclareños fue reconocer a la parranda que se hace en el centro de la Isla como patrimonio cultural de la nación cubana. La revista Signos dedicó un número a este acontecimiento.
Ilustré toda la revista incluyendo los capitales, cubierta, contracubierta, lo cual me hizo crecer mucho. Utilicé el gallo y el gavilán para enseñar la historia de las parrandas, los enfrentamientos de barrio…
La Revista Signo es una de las publicaciones que continúa en su afán de redimir procesos tradicionales. ¿Crees que logra aún este objetivo?
Sí como no, y creo que, aunque Signos es valorada dentro de un grupo de intelectuales, no se tiene en cuenta muchas veces lo importancia de una revista que es la única de corte popular en Cuba.”
En cualquier rinconcito de una ciudad o de monte puede encontrarse alguien con tremendo talento y Signos se ha dedicado a tratar de buscar a estas personas e insertarlos en la revista, e incluso, los ha hecho coincidir con artistas como Wilfredo Lam y Sayda del Río.
Publicada por Galería de Arte "Carlos Enríquez Gómez" en Sábado, 25 de julio de 2020
A esa publicación villaclareña, Premio Internacional “Fernando Ortiz”, dedica Alexei Gómez la mayor parte de su obra de tinta negra sobre papel blanco, en su generalidad. Él, Licenciado en Biología, sacrifica además un posible nombre de académico en beneficio de ese circunspecto “artista naif”.
Yo nunca puse los pies en una academia, ni creo que tenga esa disciplina hoy para hacerlo en serio, con el rigor que lleva. Pero más allá de esto lo cierto es que en una ocasión quise hacer ejercicio académico y otro artista me dijo, lánzate hacer lo que tú quieras y así encontrarás tu sello. Lo hice y no me arrepiento. Ser artista naif para mí no es ningún problema.
Publicada por Galería de Arte "Carlos Enríquez Gómez" en Sábado, 25 de julio de 2020
Finalmente, los fantasmas que te acechan a ti como creador…
Creo que hay ciertos prejuicios con el arte popular, pero dentro de esto si lo que aplicas es el dibujo, pues los prejuicios aumentan. Yo he dejado de participar en un salón porque la convocatoria no incluye esta modalidad. Para muchos no es siquiera una obra de arte y mucha literatura actual desmiente este mito al igual que ese otro de que la obra de mayor formato es más valiosa.
¿Repercuten estos falsos dogmas en tu quehacer?
Por mi parte soy consciente de esto, pero no me importa porque defiendo el arte popular como una forma muy fresca de expresión. Tiene tanta validez como el académico, o ese que se llama conceptual, o contemporáneo, es efectivo siempre y cuando sea realizado con seriedad y entusiasmo, al igual que cualquier tema es válido, sin exclusión. Ser artista naif para mí no es ningún tipo de problema.
Alexei tiene las manos sobre su próxima entrega, al fin y al cabo, dejó de reparar en ausencias de este y otro tipo hace unos 10 años y más, cuando asumió su aptitud creativa al servicio de una de las revistas más auténticas de Cuba, y en la que, amén de prejuicios artísticos, él eterniza su San Juan de Los Remedios.
Puertas infinitas y una orquesta de papel
¿Quién está en casa?
¿Cuántas puertas puedes abrir con tres llaves? Te aseguro que no hallarás una respuesta matemática. Solo permítanme confesar que con esa cantidad de llaves me apresté a varias travesuras. Es cierto, no siempre hallé el camino correcto, incluso ante sencillos laberintos. Víctima de la ansiedad, extravié mis ojos más de una vez. No me arrepiento, es divertido ponerse en el lugar de los niños aunque sea por unos instantes. Aunque sé que los más pequeños de casa de seguro encontrarán todas las puertas con mayor facilidad.
Este no es solo un libro destinado solo al público infantil y adolescente. A primera vista sería cierto pero tras cruzar la entrada cualquier lector disfrutará de la belleza y el conocimiento a su disposición. No crea que si el volumen llegara a sus manos será un lector apacible. En todo caso será quien le otorgue a estas páginas la dinámica para la que se concibió. Siéntase entonces coautor, y alístese al corretaje, ya con la vista, ya con el lápiz.
Para Puertas a la Música (Ediciones Santiago, 2014) encontrarás las llaves de entrada pero solo un acertijo no podrás resolver. Seas niño o adulto quedarás atrapado en su orquestación, en el hechizo músico-visual. Cuando llegas a la última página no encontrarás la salida y retornas a cualquiera de las anteriores.
Si bien mis palabras parecieran lanzar un conjuro, perdonen damas y caballeros que yo no he sido, fueron el autor José Orpí y el ilustrador Raúl Gil, los atrevidos.
Pase usted, la casa es suya
La interrogante, en apariencias ingenua, de una niña a su madre, dio lugar en las primeras décadas del pasado siglo a que del genio popular brotara el son inmortal en el célebre Mamá, Son de la loma en la autoría de Miguel Matamoros. Razón que corrobora el acierto de aproximar a los infantes a las tradiciones musicales, autores e intérpretes. No por casualidad en el portal del libro se apela a la antológica pregunta, a continuación de un diálogo entre un nieto y su abuela, en el cual se cita el tema musical en cuestión. La pieza afina la orquesta y prepara a los asistentes al concierto que sus páginas ofrecen.
Con un lenguaje asequible a las primeras edades, sin que se apele a ñoñerías del verbo o el adjetivo, Orpí coloca a su lector ideal frente a una síntesis de nuestro acervo musical. Juego y aprendizaje se intercalan y coinciden en idéntico espacio con el fin de dialogar en torno al patrimonio sonoro intangible, o como se escucha en voz de un personaje, el tesoro musical.
Puertas… es un válido ejemplo de cómo obrar para que las presentes y futuras generaciones de cubanos conozcan el acervo de su cultura musical sin que se apele a la queja ante los presuntos demonios audibles que nos atormentan. Sospecho de quienes solo se conforman con la crítica a lo que entienden nocivo. Resulta cómodo señalar el rincón sucio desde el sofá. ¿Por qué no atreverse a llevar a término las ideas?
En tal sentido Puertas… constituye una atractiva propuesta que se enlaza a esa tradición literaria, musical y audiovisual que en diferentes etapas marcan la infancia cubana. No es la primera vez que José Orpí Galí se aveza en proyectos similares, sobre todo cuando a destinatarios tan importante se dirige. Algunos guardarán en sus libreros los títulos Para despertar al duende, por Ediciones Santiago (2003; 2009) o El mundo de los asombros, en la factura de la Editorial Oriente en 2010. Quien atesore entre sus manos Santiago de Cuba: ciudad cantada, otra vez por la de Oriente (2013; 2015), percibirá la vocación del educador que persiste en su obra. En este último texto no solo se sirve de la poesía para comunicar etapas y hechos históricos trascendentales de la Villa, sino que confía la ilustración del volumen a la creatividad infantil volcada en imágenes.
Los primeros 35 compases los dedica a la presentación de varios instrumentos presentes en la musicalidad insular y algunos en la universal. Así, escuchamos la primera tonada a manos de la guitarra, cordófono cuya herencia se debe a las tradiciones hispánicas, cuyo asentamiento es primordial en el desarrollo de nuestros géneros musicales de base. A través de la poesía rimada Orpí nos entrega nombres del cubanísimo pentagrama como Sindo y Matamoros, cuyas obras es imposible de separar de la novia de las seis cuerdas.
¡Cuidado padres dormilones! Este no es un libro para provocar el bostezo y la caída de los párpados a tus hijos. Madre, no será con estos acordes que te quites al niño de encima por un rato. Muy por el contrario, prepárate para sacar punta a los lápices, y con cada partícula de aprendizaje tendrás lista una ráfaga de preguntas. Alístense a formar la orquesta, tomen la libertad de divertirse mientras los instrumentos y la literatura hacen su acople.
Puertas a la Música posibilita la interacción entre sus creadores y destinatarios, a través de diversos juegos y otros caminos serán copartícipes del resultado. De tal fiesta resulta la concurrencia de aerófonos, cordófonos y percusión que entrelazan las huellas de África, España y otras regiones contribuyentes a la formación sonora cubana. Quienes se atrevan al juego de este concierto, enriquecerán de forma amena su saber.
¡Que toquen, que toquen! Yo bailo de todo
¡Ay Mamá Inés tu hijo Bola está frente al piano! Llamó a Lecuona y entre teclas se les ve en el retozo.
Las autoridades de la música pierden el control. Se desordena el pentagrama y la población amanece a todo baile. Cada quien elige un ritmo diferente y otros cantan. Hasta la reina Isabel se sumó a la algarabía, perdón, ¿qué ha tocado ese?
Tras El Misterio de la Unión las puertas se abren y desde la décima nos llegan varios géneros y ritmos surgidos al mismo ajiaco que nuestra identidad nacional. No ha de extrañarse usted mi adulto escucha, si tras este encuentro vuelve en sí su memoria y recuerda que antes de los ídolos de hoy estuvieron los de siempre, que a veces no se llama balada, aunque rejuvenecido, su nombre puede ser bolero. Lo mismo sucede con el son, la guaracha, la tonada, guajira o la rumba, a quienes muchos voltean el rostro como a extraños inquilinos.
Por esta senda de los géneros musicales llegamos a sus cultivadores. Orpí aúpa a varios de los más ilustres en tertulia, las edades desaparecen, y Sindo y Matamoros coinciden en el mismo brindis con Silvio y Formell. Porque la obra de quienes trascienden no se limita a los calendarios o el juego de estar o no a la vista de todos. Quienes por la oreja sueñan, siempre sabrán de dónde y quiénes son los cantantes.
Alguien con más sapiencia que yo, expresó que para saber si un libro para niños está bien escrito, uno de los caminos es que le llegue a un adulto tanto como en su infancia. Gracias a las trampas del autor y el equipo de realización del texto, cada página sonora de Puertas… me hizo olvidar que hay documentos oficiales donde reza el año en que nacimos. Ahora que se desdibujan esas fronteras del espíritu, simplemente abrazo una palabra, humanidad.
P.D: ¡Ah! olvidé decirles, el libro dejó de existir en librerías santiagueras casi al instante de su presentación. Sería una suerte una reedición. Por lo pronto, anímese a encontrarlo en bibliotecas.
“El mejor de los premios: la emoción del televidente”
Cada historia simula un hallazgo en su camino, ese donde el aprendizaje es una escalera sin fin que lo ha llevado a escalar altos peldaños en materia de Periodismo, a pesar de haberse graduado hace pocos calendarios en la Universidad de Camagüey.
Con sensibilidad y pericia ha vencido, desde los pasillos de TunasVisión, en las más importantes lides del sector en Cuba. Pero no hay secreto detrás de ello, sino un “vicio” necesario que lo lleva a descubrir rostros e historias, lo mismo durante las coberturas que en cualquier otro lugar. Luego se esfuerza para transmitir a la teleaudiencia, con ingeniosidad y belleza, lo mejor de cada ser humano.
Este hijo adoptivo de Las Tunas (nació en Guáimaro, Camagüey) es, a pesar de su corta edad, el corresponsal nacional del Sistema Informativo de la Televisión Cubana y en innumerables ocasiones el galardón del Festival del medio ha terminado en sus manos, gracias al dominio de géneros como el reportaje, la entrevista y el testimonio.
Gianny López Brito, con solo ocho años de quehacer, ha obtenido lauros como el Premio Caracol de la Uneac, el de Periodismo Cultural Rubén Martínez Villena, así como los también nacionales “26 de Julio”, “Miguel Ángel de la Torre” (de crónica) y “Juan Gualberto Gómez” (de Periodismo).
A propósito de su excelente desempeño y las múltiples guirnaldas que avalan ese camino, decidimos conversar con este joven, devenido también realizador, mientras desentrañamos las vivencias y significados acumulados desde su llegada al canal territorial del Balcón de Oriente.
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¿Qué significado ha tenido en tu vida el telecentro TunasVisión?
Desde el tercer año de la carrera de Periodismo tuve claro que quería trabajar en la televisión. Así llegué aquí y enseguida me enamoró la unidad y el amor con que se labora. Gracias al telecentro he tocado el corazón de la gente al contar historias como la de Marina, la sepulturera; u Orestes, anciano de 80 años que trepaba palmas para cortar el palmiche. He realizado crítica social, acercándome a problemas latentes.
Pero mis premios siempre están unidos a otros colegas, no me canso de repetirlo. Desde que era estudiante y hacía las prácticas en TunasVisión fui eligiendo el personal con que trabajaría a menudo, porque considero que cuando las personas se conocen bien, a la hora de laborar todo fluye mejor.
Además, tuve suerte desde que llegué, pues me pusieron por tutora a Anybis Labarta, que me dio libertad para realizar los trabajos que quería y pude ir perfilando un equipo de trabajo que hoy es prácticamente inseparable. Aun así, a veces me impresiono de lo que he logrado en poco tiempo.
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Cuando descubres una historia, ¿qué elementos te vienen a la mente? ¿Cómo organizas el trabajo para lograr tus objetivos?
Siempre trato primero de conversar con todos, contarles lo que quiero narrar, cómo quiero narrarlo, qué sensaciones deseo trasmitir…, para que el camarógrafo y el editor capten esa esencia y la puedan materializar. Busco que se enamoren de ese sueño como yo.
Si importante es tener la historia, también lo es narrarla de manera atractiva y en ello la fotografía es vital. Después que tienes esos elementos de tu lado, otro paso fundamental es la edición y el montaje, luego llega la música y los efectos.
Me interesan mucho las historias de la gente común, de las mismas personas que comparten conmigo su tiempo cada día en las guaguas, en las calles. Siempre estoy atento a los individuos que tengo a mi alrededor porque en su transitar quizás habita una anécdota interesante para llevar a la pantalla. Las mejores vivencias que he contado llegaron por accidente, precisamente de seres humanos maravillosos que se han cruzado en mi camino
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Posees un apego especial por la temática cultural, ¿por qué?
Sí, siempre he sentido mucha atracción por el periodismo cultural, y aunque oficialmente no ha sido de los sectores que he atendido, me he mantenido cercano a él. Como estamos llamados a hacer un periodismo diferente, que vaya más a la esencia de lo humano para contar historias que conmuevan, llamen la atención y obliguen al espectador a sentarse y disfrutar del material, busco inspiración en esta vertiente aunque esté tratando un tema totalmente distinto. Esa atracción me ha ayudado a encontrar el lado humano y bello de otros aspectos de la vida.
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¿Qué recomiendas al panorama cultural tunero?
Por la cultura en Las Tunas se puede hacer mucho más. A pesar de que tenemos eventos importantes, todavía no se les da la connotación que merecen. En ocasiones, por factores externos, como el Sistema Informativo, donde apartan un poco los materiales enviados desde acá, por ejemplo, los de la Jornada Cucalambeana, cuando debería ser todo lo contrario, porque en este caso hablamos de una de las citas más defensoras de la cubanía.
Pero no son solo cuestiones desde afuera, sino también desde dentro. Se aprecian con frecuencia problemas organizativos, que tienen relación con el trabajo de las personas y el apoyo institucional.
Y como periodistas debemos aportar más. Aunque no resolvemos problemas, sí podemos ponerlos en la realidad, denunciarlos de cierta manera y hacerles comprender a los responsables de esos eventos que la cultura, como sostén de la nación, merece cualquier esfuerzo.
–Los géneros testimonio, entrevista, reportaje y comentario evidentemente te atrapan, con qué palabra los definirías…
Testimonio: Sentimientos
Entrevista: Vida
Reportaje: Esencias
Comentario: Reflexión
–Entre tus más recientes guirnaldas se encuentran los premios nacionales “Juan Gualberto Gómez” (Periodismo) y “Rubén Martínez Villena” (Periodismo Cultural). Coméntame un poco de la muestra con que participaste en ambos certámenes.
En el “Juan Gualberto Gómez” presenté materiales de diferentes géneros; documentales, testimonios, informaciones, historias de vidas… Entre ellos estuvo la crónica Acompañarte, la cual se acerca a la humanidad del cubano que, a pesar de las circunstancias, acompaña a los familiares hospitalizados hasta el último momento, y un reportaje sobre el tiburón ballena aparecido en la costa norte de Las Tunas. También participé con Encajo, un audiovisual sobre el bullying, realizado junto a la realizadora Waldina Almaguer Medina.
En el caso del “Rubén Martínez Villena” competí con un conjunto de obras consumadas junto a Waldina. Por un lado, el reportaje Petit Dancé, que refleja elementos de la cultura haitiana que permanecen vivos y enriquecen el patrimonio de la nación. Por otro, el documental Raíz, inspirado en el grupo portador de tradiciones Raíces Soneras, del municipio de Majibacoa; y Espírita Sesión, un testimonio sobre la dirección en un centro espiritual que funciona en la carretera que lleva hacia el municipio de Jobabo.
-¿Más allá de los premios, qué gratificaciones te ha ofrecido el Periodismo?
A los tres años de desempeño en el canal me llegó la responsabilidad de ser el corresponsal del Sistema Informativo y ha sido un reto hermoso. Pero confieso que al principio sentí mucho miedo, pues Robiel Proenza realizó antes una faena brillante. Sin embargo, me ha ayudado a crecerme y ahí están los resultados.
Me satisface, además, cuando realizo un reportaje crítico, con el que se denuncia una problemática y este contribuye de cierta manera a su solución. También al sentir que mis reportes han alegrado o sobrecogido corazones. Ese es el mejor de los premios: la emoción del televidente.
Y es que al final, más relevante que cualquier lauro, es que cuando vas apretado en la guagua o caminando muy temprano por la calle, un niño, un adolescente o un adulto te diga: “Oiga periodista, cómo me gustó su trabajo”, o “Yo estaba esperando que trataran ese asunto así, que se acercaran a ese tema”. He vivido eso, he tenido tal suerte y es, sin dudas, el premio más importante.
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Si tuvieras que resumir las lecciones que has adquirido con esta profesión, ¿cuáles serían?
Que tienes que superar los miedos, enfrentar los comentarios negativos, tomar siempre lo positivo, lo que consideres útil y constructivo, y seguir adelante. En mi caso, he aprendido a ser cada día más sensible y a entender que no importan los obstáculos; si perseveras puedes lograr las metas y ser feliz.
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Entonces, ¿cuáles consideras que son los ingredientes primordiales para ser un buen periodista?
Ser honrado ante todo, siempre apostar por la verdad y superarse constantemente, pues el reportero que crea saberlo todo y pierda su humildad, también torcerá sus esencias.
…
Así es él, todo entregado y profundo, por eso no extraña nada que sea hoy uno de los periodistas cubanos con más aplausos ganados en tan poco tiempo. Gianny López Brito es, sin dudas, un nombre para recordar.
Canciones con retorno: viaje a Ormán
Cuando salí de Manzanillo de nadie me despedí. Torrenciales han caído de entonces a estas teclas. No importa, tengo boleto de regreso sin fecha de caducidad. Por estos días en que a uno le da tiempo para hurgar en los recovecos del yo, he vuelto a Manzanillo. Allí desafié kilómetros del malecón con los amigos de guitarras a la espalda, a veces con mi soledad. Confieso que no sobrevivió minuto a mis andanzas. En cada una de las tres visitas gustaba de compartirme entre la Casa de la Trova y la Casa del Joven Creador. A la distancia de una cuadra sus dinámicas de interacción son bien diferentes y la verdad que en ambas encontraba algo para permanecer. Las trovas del bayamés Ormán Cala conectaban uno y otro epicentro, mientras yo descubría la lírica por entonces del trovador.
Muchas creaciones del hacedor me habré perdido desde que nos vimos en fechas del Pepe Sánchez varios marzos atrás. Compartí en el espacio teórico algunas de las impresiones que me causó su obra. Ormán trajo consigo a la sala Titón de la Uneac a las protagonistas, sus canciones.
Hoy las escucho desde la memoria sonora; tampoco conservo los mp3, que perecieron cuando una antigua laptop decidió abandonarme sin previas notificaciones. Por eso, borracha de trovar, comparto la fe.
Retrospectiva Canción
La Canción Cubana Contemporánea manifiesta esa heterogeneidad distinguible en la autenticidad que aportan los cantautores de las distintas zonas geográficas del país. Tal es el caso de la obra que desarrolla el trovador Ormán Cala desde la ciudad de Bayamo, en una constante retroalimentación con los códigos más extendidos por la cancionística nacional. En su quehacer distingue una notable influencia de la trova primigenia cubana, específicamente de conformación oriental, en lo que sobresalen elementos heredados de los sones, lo que imbrica al influjo también de la guajira, ritmos afrocubanos, incluso la añadidura en ciertos pasajes que van del country al rock, la bossa nova, y la introducción de segmentos rapeados, de modo principal.
Escuchar a Ormán presupone adentrarse en una música que entrelaza tradición y contemporaneidad, capaz de resemantizar temáticas inmortalizadas por el discurso trovadoresco de siempre. El viaje o trasiego trovadoresco, las preocupaciones socioeconómicas, la relación amatoria o el estereotipado espíritu bohemio se asumen desde una voz individual.
El tratamiento del núcleo Viaje se ancla a un eje central en la lírica trovadoresca cubana y en la biografía de sus cultores.
Por estos entresijos resalta en la producción de Cala del periodo al que me remite la nostalgia, un texto remisorio a exponentes del entorno trovadoresco y lo sonero como Sindo Garay, Ñico Saquito, Miguel Matamoros y el mismo Compay Segundo. Por supuesto, en el caso del hecho musical cuando solo aludimos al texto/letra y carecemos del texto/música, el acercamiento solo puede ser incompleto. Aun así asumo el riesgo:
- Oye Fragancia yo sí te quiero
- Pero este tren pá Manzanillo
- me va a robar lo cuerdo
- hay que ir de pie
- que no hay asiento pá sentar las ganas de volver
- (…)
- y menos mal que permutaron lo del carnaval
- si no se llena esto de bote en bote
- como concierto de la Original
- no puedo permitir que dudes de mis sentimientos
- que me acuses de la ausencia
- no falta el recelo
- que no piense del desamor.
- Oye Fragancia yo sí te quiero
- si eres mi té de resedá
- mi pastillita pá los nervios
- ay apúrate,
- Longina seductora sí espérame
- sentada en la terminal
- que ahí viene el tren Penélope.
- Oye Fragancia yo sí te quiero
- Pero este tren pá Manzanillo
- me va a robar lo cuerdo.
- Con el recurso de la intertextualidad, el autor logra recontextualizar los significados de una canción antológica de la trova, Pensamiento, de Rafael Gómez, Teofilito. Si en el texto original la intención primordial consiste en convencer a la mujer interpelada del amor incondicional que ella inspira en el enunciatario, en esta reapropiación, el autor se valdrá de la afirmación original para introducir las adversidades que viaje de por medio se interponen para su realización. En torno a Fragancia se organiza una red de asociaciones que, en lo adelante acogerá a otras figuras femeninas ineludibles de la cancionística.
El viaje resulta motivación recurrente en los textos trovadorescos, evidente herencia de la trova legada por los primeros bardos. Pienso en el recurso viaje como entidad perenne en varios textos del Compay Segundo, tradición textual, sin ingenuidad, asociada a la característica trashumante del trovador en sentido genérico, provocada entre otras causas por la inestabilidad laboral y económica de la mayoría. El viaje simboliza entonces para el trovador no la aureola de felicidad y mito edénico con que suele asociársele, sino la vía de carácter migratorio para garantizar posibles fuentes de empleo y con ello los ingresos económicos para solventar su vida. En otro sentido también relacionado, el movimiento migratorio encarna la búsqueda y afán por el reconocimiento a la creación, sin que por ello obviemos la dimensión festiva que muchas veces les acompañó.
El viaje como motivación, así como la alusión a sitios tales como poblados, ciudades, playas, calles o barrios figuran entre los tratamientos predominantes en las rutas trazadas por la lírica de varios de los trovasoneros de la primera mitad del siglo XX cubano. En el abordaje de la temática destaca Francisco Repilado.
Las canciones Pasaje para Holguín, Ahora me da pena, Balcón de Santiago, Se secó el arroyito, Chicharrones –canto al popular barrio de la ciudad santiaguera– y por supuesto, la síntesis sociomusical planteada por el Chan Chan, singularizan la relevancia del tópico Viaje, que en sentido polisémico se instituye en la obra Compaisera.
Al decir de Danilo Orozco (2010) el Chan Chan se reinserta, recontextualiza y resignifica en el contexto de las andanzas festivas y amorosas del Compay, quien de joven recorría en tren una conocida trayectoria de poblados y zonas urbano-rurales orientales. La trayectoria seguida por este viaje señala zonas donde las expresiones bailables, los intercambios, la sicología de relaciones, los modos ingeniosos del decir, forjan profundas tradiciones y expresiones populares de las que se nutre el autor.
En el texto perteneciente a la autoría de Ormán es posible encontrar, en su estructura significativa, varios guiños respecto a esta tradición temática comentada al vuelo, en lo que texto y acompañamiento musical conforman una unidad indisoluble en la idea de este otro recorrido ferroviario.
En este nuevo pasaje dentro de la cancionística cubana no debe obviarse la importancia de la ciudad de Manzanillo para el desarrollo del género trovadoresco desde sus orígenes a la actualidad. En esta zona oriental no sólo tuvieron un importante devenir las trovas decimonónicas y las correspondientes a las primeras décadas de la siguiente centuria, sino que también fue aquí donde se celebraría el Primer Encuentro Nacional de Jóvenes Trovadores, en 1972. En la actualidad cuenta Manzanillo con la Casa de la Trova Jaime Benemelis; una calle después se encuentra la sede de la AHS, sitio al que concurren los más jóvenes exponentes que defienden este quehacer.
Aunque la mayoría de los trovadores hoy pertenecen a algún catálogo de agencia o empresa de la música, lo que en la condición de músico subvencionado o a rendimiento, debe generarles fuentes de empleo, el motivo viaje persiste en sus canciones como rasgo definitorio del modo de vida trovadoresco. Traslado mediante los juglares del presente buscan en algunos casos mejores propuestas de trabajo y promoción, otras veces la participación en la red de festivales de la trova en el país les garantiza una mayor promoción a su obra y el intercambio con otros cultores.
El recorrido que hacemos junto al trovador suma a su connotación sociológica la exploración en el paisaje urbano de la cotidianidad en el ir y venir de pasajeros entre una y otra ciudad (Bayamo/Manzanillo). Aunque hay otros medios de transporte, ha sido la vía del tren una costumbre ya arraigada en la provincia Granma. Coches y trenes en la provincia Granma, y en especial ciudades como Bayamo y Manzanillo, forman parte indisoluble de su identidad local, tradiciones arraigadas a procesos históricos. Ejemplo de su trascendencia la encontramos en una pieza antológica de la autoría de Adalberto Álvarez, A Bayamo en Coche, popularizada con gran éxito nacional e internacional por el conjunto Son 14 y luego retomada por Adalberto Álvarez y su Son, amén de las versiones que ha propiciado. Coches y trenes permanecen interconectados en estas ciudades y en derredor de ellos se organizan no sólo costumbres e idiosincrasia, sino también redes socioeconómicas.
Los contratiempos del viaje musicalizado se sustentan en estrategias argumentativas alusivas a elementos del entorno vivencial de ambas ciudades. No sólo acude a remisiones ambientales del viaje manejadas por todos los conocedores de esta vía de transportación, llamada por algunos sobre todo en el declive del pasado siglo como “el tren lechero”. Por entonces y después fue una de las formas más habituales de ida y vuelta entre varias ciudades del país.
La travesía apela además a códigos culturales propios e identitarios de las regiones Bayamo y Manzanillo, como resulta de la referencia a las festividades carnavalescas, hecho cultural de gran connotación en varias provincias del país y sobre todo, las orientales. La remisión al evento festivo en el texto incluirá a su vez el tratamiento de otros tópicos de relevancia local.
Resulta significativa la remisión a La Original, lo que en sí presupone el uso de términos de significación local y nacional. El autor interpela el conocimiento del oyente-público nacional que reconoce de inmediato la alusión a la popular agrupación. La frase podría resultar vacía para un escucha foráneo poco relacionado con el ámbito musical cubano.
Estos usos discursivos por el autor son comprensibles si apelamos al criterio que él mismo ofreciera en entrevista a Danny González (2010) para este mismo sitio, donde a las interrogantes sobre qué motivaciones encuentra para componer, y la decodificación relacionada con su entorno de origen por parte de sus escuchas, respondió:
Escribo sobre lo cotidiano y el amor, partiendo de mis propias vivencias o las de otras personas. Pretendo reflejar en mis canciones las luces y sombras del contexto social que me envuelve.
(…)
Quien conozca los entresijos de nuestra idiosincrasia, el modo de hablar, y el enorme peso histórico que nos acompaña, podrá descubrir que son canciones hechas en Bayamo. Cada imagen que se desprende de mis versos responde a patrones muy particulares de este lugar.
La pieza transcurre entre los tonos jocosos y la ironía, elementos presentes en la identidad cubana, lo que no invalida la intencionalidad del texto por abordar las connotaciones sociológicas hasta aquí enunciadas, lo cual se complementa en la fusión texto-música, donde la guitarra asume el protagónico en el afán de recrear sonoramente la noción del viaje en tren.
Quiero que la despedida de este breve trasiego concluya sobre dos ruedas. Si de rutas se trata hay en la cancionística del trovador un decenio atrás, otro texto, mucho más breve pero igualmente significativo en el imaginario no sólo granmense, sino cubano. Y es cuando el discurso del trovador trasmuta el símbolo tren por el de la bicicleta, cuyos significados hallan su referencia en la realidad cubana fundamentalmente de los noventa:
- Se te ha escapado el aire y ya hace tiempo
- que has perdido el color
- y te hundes en el fondo de la soledad
- hoy habita tu fantasma en la ciudad
- el tiempo que se pierde sin llegar
- hoy sacudo telarañas de tu silencio
- en mi portal
- en tu portal
- mi bicicleta china.
El signo bicicleta comunica toda una red de asociaciones y situaciones cotidianas, en tanto recrea un importante periodo dentro de la historia social cubana, etapa en que, entre otros renglones, se recrudecieron los problemas de la transportación urbana, y la bicicleta fue sumamente usada como medio de transporte alternativo por parte considerable de la población. Abundó el llamado modelo “bicicleta china”, de importación, que en un primer momento fuera entregada en los centros de trabajo a algunos trabajadores para facilitar el traslado desde sus domicilios a sus centros laborales. El tema remite con cierta nostalgia a un pasado de vicisitudes.
La canción de Ormán Cala devuelve una síntesis de procesos entre lo más genuino de la música cubana no sólo en cuanto a elementos formales del entorno sonoro, sino a la savia de recontextualizar asuntos y motivos conformadores de la identidad cubana y local-provincial, siempre presentes en el discurso de trovadores y soneros. A lo anterior Ormán añade elementos musicales foráneos, todo de conformidad con sus propios y peculiares recursos comunicativos al momento de trasladarlos a su público.
P.D: Mi amigo, cuando leas estos teclasos seguramente coincidirás en que debo actualizarme con respecto a tus creaciones. Nos debemos café, guitarra mediante. ¿Manzanillo, Santiago o el Messenger?
La música como crecimiento espiritual
Nos conocimos hace mucho tiempo y, desde entonces, la música resonaba en su cabeza y en todo su cuerpo como una necesaria forma de apreciar el mundo, de dibujar las realidades circundantes y hasta de filosofar. El sonido era esa parte que, aunque él no sospechase, hacía que sus pulmones se llenaran de oxígeno y su mente alcanzase otra dimensión. Con una vida dedicada a la música, para Marcos Prawl (La Habana, 1984) la creación, más que un modo de expresión, constituye un camino hacia el crecimiento espiritual humano.
Licenciado en Música en la especialidad de Guitarra Clásica, por el Instituto Superior de Arte (ISA), actualmente es profesor de la Academia de Etnografía en la Asociación Canaria de Cuba y director de Rondalla Típica Cubana, alternando sus facetas de compositor e instrumentista, con la docencia y la investigación. Próximo a terminar su maestría, este joven nos habla sobre las diversas aristas de la música, esa que, para él, pareciese ser más de un estilo de vida, un modo de aferrarse a la sensibilidad del ser humano.
La música vino a ti desde la infancia y llegó a volverse indispensable ¿alguna herencia familiar o simplemente un impulso? ¿Cómo fueron tus inicios?
En mi casa había una guitarra que mi padre dejó antes de marcharse, porque él fue guitarrero de afición, mi hermano y yo la descubrimos a los seis años. Cuando observo mi infancia no puedo evitar sentir nostalgia por las noches de descargas musicales, en los bancos de mi edificio en Alamar, cada vez que se iba la luz.
Eran los comienzos del período especial, ahí fue donde comenzó mi relación con la música, gracias al guitarrista Julio, un joven músico empírico del barrio que me colocó la mano en el instrumento. Luego recibí clases en la casa de cultura de mi localidad con una profesora llamada Nilda. No obstante, tuve que esperar hasta los 18 años para empezar a estudiar en el conservatorio Guillermo Tomás.
¿Qué figuras, experiencias y obras han marcado tu formación musical?
He tenido muchos profesores a los que no podré dejar de agradecerles toda la vida. De mi barrio, de varias academias en La Habana, de otras provincias, otros países, no han sido pocos. Creo que por eso he aprendido a valorar y disfrutar muchos tipos de música de distintas partes del mundo.
No puedo dejar de mencionar a mis profesores cubanos Felicia y César Hecheverría, este más conocido como “el lento del Tres”, Esteban Campuzano, Mario Güemer Lay, Acela Padrón, Eduardo Martín y Martín Pedreira; de instrumentos de plectro a Efraín Amador y Erdwin Bichot; de canto Amalia Arriaza, Sahily Castillo Suárez y Carmen Collado; de orquestación y composición, Enrique Guerrero, Alfredo Diez Nieto, Luis Ernesto Peña, Rafael Guzmán, Juan Piñera, Roberto Valera y Alemán entre otros.
Entre los métodos que han sido más significativos en mi formación musical se encuentran el de guitarra Isaac Nicola, la escuela clásica española de Gaspar Zans, Dionisio Aguado, Fernando Sor y Francisco Tárrega; la guitarra en la música cubana de Alexis Baxter, todos los métodos de Ignacio Díaz González, The Jazz Piano Book por Mark Levine, el curso de Romeu por correspondencia, algunos de orquestación de Walter Piston y Aaron Copland, de forma musical y composición de Arnold Schönberg y los libros de armonía y análisis de la profesora Iliana Zaida García.
Obras musicales son muchas, pero los estilos europeos (renacimiento, barroco, clásico, romántico y otros del siglo XX), que son la columna vertebral de la academia musical en el mundo entero, han conformado de una forma poderosa mi estética y apreciación musical, aunque no sea esta la única influencia. Por otro lado, admiro la llamada música folclórica y tradicional que sigue siendo un campo lleno de riquezas por descubrir, pues esa música no se aprende en la escuela.
¿Qué géneros y temáticas abordas en tus composiciones musicales?
No puedo desligarme de mi formación académica, aprendí a componer música de cámara antes que nada, pero después de terminar el ISA me empecé a interesar por la música popular. Me pasó lo que a muchos colegas, que salimos de nuestra amada burbuja y el mundo empieza a mostrarnos otra realidad, y es entonces cuando entendemos que para comunicarnos con el pueblo, como seres sociales que somos, tenemos que hacer una música más potable, menos conceptual.
Cuando hago alguna canción no puedo evitar la temática social, tengo un compromiso con la historia de la música nuestra, donde cada movimiento, tendencia estilística y creador ha representado de una forma u otra, una época histórica.
Creo en la importancia que tiene conocer el camino recorrido para poder continuar el legado y hacerlo, si se puede, más universal, porque patria es humanidad… pero partiendo de nuestra raíz, eso no puede desprenderse nunca.
Estoy en una etapa de mi vida donde siento fuerte admiración por los géneros más tradicionales de la música cubana, incluso esos géneros que se dicen que ya no son populares, pero que, en su mayoría, contienen una riqueza estética que bien vale traerlos al contexto actual. Es una tarea difícil pero apasionante para mí.
Eres graduado del Instituto Superior de Arte, con Licenciatura en Música por la especialidad de Guitarra Clásica. ¿Cómo es el proceso de formación en las escuelas de música en Cuba?
El proceso es extenso, de mucha dedicación y necesario. La guitarra se convierte para el estudiante en una filosofía de vida. Hay tres niveles fundamentales de largos períodos de tiempo: elemental, medio y superior, que están muy bien dosificados a lo largo de doce años o más.
Los estudiantes hemos llegado a estar casi ocho horas diarias durante años en una íntima relación con el instrumento para alcanzar el mayor nivel técnico de interpretación posible porque el fin es ser un guitarrista concertante y poder interpretar todos los estilos históricos hasta la más contemporánea y virtuosa de las obras. A pesar de esto, desde mi punto de vista por supuesto, sigue faltando la música cubana tradicional. Aunque se están implementando algunos talleres está muy lejos de tener la fuerza necesaria.
Habría que cambiar mucho y nuestras estructuras son aún bastante rígidas, seguimos compitiendo contra el mundo académico eurocentrista, sus paradigmas, y a veces perdemos el rumbo, un rumbo que en ocasiones pareciera que lo hemos encontrado pero la brújula no se direcciona del todo. Es necesario enseñarles a las nuevas generaciones las raíces de nuestra tradición musical para entre todos poder desarrollarlas también desde las escuelas de arte.
Entre las facetas de la composición y la interpretación has escogido también el camino de la enseñanza como una de esas tantas vías a las que recurres para crear, más allá de letras y acordes, sembrar la pasión y la sensibilidad por la música en los jóvenes. Ya han pasado 15 años desde que comenzaste a ejercer como profesor de música en la Academia de Etnografía de la Asociación Canaria de Cuba, en la que han encontrado una formación inicial muchos jóvenes que luego han ingresado a las escuelas de música y otros, que no siguen profesionalmente en la música, pero han aprendido a apreciar la guitarra de concierto. ¿Cómo ha sido la experiencia de instruir a jóvenes de diversos contextos y edades en el arte de la guitarra clásica?
Dar clases ha sido la experiencia que más me ha marcado en mi carrera. He ido formándome como profesor sobre la marcha y le estoy eternamente agradecidos a la vida y a la Sociedad Canaria, al señor Carmelo González Acosta, al poeta Rafael Orta Amaro y a la investigadora Olivia América Cano Castro, fundadores de la Academia, por confiar en mí durante tantos años.
Tengo la suerte de haber recibido clases de guitarra de grandes maestros durante mi formación, pero el que más influyó en esta vocación es indiscutiblemente el maestro Esteban Campuzano, a él le debo más que mi licenciatura. Por supuesto, me esmero por superarme cada día, porque en el magisterio, cuando crees que todo está dicho aparece un nuevo reto y más cuando los estudiantes no vienen de formaciones académicas o de preselecciones, como es el caso de nuestra academia en la Sociedad Canaria.
Sueño con hacer un doctorado en pedagogía, o algo así, pero falta para eso aún. Estoy convencido de que la superación metodológica es un obligatorio camino para mejorar cada vez más el procedimiento que empleo en mis clases. Ser profesor me ha enseñado a comprometerme con cada alumno en su aprendizaje al precio que sea necesario, porque es lo que da sentido a la actividad docente, que es compleja y requiere mucha dedicación.
Poco después de comenzar a impartir talleres de música te convertiste en director de Rondalla Típica Cubana. ¿Qué peculiaridades tiene este formato musical y cuáles son sus influencias?
La rondalla (además se le conoce como estudiantina, tuna o parranda) es un formato instrumental que también puede ser vocal y hasta con cuerpo de baile, pero los orígenes más directos que nos llegan a los cubanos es la influencia hispana que usaban instrumentos de plectro, arco y rasgueo preferiblemente.
La Rondalla Típica Cubana es un proyecto que surge en el 2004 en la Sociedad Canaria de Cuba Leonor Pérez Cabrera y está integrada por estudiantes de la Academia de Etnografía, así como egresados de las escuelas de música del país. Esta tradición musical, aprendida principalmente por transmisión oral en la comunidad de descendientes de canarios de gran parte del país, se desarrolla gracias al intercambio cultural de rondallas como: Danza Isleña de Pozas en Cabaiguán, Canarios de Pinar del Río, Rumores del Teide en Villa Clara, Los magos de Chambas en Ciego de Ávila, Rondalla Timanfaya, Rondalla Islas Canarias, Coral Hespérides, Danza Tamarco y Tamarán en La Habana.
También ha sido de gran importancia para el desarrollo cultural y profesional los hermanamientos que se han dado por casi 100 años entre canarios y cubanos, y entre sociedades de beneficencia de diferentes regiones de España y la Federación de Sociedades Españolas en Cuba, donde podemos resaltar los múltiples talleres y clases que han brindado en nuestra Sociedad Canaria prestigiosas agrupaciones de este tipo y músicos reconocidos como: Los Gofiones, Los Sabandeños, Los Cesteros, Parranda de Teror, Bentahod, Los Majuelos, Mestisay, Tsaxiraxis, Benito Cabrera, Josele del Pino, Domingo Corujo de Tejera, Pancho Amat, Efraín amador, Ricardo Gallén, entre otros.
Las letras que empleamos pertenecen al cancionero histórico-popular al igual que los géneros musicales y la organología, donde utilizamos varias familias de instrumentos de cuerda pulsada como guitarra, requinto, timple, tres, cuatro, charango, familia de laúdes españoles y percusión menor cubana y canaria, como parte de este último grupo utilizamos también la huesera, la chácara, la pandereta, entre otros. Las técnicas instrumentales, vocales, corales y en ocasiones los empleos de danzas típicas de Cuba y Canarias conforman todo un espectáculo músico-danzario que muestran al espectador un recorrido cultural por el folclor y las parrandas más arraigadas a la tradición campesina de estos países.
Esta práctica tuvo gran auge en la Cuba de finales del siglo XIX y principio del XX, principalmente en el marco las sociedades españolas, también en las zonas rurales. Por suerte en estos momentos está recuperándose esta hermosa tradición musical en varios puntos del país gracias al impulso matriz que significó la agrupación Danza Isleña de Pozas en Cabaiguán, después del triunfo de la Revolución cubana.
Como parte de tu trabajo como director musical has tenido que adquirir la habilidad de dominar diversos instrumentos musicales, sobre todo de cuerdas. Entre todos estos podría ser la guitarra aquel que permeó tu sensibilidad por encima de los otros. ¿A qué se debe esto?
La guitarra es la madre. Toda nuestra tradición de cuerda pulsada bebió de este instrumento, además, la enseñanza académica se ha enfocado históricamente en ella y su desarrollo por lógica ha sido mayor, sin embargo, existen muchos instrumentos de cuerda que tienen otros caminos y modos de expresión, por lo que todos son un mágico universo por descubrir, eso lo experimento cada día que me tengo que enfrentar a alguno de estos. Podría mencionar sobre todo al timple, el laúd, la bandurria y al tres.
Integraste por tres años el Coro Polifónico de La Habana, como tenor segundo, bajo la dirección de Carmen Collado. ¿Qué habilidades aportaron esos años a la percepción musical desde la mirada del cantante y compositor?
El tema de los coros es una incógnita profunda para mí. Cuando siento un coro cantar no puedo evitar el impacto emocional. Me atrapa la atención y hago catarsis tarde o temprano. Te confieso que siempre terminaba cautivado en los ensayos diarios, que con Carmen eran bien densos porque esta admirable directora nos hacía creer que estábamos en Alemania y nos exigía como si fuéramos a cantar delante del mismísimo Bach.
A pesar de la tensión y los fuertes ensayos terminé enamorado para siempre del trabajo coral, por lo que de alguna forma trato de usar coros en la música que compongo, donde empleo generalmente cuatro voces y el registro coral a la hora de distribuir los instrumentos musicales y mover las líneas melódicas.
No puedo separar de mi gusto personal las estéticas aprendidas, sin embargo, existen muchas formas de que un coro suene bien, aunque sea con otra impostación e intención vocal.
Como cantante me cuesta mucho desprenderme de esa delicadeza y en ocasiones tengo que batirme con mi color de voz para no parecer un cantante de coro cuando debo cantar música tradicional.
En más de una ocasión se han presentado en el espacio televisivo Palmas y Cañas, así como en otros festivales y eventos relacionados con la música tradicional cubana, dado que la agrupación que diriges es una de las defensoras del punto cubano en nuestro país. No obstante, dadas las circunstancias del propio conjunto musical su repertorio suele navegar entre las aguas de sonoridades cubanas y canarias. ¿Cómo lo desarrollan?
No hay dudas que la música campesina cubana fue un producto de la música tradicional canaria también, pero en Cuba encontró su propio camino y logró un desarrollo envidiable que se separó de sus raíces hispanas y africanas tanto en el desarrollo de los instrumentistas como en los géneros musicales, el estilo de canto y las danzas.
En el caso de las rondallas de ascendencia canaria, estas se quedaron en nuestros campos y es por eso que tienen tantos puntos en común con la música campesina, como si fueran dos hijas de los mismos padres, que se criaron en contextos parecidos y en condiciones similares, pero logrando diferencias claras una de otra. Los instrumentos musicales de cuerda, el uso de la prosa y el verso rimado son los mismos para ambos universos estilísticos.
Es por eso que, si tocamos una folía, una malagueña o una isa, después podemos hacer una tonada, un son o una habanera, sin que esto traiga contradicciones discursivas en nuestras actuaciones.
Participaste en el Festival Internacional Tenderete con sentir canario, celebrado en 2018 en Venezuela. Coméntanos un poco sobre esto.
Vargas es una ciudad costera muy parecida a lo que pudiera ser una provincia cubana en el extranjero desde todos los puntos de vista, aunque con más recursos económicos. Me parecía una mezcla de Pinar del Río, La Habana, Sancti Spíritus y Villa Clara… impresionante. Imagínate que tuvimos la oportunidad de compartir con jóvenes, adultos y niños de todo el país que pertenecían a más de 20 agrupaciones folclóricas, que confluyeron en un evento de una semana que se parecía a los festivales de tradiciones que hacemos aquí en Cuba, pero con música venezolana y canaria.
En Venezuela hay muchas sociedades, y las sociedades canarias son clubes grandes y poderosos, muy superiores logísticamente que las cubanas pues la inmigración isleña a la tierra de Bolívar durante el siglo XX fue numerosa y estos grupos sociales lograron un poderío económico vinculado entre otras cosas al negocio del petróleo.
A pesar de la compleja situación política y económica que había en el país cuando fuimos de visita, pasamos unos días hermosos llenos de eventos culturales variados y la mayor hospitalidad que he experimentado en mi vida.
Has compartido escenarios con músicos y agrupaciones prestigiosas de Islas Canarias, España y Venezuela tales como los Gofiones, Mestisay, El Colorao, Los Cesteros, Tsaxiraxis, La Parranda de Valladolid, Benito Cabrera, Domingo Corujo de Tejera, así como músicos y agrupaciones inglesas e irlandesas en los festivales de música celta celebrados en La Habana. También has participado en proyectos discográficos de otros artistas, entre ellos el álbum “Un restaurador de sueños”, que rescató la discografía del cantautor cubano Antonio Machín, que obtuvo el premio Cubadisco 2009. ¿Cómo han sido estas experiencias?
Creo que por eso me identifico tanto con la música que hago y enseño a mis alumnos, porque he podido nutrirme de estos grandes del folclor internacional. Estos músicos de talla mundial funcionan como una hermandad y nos han visitado durante años con sus propios recursos impartiendo sus conocimientos y experiencias, así como materiales didácticos e instrumental técnico para nuestro desarrollo. Hemos tenido la oportunidad de compartir escenario con ellos fuera y dentro de Cuba y estos hermanamientos han sido la base ideológica por la que nuestras agrupaciones de ascendencia hispana en Cuba han mantenido la labor de rescate y preservación de este legado patrimonial de forma gratuita y altruista a pesar de los pesares…
Con respecto a la obra discográfica “Un restaurador de sueños”, producida e interpretada por el canario Víctor Rodríguez, me siento muy dichoso de haber tenido esta experiencia de vida que me permitió participar en un trabajo discográfico profesional de gran magnitud.
Este álbum que se grabó en los estudios Abdala durante más de dos meses ininterrumpidos y tuve la oportunidad de que sus productores me incluyeran en dos canciones donde toqué la bandurria, el laúd tenor y el timple canario. Este proyecto reunió un gran número de músicos y agrupaciones de diferentes formatos de toda Cuba, siendo una experiencia única en mi vida.
Como parte de tu proyecto de maestría en Musicología, desde hace unos años vienes desarrollando investigaciones dedicadas a explorar la presencia de las rondallas en diversas regiones del país, sobre todo en el entorno rural, y a través de la ayuda del Centro de Investigación de la Música en Cuba, recientemente se encuentran en proyecto de grabar el CD La huella isleña. ¿Cuáles son los propósitos que se han propuesto alcanzar con este disco?
Canarias y el mundo hispano en general conformaron el “etnos” cubano junto a África, China, los árabes y muchos inmigrantes de otras nacionalidades del mundo. Pero los isleños se destacaron no solo por su laboriosidad y entrega al trabajo, sino que la música siempre estuvo presente en la vida diaria y nunca faltó un canto o una danza que les acompañara en la nueva patria que les brindó su seno durante siglos. A tal punto que en la década del 60 en el siglo XX se hicieron grabaciones a cantadores isleños y sus descendientes en el poblado de Pozas, tradición de la que somos continuadores también aquí en La Habana.
Es por eso que nuestra agrupación se propuso grabar toda la música representativa de nuestras fiestas y celebraciones cubano-canarias que tiene más de 20 años, dentro y fuera de la Federación de sociedades españolas a modo de homenaje a estos padres fundadores y a su vez mostrar nuestra labor musical durante este período. Tenemos la dicha de contar con el apoyo de CIDMUC que hace grandes esfuerzos por conseguirnos las condiciones necesarias de logística y recursos de personal técnico para hacer posible este sueño.
Desde tu visión, qué importancia le confieres al rescate musical de la obra de autores ya desaparecidos y a las labores de musicología que se desarrollan en torno a estos, dado que muchas veces las piezas quedan atrapadas en los pentagramas de un cuaderno de música y, a menos que sepas leer la partitura e interpretar el instrumento, no puedes descifrar la magia creativa que guardan las notas escritas sobre el papel.
Tienes toda la razón. Si enseñamos un plano del Capitolio confeccionado por un ingeniero, no podemos pretender que las personas comprendan lo que significa o sientan la experiencia de apreciar la obra arquitectónica cuando nos paramos frente a ella. Por eso instituciones como el CIDMUC, Casa de las Américas y el Museo de la Música se han dado a la tarea desde sus comienzos de rescatar y preservar nuestro patrimonio histórico musical.
Ellos se han valido del trabajo de campo de destacados musicólogos y estudiantes egresados de nuestras escuelas de música, a partir de todas las herramientas técnicas posibles y el uso de la tecnología para registrar tanto en partitura como en grabaciones musicales y videos, ese extenso y excitante mundo sonoro que es la música cubana. También de esa forma el público en general puede apreciar la música lo más parecida posible a como se tocaba en épocas pasada y como la conciben las nuevas generaciones en la actualidad.
Entre nuestro contexto, podríamos decir que existe una línea invisible pero latente entre la música clásica y la música popular, ¿a qué crees que se deba esto?
Ambos tipos de música se desarrollan en contextos heterogéneos e históricamente han cumplido funciones sociales diferentes. La música popular salió del creador empírico, por lo que se comunica fácilmente con las masas sin instrucción musical académica, ya que este artista bebe directo de lo que esta mayoría consume. La música clásica la entiende, aprecia y crea el que la estudió o el que de alguna forma en su infancia y educación estuvo influenciada por esta estética musical, aunque también depende de la sensibilidad de cada cual.
A pesar de eso la política cultural de nuestro país ha tenido como objetivos durante muchas décadas que la población en general logre disfrutar y entender la música clásica porque, créeme, apreciar la música clásica sin duda alguna eleva la sensibilidad musical de cualquier ser humano a otro peldaño y, además, es una herramienta indiscutible para entender la historia de la humanidad, aunque esto parezca abstracto, como mismo sucede con las artes plásticas, el teatro y la literatura.
Recientemente, estuviste entre los 24 compositores seleccionados para participar en el concurso Adolfo Guzmán 2019, con la canción Deja que te ame así. Háblanos de este tema que tanta aceptación tuvo por parte del público y qué ha significado para ti esta experiencia.
Deja que te ame así es una canción a la fe y al amor a la vida. Quise hacerla con un género bailable, pero que la letra en sí hiciese el contraste. Tuve la suerte de contar con dos importantes creadores que me apoyaron en el acabado del tema. En primer lugar, el músico y amigo Jorge Mancebo: “Choco”, quien me ayudó en la producción, grabación y mezcla del tema en solo cinco días, pues es un maestro de la creación con ordenador y un excelente arreglista.
La otra colaboración estuvo a mano de una persona muy especial para mí, que quiero inmensamente, excelente mujer y escritora, quien le dio un importante acabado al discurso poético de la canción, sellando el producto final. Me siento muy feliz por la colaboración de ambos artistas en mi canción y estoy convencido de que el trabajo en equipo es tan necesario como productivo.
En cuanto al concurso Guzmán, fue una experiencia necesaria para mi carrera porque siempre he trabajado al margen del mundo del espectáculo y este concurso me introdujo en uno de gran magnitud. Pude constatar lo complejo que se hace una producción a estos niveles, el gasto económico y la logística que se necesitan sin dejar de mencionar los cientos de profesionales de diferentes áreas de las artes, el diseño y la ingeniería audiovisual en pos del espectáculo.
No alteró el rumbo de mis proyectos personales, pero sí me ubicó en donde estoy, lo complejo que funciona y que hay que ser muy serio en todo para no derrochar los recursos y trabajar con los pies en la tierra, aunque de vez en cuando haya que buscar en las nubes.
Le agradezco inmensamente a Pedrito Camacho con ese espectacular arreglo y a los muchachos de la Banda Gigante bajo la dirección de Gaitán, hombre de mucha paciencia y entrega. No quiero dejar de mencionar la gran experiencia que fue para todos los competidores el haber participado del evento ya que hoy nos une una bonita amistad.
¿Actualmente cuáles crees que son los principales retos que enfrentan los músicos?
Creo que los retos de un músico tienen mucho que ver con sus concepciones de la vida, su vocación-talento y sus condiciones socioeconómicas. Si un músico quiere defender un repertorio, una estética o un discurso artístico depende mucho de su voluntad y su entrega a lo que hace y desea lograr.
Pareciese que donde las condiciones económicas lo permiten hay más desarrollo para el que desea dedicarse a la música, sin embargo, la vida nos sigue demostrando que los intereses personales, los valores morales y la intensión que se le dedique a la actividad musical limitan o hacen avanzar al artista hacia el más preciado sueño.
¿Qué rasgos crees que definen a Marcos?
Creo que el rasgo que ahora mismo me define es la pasión y dedicación por las actividades profesionales que hago. También considero que con los años me he vuelto más trabajador y estudioso, aunque el tiempo casi nunca me alcanza, por lo que he tenido que ir dejando de hacer muchas actividades que me gustan y he ido concentrando mis esfuerzos en las más importantes para ir concluyendo proyectos, porque como dice el refrán, “el perro tiene cuatro patas, pero coge para un solo lado”.
¿Cuáles son las expectativas que tienes para el futuro?
Aconsejan los grandes maestros espirituales, para decirlo de alguna forma, que en silencio deben gestarse las cosas, no obstante, me encuentro inmerso en un proyecto que tiene que ver directamente con la música popular patrimonial que incluye un estudio profundo de determinados géneros tradicionales cubanos y al fenómeno cultural que se desarrolló en torno a estos, para así intentar traerlos al contexto actual y seguirlos desarrollando en diferentes formatos musicales y, por su supuesto, en mi creación futura.
Un libro sobre las fiestas de Sapos y Chivos
Una de las experiencias más interesantes que se puede tener con respecto a la cultura popular tradicional en Cuba son las parrandas del centro del país. Surgidas como una celebración con fines religiosos en la otrora Villa de San Juan de los Remedios, se fue expandiendo por todo esa geografía hasta llegar a nuestros días como una de las obras del Patrimonio Inmaterial de la Humanidad, declarada por la UNESCO en 2018. Muchas han sido en los últimos años las iniciativas que se han realizado por la visualización nacional de esta importante tradición cubana, donde destaca el programa Parrandeando del canal Educativo 2.
Una de las parrandas de mayor arraigo y más longevas son las celebradas en el territorio villaclareño de Camajuaní. Las parrandas camajuanenses son testigos de una imborrable huella de tradición e historia, dejada a través del tiempo en sus calles y en su pueblo. Según se conoce, estas son un desprendimiento muy fructífero de las parrandas remedianas que llegó movida por asentados en esta tierra de valles fértiles unidos a otros naturales que veían en ellas la posibilidad de sacar negocios a un fenómeno de masas
Así, después de tres o cuatro años de pruebas y organización, el 6 de enero de 1894 realizan las primeras parrandas en el municipio. Dos barrios, uno en la loma (Chivos) y otro en los bajos cerca de la cañada (Sapos) pasean sus carrozas en una «lucha» fraternal que se enraizaría hasta los días de hoy.
Y sobre esta importante tradición el escritor Alejandro Batista Lópe, ha realizado un libro de testimonio titulado Camajuaní Parrandero; en sus 256 páginas se pueden comprender la naturaleza y arraigo popular de esta tradición. En los trabajos de plaza, el origen de los cabezones, la artesanía popular y los diseños de carrozas y vestuarios se puede entender el sentido de dichas celebraciones.
Reconocer que este texto es una excelente fuente de consulta porque recoge el conocimiento y las experiencias de sus portadores principales, hombres y mujeres de Camajuaní que a lo largo de muchos años han sabido mantener dicha tradición, pero con características propias y diferentes a las de Remedios.
Su autor, Alejandro Batista, proveniente del barrio de los Chivos, siendo un importante promotor y defensor de las parrandas y las tradiciones de Villa Clara. Esto debido a que es hijo de René Batista Moreno, uno de los discípulos y amigos de Samuel Feijoó y quien le pusiera el epíteto del “Doctor Manigua”.
Su madre, María López Martínez, artesana y pintora popular que con su labor ha engalanado muchas parrandas, fue merecedora del Premio Memoria Viva que entrega el Centro Nacional de Casas de Cultura, y el de Investigación Cultural “Juan Marinello».
Por lo que no podemos decir que el libro Camajuaní Parrandero es obra de casualidad ni del interés aislado de un hombre. Sino que es fruto de la pasión investigativa de un portador de la cultura popular que quiso recopilar estos testimonios para las futuras generaciones de parranderos e interesados.
Otro valor que tiene este libro es la riqueza que aportan sus imágenes como el más valioso testimonio gráfico del quehacer diario de los que hacen y viven las parrandas. Y digo quehacer diario porque aunque se celebran un solo día, los que están encargados de su realización la piensan y la ejecutan todo el año. También hay que señalar que Alejandro Batista no dejó ningún detalle suelto; todos los elementos que se conciben para estas fiestas están bien reflejados por sus hacedores.
En ello destacó los capítulos La guerra publicitaria, más de un siglo de ingenio popular; Antonio Cabrera Reyes, constructor de cabezones; El arte de la pirotecnia y Las comparsas y sus grupos callejeros. Además de homenajear a las figuras más destacadas, es en las páginas dedicadas a Antonio Cabrera Reyes y Roberto Prieto González donde se puede sentir con mayor hondura este reconocimiento.
Cada 19 de marzo, día de San José y patrón del barrio de los Sapos, se puede disfrutar de las parrandas de Camajuaní. Siempre teniendo en cuenta la rivalidad que vivirán losCchivos amparado por Santa Teresa y que recorre los barrios de este pueblo de Villa Clara con sus emociones y alegrías.
Libros como estos son dignos de respeto y la más profunda admiración, porque permiten que las esencias de la nación cubana sigan vivas a través de la investigación y la literatura.
Conversando con el gran houngan del vudú en Cuba
Una de las experiencias más importantes de vida es poder compartir con los portadores de la cultura popular en su propio medio. Hoy tuve el parecer de hablar con el gran houngan Pablo Milanés, quien es un reservorio espiritual de las tradiciones haitianas en Cuba. Una de las religiones de matriz africana radicada en el Oriente de Cuba es el vudú, que aunque viene de Haití, con el paso de los años tiene su variante cubana, bien descrita en el libro el Vudú en Cuba.
Camagüey, una ciudad que nos habita dentro
Desde hoy la Villa del Puerto del Príncipe celebra el aniversario 506 de su fundación —el 2 de febrero de 1514—, motivo que desde mucho antes generó expectativas, proyectos y acciones para este 2020 que han hecho valedero el propósito de afianzarse como una capital productiva, funcional, culta y bella.
Los cubanos la conocen como la “Ciudad de los tinajones”, por aquellas grandes vasijas de barro creadas entre palmillas, flores y begonias de los típicos patios de las casas de antaño. Este símbolo absoluto de la metrópoli guarda en su frescura humedad de siglos, leyendas de amores prohibidos y conspiraciones; hasta la singular frase amistosa que abraza a todo aquel que la visite: “Quien tome agua de tinajón, se queda en Camagüey”.
Caminar Camagüey es una experiencia inolvidable para turistas y lugareños, gracias a todo cuanto atesora en cada entramado asimétrico, enmarañado y laberíntico de sus estrechas y suntuosas calles. Una ciudad de alma católica, de iglesias, de templos barrocos y altares dorados, donde se entremezclan las diversas corrientes y movimientos de la arquitectura neoclásica e islámica, en combinación con la tradición constructiva cubana.
Una villa andariega que se mantuvo en pie a pesar de los ataques de corsarios y piratas, y que es hoy la cuna de numerosos patriotas que sobresalieron en las guerras independentistas como El Mayor General Ignacio Agramonte y Salvador Cisneros Betancourt.
Su amplio y distinguido muestrario cultural, parte desde la primera obra literaria cubana Espejo de paciencia, escrita en los inicios del siglo XVII por el camagüeyano Silvestre de Balboa y por la vida de la primera novelista romántica hispanoamericana, Gertrudis Gómez de Avellanada, mujer de todos los tiempos y ejemplo de perseverancia, quien con su obra Sab, denunció la segregación racial, la esclavitud y expresó sus deseos de alcanzar los mismos derechos que los hombres.
Aquí también nacieron el eminente científico Carlos Juan Finlay Barres, descubridor del agente transmisor de la fiebre amarilla, y el filósofo Enrique José Varona, impulsor de la psicología cubana.
Sin dudas, muchos son los ritmos, voces, historias y hombres que distinguen a esta “suave comarca de Pastores”, como la llamaría su hijo ilustre el Poeta Nacional Nicolás Guillén. Una ciudad de adoquines que ha resistido el tiempo a lo largo de sus más de cinco siglos de existencia, patrimonio inmaterial que se apodera hoy del presente y de la modernidad, engalanándose para que sus hijos revivan sus tradiciones con la dignidad de sus años y con el orgullo de ser Monumento Nacional de la República de Cuba y Patrimonio Cultural de la Humanidad, declarado por la UNESCO el 10 de julio de 2008.
El hecho de pertenecer desde hace una década a este selecto grupo de las ciudades patrimoniales es un incentivo legítimo para exhibir hoy un entorno citadino rejuvenecido, fruto del esfuerzo y del trabajo cotidiano de sus habitantes, quienes preservan sus atributos históricos, culturales y arquitectónicos como una obra perdurable de la idiosincrasia forjada por sus predecesores.
Este 2 de febrero a las 12:00 AM.. sonarán los tambores y miles de camagüeyanos celebrarán los 506 años de la intensa vida, arraigo e identidad del Camagüey legendario, una ciudad construida en los cimientos de la sangre, la historia y la pasión de su gente.
Las festividades se extenderán hasta el venidero día 7 y estarán dedicadas a los 170 años de la fundación del Teatro Principal, a los 60 del Grupo afrocubano Bonito Patuá, a los 50 años de creación del artista plástico Joel Jover, al aniversario 40 de la Galería de Arte Universal Alejo Carpentier y al equipo de béisbol Los Toros de la Llanura por los resultados obtenidos en la pasada 59 Serie Nacional de Béisbol.
Además, se homenajeará la vida y obra de personalidades relevantes en el quehacer científico, técnico y cultural de la provincia mediante el desarrollo de actividades y eventos colaterales para estimular la labor de creadores e investigadores del territorio.
La filial de la Asociación Hermanos Saíz también se sumará a los festejos con la inauguración el próximo 5 de febrero con la exposición colectiva Salón Joven de la Ciudad en la Galería “Gestos” del Café Literario “La Comarca”, donde se mostrará las obras de los artistas premiados de la séptima edición del Salón de Artes Visuales para Jóvenes Creadores “Gestos”.
De esta forma, los jóvenes camagüeyanos celebrarán el aniversario de una urbe que desde el barro cocido a fuego de tradiciones, sus plazas majestuosas, su espíritu eclesiástico, sus callejones no aptos para despistados, hasta el propio lenguaje de su gente, hacen del Camagüey “no sólo la ciudad que se habita, sino esa que nos habita dentro”.